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[TRAVESÍAS] En el techo del mundo…Retorno al Himalaya

Mi opinión

Conocí a Renzo Uccelli, fue mi amigo. Tuve la suerte de frecuentarlo en las redacciones de Rumbos y Viajeros, mi recuerdo de él será el mejor: el de un muchacho bueno, alegre y bueno, que partió sin prisa, dejándonos a todos una pena inmensa empozada para siempre en el alma. Conozco a Pichón Málaga también desde hace mucho, Pichón estuvo con él y con Jorge Luis y Fernando de los Heros en ese techo del mundo que este 2016 ha vuelto a recorrer Peru 8mil, el colectivo montañero que sigue fiel a su ideario fundacional.

Esta es la historia del retorno de Ernesto Pichóm Málaga a los linderos donde gobierna el Everest y moran, silentes y
poderosas, las montañas más altas del planeta.

Perú 8mil organizó en abril pasado la “Experiencia Everest”, un trip, una aventura diseñada para encontrarse uno mismo al transitar los senderos que Mallory, Hilary, Tenzing Norgay y tantos otros inmortales han recorrido desde que nuestra especie se empecinara en coronar las cumbres de las maravillas del Himalaya.

Pichón volverá en setiembre del 2017 con un nuevo grupo a estas tierras de ensueño. Le he dicho esta mañana que voy a acompañarlo.


“Un centenar de épocas divinas no bastarían para describir todas las maravillas del Himalaya”, reza un proverbio sánscrito. Esta región inhóspita y bella, alberga las catorce montañas con más de 8 mil metros que existen sobre el planeta; no en vano, pues, la traducción literal de Himalaya es “Tierra de las Nieves”.

Este prólogo, aparecido en el libro que hace exactamente trece años escribiera con Renzo Uccelli llamado “En el Techo del Mundo”, resumía así, en breve, ese atractivo que nos impulsaría a un grupo de amigos montañistas a buscar su majestuosidad.

Nació así el proyecto empresarial Perú 8mil, organizando las primeras expediciones al Himalaya los años 2000 y 2006, expediciones que dieron su fruto en octubre 2006, fecha en que pudimos disfrutar de esa majestuosidad del Himalaya al alcanzar la cumbre en una montaña de 8027 msnm llamada Shishapangma, en el Tíbet.

Fueron estas expediciones también las que nos abrieron una puerta que al quedar abierta nos invitaba constantemente a rememorar todos esas vivencias y experiencias ganadas en cada una de nuestras incursiones a ese mundo tan místico y lleno de aventuras.

La puerta estaba ahí, de par en par… esperando.

En los Himalaya
En los Himalaya

Vivir Perú 8mil

Perú 8mil organiza, desde la experiencia vivida en la montaña, eventos que emulan en el participante la sensación de llegar a una de las cumbres más altas del mundo, al “competir” contra sí mismos en el esfuerzo que te hace extender los brazos cuando cruzas la línea de meta con la seguridad de estar a nivel del piso, en terreno “seguro”.

Nacieron así en el 2003 las carreras de aventura “Desafío Perú 8mil”, tornándose luego en la ultra maratón de 100K en el desierto de Paracas “Desert Challenge”; las carreras cortas a campo traviesa “Merrell Challenge”, y “Perú 8mil Cusco Challenge”. También los eventos de capacitación a empresas buscando siempre la relación de escalar su propia cumbre, su propio Himalaya.

Es por ello que en Perú 8mil rondó siempre la idea de volver a esos orígenes, a los tiempos de Renzo, Jorge Luis y Fernando[1], ya no solo a la montaña, sino al Himalaya. Era nuestro momento… es nuestro momento.

6-Khumbila-entrada-Pque-Sagarmatha

Un nuevo reto

Surge así la idea del proyecto “Experiencia Everest que invita al participante a vivir la majestuosidad del Himalaya, del techo del Mundo sin la experiencia de ser montañista para recorrer los casi 110 kilómetros del valle del Khumbu, en Nepal, valle que lleva directo a las faldas de la montaña más alta del mundo, el monte Everest, en el corazón mismo del Himalaya, a través de varios pueblos de origen tibetano, apreciando cómo cambia la geografía desde un verde boscoso, llegando al entorno de morrena glaciar con el aire frío y enrarecido de los más de 5300 m de su campamento base.

