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La pretensión del congresista Tubino

El congresista Tubino sigue en sus trece, más obstinado que nunca en la defensa de sus arrebatos carreteros, seguro, completamente seguro de la validez de sus argumentos pasados de moda, anacrónicos. Sigue en sus trece, implacable, seriote, cejijunto en resguardo de los conceptos que justifican una visión del desarrollo amazónico que solo se fundamenta en el cuidado de las fronteras y el aprovechamiento intensivo de los recursos “infinitos” del bosque a través, obviamente, de las  vías de asfalto que favorecen la salida de sus inagotables recursos hacia los centros productivos, porque de esa manera, y solo de esa manera, se podrá convertir a los indígenas del Purús en felices asalariados.

En su lógica decimonónica, un deseo alejado de las mentes estrechas y egoistas de los conservacionistas.

(Una vez me dijo: «Cuando regresé a Puerto Esperanza para la campaña congresal me encontré con una población indignada que me recibió con carteles que decían “Tú eres nuestro compatriota… ¡valemos más que los animales  y las plantas!” ,“Bienvenido a la cárcel de Purús”. Es así como se siente la población. Al construir la carretera Interoceánica le hemos puesto un caramelo  y le hemos dicho a la gente del Purús que esta golosina no es para ellos. Ellos nos cuentan. Les hemos dicho, la Constitución Política del Perú garantiza el libre tránsito, pero esto NO es válido para ti…tú sigue encapsulado, si quieres algo sal para el Brasil».

Para este padre de la patria, solo si logramos conectar el Purús con la Interoceánica –la carretera acusada de haber generado el infierno de La Pampa-  vamos a derrotar la pobreza extrema y las parasitosis que afectan a habitantes de la provincia  más alejada del seno de la patria. Viva el desarrollo, abajo el comunismo criollo que quiere desmembrar el territorio ucayalino, pareciera gritar a los cuatro vientos.

Para Tubino la conservación de la naturaleza, la autodeterminación de los pueblos, las fronteras verdes, las áreas naturales protegidas, el Convenio 169 de la OIT, los tratados internacionales y todo el arsenal jurídico, legal y científico que los que nos oponemos al bodrio carretero que patrocina le vamos poniendo al frente, son meras argucias preparadas por los caviares de ocasión, esas alimañas al servicio de las ONG internacionales que quieren perpetuar el abandono y la pobreza del Purús y que seguramente pretenden también que el presidente Fujimori, así lo sigue llamando, permanezca para siempre en prisión.

Tubino piensa, eso también me lo ha dicho, con un simplismo que me sigue dejando anonadado, que «lo que sucede en el Purús es que han llegado a la provincia oenegés muy grandes como la WWF que se benefician con la situación existente. ¿Cómo? Convirtiéndose en los grandes administradores del Parque Nacional Alto Purús, ellos son los verdaderos administradores del Parque Nacional, no  el Sernanp. Quien tiene el manejo de este gran parque y se beneficia del prestigio y de los grandes recursos económicos que le da el administrarlo es la WWF.  Yo me he puesto en el medio. En medio de la posición radical de las oenegés ambientalistas que no quieren ningún tipo de conexión terrestre  y de la posición de quienes ya no quieren nada del Estado y están decididos a hacer una trocha de 180 km para salir de la cárcel de Purús».

El congresista Tubino confunde mocos con babas. Y ahora que es furibundo miembro de la mayoría parlamentaria pretende llevarnos, como se solía decir en situaciones como ésta, de Guatemala a Guatepeor.

Lo dije hace tiempo y lo repito:

Cómo quisiera que el congresista Tubino y los demás integrantes de la comisión de Transportes y Comunicaciones del parlamento peruano, todos, los de Fuerza Popular y los restantes, lean los informes que dan cuenta de la riqueza natural y cultural del Purús, un Edén hasta ahora invicto que se convertiría en un santiamén en un infierno de prosperar la iniciativa parlamentaria que ha presentado y  logre obtener las adhesiones de un Ejecutivo tambaleante y dispuesto a cualquier arreglo para garantizar la gobernabilidad.

En el Purús y en unos pocos paraísos más que nos quedan en el planeta, en nuestra Gaia, en la casa de todos de la que habla Francisco, perviven espacios esplendorosos, exageradamente necesarios para mirar con otros ojos el futuro que nos ha caído encima. Territorios donde la mano del hombre no ha perturbado lo que los dioses, todos los dioses, supieron crear para el disfrute de la humanidad, de ésta y de las que vendrán.

Ojalá que a los congresistas no se les ocurra aprobar la «Ley que declara de necesidad pública y de preferente interés nacional el desarrollo sostenible de la provincia de Purús priorizando la conectividad multimodal» (Sic), malhadado proyecto que ha obtenido el pase de la comisión de Transportes y Comunicaciones del Congreso peruano (comisión donde tienen asiento y voto propio la cuestionada congresista por Puno Alejandra Aramayo y el tristemente célebre Bienvenido Ramírez, el mismo que dijo que el síndrome de Alzheimer estaba asociado al hábito de leer… en exceso)

 Si lo hacen, el daño a la especie será fatídico, irreparable. No exagero, don Carlos, no lea este artículo con los ojos y la mente puestos en las bataholas de la política doméstica, éste no es un tema que solo convoca a caviares empeñados en seguir lucrando con la pobreza amazónica y nuestros recursos, aquí no se juegan los intereses de las transnacionales ecologistas, este no es un pleito entre WWF y usted.

Es mucho más que eso. Tiene que darse cuenta.