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EL TERCER CARRIL: EL CARRIL DE LA CIVILIDAD

Martín Tanaka le da vueltas en su columna de La República a este asunto de la “derechización” del electorado peruano que ciertamente llama la atención en un contexto regional donde precisamente son los llamados movimientos de izquierda los que marcan la pauta de gran parte de las decisiones de gobierno. Baste ver si no lo que viene ocurriendo en Chile, en Brasil o en los alborotados, para la prensa peruana, Ecuador, Bolivia, Venezuela y Argentina.

Traigo a colación las reflexiones del investigador del IEP precisamente porque la semana pasada me aventuré a denominar “restauración castañedista” al statu quo que se ha instalado en Lima a propósito de la recatafila de medidas que la nueva autoridad edil ha empezado a ejecutar con el deliberado afán de tirar por la borda las medidas que se tomaron durante la administración Villarán.

Como se los había comentado, para un grueso sector de la población electoral limeña el progresismo de Susana Villarán y sus jóvenes y no tan jóvenes promesas (Rey, Glave, Bustamante, Zegarra, Guerra García, Paredes…) forma parte de una posición política que se articula con facilidad a una serie de ideas fuerza que recusan y recusan feo. Una de ellas, la más antagónica al pensamiento de lo que Tanaka llama la “derecha” peruana, la complacencia que ha demostrado el movimiento progre con la carcelería del expresidente Fujimori. Otra: el deliberado gusto de la caviarada por la grita antiminera, antiextractivista, anti todo lo que tenga que ver con el aplaudido éxito económico de la pujante República Empresarial peruana.

Hijos de un país que no quiere ver atrás y que se niega a reconocer lo que con tanta claridad ha denunciado la Comisión de la Verdad, la derecha peruana, territorialmente afincada en Lima y en las demás localidades donde el pleno empleo se mide en malls, Rocky’s, Elektras y Curacaos, no comulga con el discurso que se opone al modelo de desarrollo vigente. Confundidos por las predicciones de la prensa cautiva del neoliberalismo demodé que solo sabe de vaticinios horrendos si es que se pone en tela de juicio las reglas del mercado, el “orden natural” empiezan a ver en cada una de las decisiones que se tomaron en nuestro país desde Paniagua hacia adelante, los ingredientes cavernosos del caldo de cultivo para la vuelta al caos. Ese que el presidente Fujimori logró derrotar durante su “añorado” gobierno.

Entonces abajo el progresismo, los murales, la cultura, el busto a Pedro Huillca y también los acuerdos de diciembre pasado con los surfers de la Costa Verde.

Por eso es que me atreví a decir que los arrestos de Castañeda son solo el globo de ensayo de lo que podría suceder de ganar en el 2016 la opción de la candidatura que aglutina a los Chávez, Solaris, Raffos y compañía. Máxime, como dice Tanaka, en un año donde la mala conciencia que tuvo el apoyar a Fujimori en el 2006 y 2011 va a ser cosa del pasado.

Nos ha faltado en todo estos años de boom económico y mejorías evidentes, como dice Salvador de Solar, el relato que necesitábamos para construir –muy aparte del progreso económico- el tan necesario progreso cívico. En eso fallamos todos los mencionados en este artículo. Este cronista incluido.

Buen viaje…