Esta travesía, una de las más famosas del mundo, recorre la misma ruta que usaron las primeras expediciones en intentar llegar a su cumbre. Revivimos historias épicas escritas por Mallory e Irvine en 1924, desaparecidos en su tercer intento, y de Tenzing Norgay y Sir Edmund Hillary en 1953, quienes fueron los primeros en llegar a la cumbre de los 8848 metros. Es así como seguimos los mismos pasos de grandes escaladores en llegar hasta el Campamento Base del Everest.

Revivimos también, y con orgullo, el mismo recorrido que hicieron nuestros compatriotas Augusto Ortega y Máximo Henostroza, quienes alcanzaron su cumbre en 1992 y 2001 respectivamente; así como el camino de la primera mujer peruana Silvia Vásquez-Lavado este mismo año 2016, y claro, la ruta hecha en intentos importantes como el de Víctor Rímac, y nuestro Richard Hidalgo en su esfuerzo por llegar a su cumbre sin oxígeno.[2]

El valle del Khumbu, zona donde crece el macizo del Everest, conocido localmente como el Parque Nacional de Sagarmatha (“sobre la cima del mundo”, una provincia nepalesa), alberga algunas de las cimas más altas del planeta y esta travesía nos da la oportunidad de disfrutar de la belleza de montañas como el Ama Dablam (6856), Nuptse (7861), Pumori (7161), Makalu (8463), Lhotse (8516), entre otras. El valle también es cuna de los conocidos sherpas, inmigrantes del este del Tíbet que cruzaron la cordillera del Himalaya y se establecieron aquí en algún momento entre finales de 1400 y principios de 1500. Esta es la casta que por naturaleza se dedica al transporte en la espalda, no solo de mercadería a lejanos pueblos de montaña, sino que desde principios del siglo pasado se dedica al porteo de material de todas las expediciones que intentan llegar a una de las cumbres en el Himalaya. Esta travesía nos da la oportunidad de tener esa convivencia con el pueblo sherpa, para reconocer su sencillez y hospitalidad en cada pueblo o caserío al que llegamos.

En Nepal para empezar el recorrido

El vuelo desde Katmandú, capital de Nepal, es el verdadero inicio de la aventura con una duración de unos 45 minutos a Lukla, el primer punto del trek, enclavado en una montaña a 2840 m donde nace el valle del Khumbu. El aterrizaje en los Twin Otter de la “Tara Air” de 14 pasajeros en el que viajamos, es uno de los espectáculos alucinantes que nos da como bienvenida esta experiencia. Construida con el apoyo de Tenzing y Hillary, su pista tiene una longitud de poco más de 530 m acabando en un muro vertical donde se ubica una suerte de vereda con tan solo unas rejas como defensa, e inmediatamente después, uno de los innumerables albergues.

Aeropuerto de Lukla.
Aeropuerto de Lukla.

El recorrido de ese primer día de 7.7 Km va desde Lukla a Phakding (2610), nuestro primer punto de descanso y donde comenzaremos a codearnos con el sistema de funcionamiento de los albergues, comidas, su gente, sus costumbres, sus religiones. Un recorrido de poco más de 2 horas que también sirve como calentamiento para la aclimatación que debemos tener, nos regala una mística activa, que solo en estas regiones se puede vivir. Es acá donde el verde de los bosques de pinos se hace presente, acompañados siempre por el cantar del río formado por el deshielo del glaciar que visitaremos días después: el Dudh Koshi.

Río Dudh Koshi, camino a Phakding
Río Dudh Koshi, camino a Phakding

Banderas de oración

Desde este primer día el contacto constate, no solo con los lugareños, sino también con sus costumbres y religión, se hacen presentes. Budismo, hinduismo, lamaísmo, su simbología, el “Om mani padme hum”, mantra presente en las ruedas (mani wheels), paredes (mani walls), piedras (mani stones) y banderas de oración tradicionales con los cinco colores (en este orden: azul, blanco, rojo, verde y amarillo) que representan los cinco elementos ancestrales: el azul simboliza el cielo y el espacio; el blanco simboliza el aire y el viento; el rojo simboliza el fuego; el verde simboliza el agua y el amarillo simboliza la tierra. En ruta, cada vez que vemos cualquiera de estos símbolos, debemos pasar siempre por el lado izquierdo, de forma tal que si es una rueda de oración, podamos girarla en el sentido de las agujas del reloj con la mano derecha. Esto es ley, sino podríamos “tener un mal día” y obedientes a los mandatos de la tradición y respeto nos obligamos a ello.

