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Manolo Barrios: en la ruta y sin destino fijo

Mi opinión

Manolo Barrios, el líder de Mar de Copas, viaja por chamba. Pero a veces cae en la tentación, lo deja todo y huye a algún refugio en busca de la soledad que le permita soñar y componer. Y si es con su hijo, pues mucho mejor.


Viaja mucho por trabajo, a veces cada semana. Su última salida de Lima fue al Cusco para preparar y promocionar la presentación de esta noche en el Exporock, un festival musical muy importante que recorre ocho ciudades del Perú y el Cusco es la ciudad inaugural.

«No hay nada que disfrute más que estar en la carretera manejando y escuchando música y, cuanto más largo sea el viaje mejor». El carismático vocalista del grupo Mar de Copas, hizo un alto en los preparativos de esta gira para compartir con nosotros sus impresiones de esta mágica ciudad y además contarnos por qué viaja.

“Cualquier cosa que se diga sobre el Cusco puede sonar a cliché, pero todo es cierto. Es una ciudad mágica, tiene un ambiente especial. Físicamente es impresionante, con sus pisos y cimientos incas que combinan espectacularmente con el resto estilo español, todo enmarcado por el paisaje serrano y las montañas. Es una ciudad que sigue cumpliendo, aunque de otra manera, su papel de ombligo del mundo. Es el punto de encuentro permanente para personas de todos lados y eso le da un carácter solidario y alegre”, nos dice mientras repasa sus recuerdos.

«Es una ciudad que convoca a muchas personas dedicadas a oficios nobles que decidieron quedarse a vivir aquí, lo que le da a esta ciudad un ambiente sumamente artístico”.

El turismo ha crecido de manera exponencial en nuestro país y el destino preferido e ineludible es el Cusco. La oferta en cuanto a servicios es impresionante. Hay para todos los gustos y todo tipo de presupuestos. Además de compartir su viaje con nosotros, comparte algunas recetas para el frío y el mal de alturas. A tomar nota.

“Algunas personas sufren con la altura. El único consejo realmente práctico es que al llegar utilicen el primer día para descansar y que coman poco. Al día siguiente ya le entran a la acción. Yo normalmente tengo que tocarme 20 canciones al aire libre y muy tarde en la madrugada, entonces intento viajar la víspera.

Si es en invierno llevo unos buenos calzoncillos largos. Si el frío arrecia, un buen ponche de pisco o un vino caliente te mantiene sin frío por unas horas. Sino, un té piteado, una infusión con limón y algún trago. El trago solo también ayuda…(risas)».

Pero Manolo no solo compone y canta. Sabe escaparse de la rutina, viajar es algo que disfruta mucho. “Ya sea por chamba o no a mi personalmente viajar me pone en un estado sensible muy especial. No hay nada que disfrute más que estar en la carretera manejando y escuchando música y, cuanto más largo sea el viaje mejor. No me gusta manejar de noche, prefiero hacer el viaje en dos tramos. Así escojo siempre una ciudad distinta donde descansar la primera noche”.

Como se gana la vida escribiendo canciones, esa sensibilidad que le dan los viajes le ayuda mucho. Ni bien el viaje empieza es como que le prendieran un interruptor que le pone la sensibilidad a flor de piel. “Cuando tengo que hacer un disco me voy a componer a algún lado.

Para el último disco me conseguí un hotelito en Chiclayo y me iba a componer allá, pasaba las mañanas en Puerto Eten o en Lambayeque y las noches en Chiclayo. Para la película ‘Un día sin Sexo’ me iba a las playas de Chincha. Ahora estoy antojado con Arequipa, en estos días la hago”.

“Claro”, nos dice Manolo, “hay formas y formas de viajar. Viajar en pareja por carretera los es todo, sin destino fijo y en tu propio auto. Para viajar solo hay que saber disfrutar de la soledad. Pero mi vicio principal es agarrar carretera con mi hijo de 7 años de DJ, solos los dos, con la música a todo volumen”.

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