Solo Para Viajeros

CÁRCELES DE LIMA

Ilusiona enterarse que se está llevando a cabo una revolución productiva en las cárceles de Lurigancho y Castro Castro. Mientras la prensa anda preocupada en machacar lo malo y vendernos un mundo que se viene a pique, en estos penales de Lima miles de internos trabajan en talleres de cocina, pastelería, computación, diseño, idiomas que los capacitan para la vida brindándoles las certificaciones que se necesitan para ser eficientes.

Lo mismo ocurre en los talleres de cerámica a alta temperatura. Todos los días, religiosamente presos de toda condición asisten a las capacitaciones que la Fundación Mokichi Okada les da. Los resultados de lo aprendido en estos cursos se pudieron observar en la muestra de arte que la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad organizó en el ICPNA de Miraflores en diciembre pasado.

En Lurigancho y Castro Castro, por si no se han enterado, también existen talleres de confección de ropa y una fábrica artesanal que produce jugos embotellados.

Y por si no fuera suficiente, en el taller de metalmecánica los presos producen hielo que cada sábado, día de visita, es consumido por más de dieciséis mil personas. En ese mismo taller se están fabricando dos máquinas que harán posible que del reciclado de botellas de plástico se puedan confeccionar desde utensilios hasta ropa.

Increíble, en estas dos cárceles limeñas se dictan hasta talleres de cine…

Enaltecedor el trabajo que realizan los que vienen impulsando esta revolución en los confines de la sociedad. Una revolución productiva que se debería conocer…y apoyar.

La recuperación de la dignidad humana es la única vía para el perdón y la vuelta a los días buenos…

Buen viaje…