Los varios puentes colgantes adornados por un sinfín de banderas de oración que danzan al viento, el mismo canto del río, las pendientes empinadas y zigzags, así como muchas bajadas nos siguen acompañando en el segundo día hasta llegar a Namche Bazar, el mayor pueblo en ruta. Estamos ahora en los 3440 m. Nos reciben en el “Khumbu Resort” con la misma simpatía que contagian los tibetanos-sherpas, siempre al calor del comedor, corazón de todo albergue. Todo gira alrededor del servicio que te dé la cocina; el costo de las camas va casi imperceptiblemente incluido en ese servicio. La comida no es nada especial (nada nuevo para paladares acostumbrados a tantísima variedad en nuestro país). Mucha inclusión de vegetales, carne de yak, pastas, arroz, etc. El plato nacional nepalés, el Dal Bhat (Bhat = arroz cocido) usualmente se sirve en los platos metálicos de rancho con diversas divisiones, y en cada una de ellas y por separado encontramos vegetales cocidos, salsa picante, un guiso de carne, una especie de caldo con el que se mezcla el mucho arroz servido, que cada vez que se acaba instantáneamente es repuesto con más arroz. Todo siempre con un aroma a curry que ronda incluso el ambiente del comedor.

Namche Bazar
Namche Bazar

El Everest

Un día de ascenso pronunciado de 830 m de desnivel, con una trocha empinada zigzagueante al final, nos da como recompensa un día entero de descanso y aclimatación en Namche. Resalta en una de sus tantas curvas en un momento de descanso rumbo a Namche, el punto exacto del primer avistamiento del triángulo negro que es característico de la parte más alta de la cumbre del Everest. Verlo coronado por unas cuantas nubes fue un momento que quedará grabado en la memoria de todos, sin duda.

Estamos ya en nuestro tercer día desde que iniciamos la travesía. La visita al mirador del Everest, donde se ubica un museo de sitio en homenaje al Sherpa Tenzing Norgay, quien corona este mirador con una gran estatua erigida en su nombre, es prácticamente obligatoria. Asimismo, visitamos, como si estuviéramos en una máquina del tiempo, el lugar exacto donde acampó la expedición británica allá en 1953 en su camino a la primera conquista del Everest. Hoy es casi lugar de culto con, no solo un museo que nos muestra el estilo de vida de los sherpas (Sherpa Culture Museum), sino con una gran colección de fotografías de la época. El lugar se asienta en el terreno del mismo propietario de un albergue que antaño alojara a Sir Edmund Hilary y toda su expedición (Hotel Sherwi Khangba).

Camino a Nanche. Primera vista del Everest.
Camino a Nanche. Primera vista del Everest.

Seguimos en la ruta

El cuarto día continuamos en ruta, acompañados constantemente por las estupas, una estructura semiesférica blanca de origen budista, de la que salen miles de banderas de oración de colores. Estas se ubican dispersas incluso en los lugares más altos de no fácil acceso. En este punto ya podemos decir que estamos en el corazón mismo del Himalaya.

Así vamos ascendiendo con progresión suficientemente pausada para una buena aclimatación (así está estructurada la travesía), quedándonos incluso 2 días en el mismo punto, como lo hiciéramos en Namche y en Dingboche (a 4343 m). Distancias en promedio entre 8 a 10 km diarios, entre 4 a 6 horas de camino ascendiendo trochas, cruzando coloridos puentes, disfrutando de las cumbres nevadas que van apareciendo a medida que ganamos altura, siempre pensando en el momento de alcanzar el campamento base.

Tengboche

Tengboche (3870 m) nos regalaba a la vista y al corazón su monasterio budista, el más grande e importante del Khumbu, donde tuvimos la suerte de participar de una ceremonia de monjes tibetanos. Es tradicional la participación de las muchas expediciones que intentan llegar a la cumbre más alta del mundo de esta ceremonia, en la que los monjes de manera simbólica “bendicen” a los escaladores con cánticos y rezos, y la entrega de una suerte de bufanda de seda tejida con los tradicionales mantras que es colocada alrededor del cuello como símbolo de augurio y bienestar.

Tengboche. Monasterio Ama Dablam.
Tengboche. Monasterio Ama Dablam.

Son excepcionales las vistas desde este punto del Ama Dablam, Nuptse, Lhotse, e incluso del mismo Everest.

Los días siguientes el ir y venir de expediciones y caminantes, con sus macutos cargados al lomo de manadas de yaks con su tradicional repique de cencerro, el saludo típico en todo Nepal y la India “Namaste” que escuchábamos infinidad de veces al día con el que nosotros mismos saludábamos o despedíamos al personaje de turno, se hacía ya cotidiano. Seguimos en constante ascenso pernoctando en albergues cada vez a mayor altitud, casi igualando la altura del mismo glaciar. Así pasamos por Dingboche (4343), Periche (4371, punto de pernocte que tocaríamos solo a la bajada), Lobuche (4930), hasta llegar a Gorakshep, el punto de descanso más alto a alcanzar antes de llegar al campamento base. Emplazado a 5164 m, tiene como particularidad ubicarse al pie de un lago congelado y cubierto de arena, exactamente al pie de Kala Patthar (5545 m) una pequeña cima marginal del Pumori, que, a modo de mirador, sería el punto más alto al que llegamos al día siguiente en 2 horas de ascenso madrugador.

Ese mediodía del noveno día de travesía, partimos desde Gorakshep con lo necesario en la ruta casi directa que nos llevaría a una arista en dirección al campo base. La emoción se hacía palpable al estar prontos a alcanzar ese punto mágico del que habíamos escuchado o leído desde hace mucho. Y esa emoción se confunde ahora con la dificultad de respirar a 5300 m, del aire ligero que nos acelera el corazón haciendo que sintamos nuestros latidos en la cabeza, y haciendo a su vez que de cuando en vez tengamos que respirar por la boca. Ese frío que te va anunciando que estás llegando cada vez más cerca del punto de donde partieron esas expediciones míticas de antaño, que incluso sugirieron muchos documentales, y películas.

Gorakshep. El 5164 y el CB al fondo
Gorakshep. El 5164 y el CB al fondo

Los Himalaya y tú

Muchas sensaciones se disparan en este punto, con esa sonrisa que solo tú sabes por qué se dibuja en tu rostro sin motivo aparente, en una experiencia realmente acondicionada para cualquiera que quiera vivir la aventura de su vida, sin la complejidad de experiencias técnicas. Esos miles de pensamientos que has tenido en esa conversación privada entre tú y ti mismo, es la que te acerca mucho más a quien tú eres en esencia, y por ello, muy probablemente estés encontrando algo que ni siquiera sabías que habías ido a buscar. Eres tú, y estás ahí por tus ganas y tu esfuerzo. Así de simple.

Carpas de diversos colores, banderas de oración flameando por doquier, sherpas y escaladores caminando lentamente por el lugar, tal vez acondicionando el lugar donde se asentarán las carpas, comedores, cocinas, baños, etc., el cencerro sonando por doquier de peludos yaks con sus pesadas cargas; todo ello nos indicaba que habíamos alcanzado el legendario campamento base del Everest. Luego de 9 días de nuestra partida de Lukla, luego de 65 km y los 2750 m de ascenso, luego de conocer a muchos sherpas, como nuestro gran amigo y guía Gambu Pasang Sherpa, su vida, costumbres, tradiciones…

Levantando la vista sabíamos que Perú 8mil había alcanzado un sueño más, una “cumbre” más sin haber escalado. El sueño de revivir y gozar nuevamente del corazón de Himalaya, de recuerdos añejos dibujados con sonrisas plenas de Fernando, Renzo y Jorge Luis (que sabía que estaban allí a mi lado levantando la mirada como yo), sueño buscado y hecho realidad: el estar al pie de la montaña más alta del mundo: el Everest.

En el campo base del Everest. Retorno a los orígenes
En el campo base del Everest. Retorno a los orígenes

[1] Miembros originales de Perú 8mil, desde 1998 ángeles que nos cuidan desde el cielo.

[2] Ver artículo de Historia de Himalayismo peruano de Alberto Hung en

http://www.montanasperuanas.com/N61_HistoriasHimalayismoPeruano2.HTML

La experiencia de una vida de aventura, estrategias exitosas y formación de equipos de alto rendimiento, lleva a Perú 8mil al campo empresarial. Utilizando metodología de Educación Experiencial -Outdoor Training-, se lleva a los participantes a un entrono distinto para enfrentar sus creencias y actitudes, y pasar por un proceso reflexivo profundo a cargo de coaches y facilitadores especialistas.

 Perú 8mil ha desarrollado la más moderna e innovadora propuesta en Outdoor Training para empresas y Team Building, basada en el Aprendizaje Experiencial. Cada uno los eventos que organiza es diseñado a partir de la realidad del equipo y la organización, asegurando un aprendizaje auténtico con retos diferentes, integradores y profundos. Perú 8mil cuenta con más de 20 años de experiencia en aventura, lo que les permite ofrecer la seguridad y el respaldo que su institución requiere. Perú 8mi, especialistas en definir estrategias ganadoras y conformar equipos de alto rendimiento.

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