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La Pampa, día dos ¿Quién va ganado la batalla por Madre de Dios?

Mi opinión

Se cumplieron las primeras 48 horas del inicio del operativo Mercurio 2019, la primera ficha movida por el Ejecutivo para erradicar la minería ilegal en las zonas donde esta se ha hecho fuerte, principalmente en el bastión aurífero de La Pampa, un gigantesco asentamiento humano entre los kilómetros 98 y 115 de la carretera Interoceánica del Sur del cual se habla mucho en Lima y poco se conoce.  

El balance por ahora no es muy claro. ¿Quién va ganando el tira y afloja entre el gobierno nacional y los capitostes de la mafia minera en esta batalla que empezó hace más de diez años y que tiene a la capital de la biodiversidad del Perú virtualmente contra las cuerdas?


Hasta el momento, me animo a decirlo, la prensa limeña –y también madrediosense, vaya avance- que fue llevada a la zona cero para cubrir el megaoperativo que puso en movimiento a 1.272 policías, 300 militares, 70 representantes del Ministerio Público, peritos de criminalística y de la unidad de explosivos y varios ministros de estado.

Como ha comentado Nelly Luna, directora de Ojo-Público, en sus redes sociales, las interdicciones suelen generar unos primeros planos e imágenes de desolación que llamarían la atención del mejor productor de Getty Images o de Magnum Photos.

La Pampa, Km 0

Empecemos por el principio. La vocación minera del departamento de Madre de Dios está en el ADN de su población, en la antigua y la que ha ido llegando al compás de los sucesivos booms mineros. Qué me linchen mis amigos de la región que impulsan el ecoturismo y la conservación. La bandera departamental, un lienzo verde cruzado por una franja amarillo barrosa lo confirma: verde por la riqueza natural que se esconde en sus bosques, amarillo por el color del oro que sus grandes ríos traen desde los contrafuertes andinos, habla por sí sola.

La economía de Madre de Dios gira en torno a la minería aurífera. Y La Pampa es la capital de una actividad económica que mueve millones de soles y convoca a empresas de toda laya, desde la siempre ubicua Ferreyros S.A. –que vende sus maquinarias para la boyante industria desde su oficina en Puerto Maldonado- hasta la cuestionada corporación Backus. Los amigos de Frontera Pirata hace buen tiempo que vienen ocupándose del tinglado de prostitución y alcohol a granel que se concierta alrededor del negocio chelero en La Pampa, según la ministra del Ambiente “el lugar del Perú donde se representan todos los males de nuestro país”.

De manera que no estamos hablando de un campamento más de casuchas de lata y plástico amarillo. Me tocó entrevistar hace un par de años al Dr. Guimo Loayza, defensor del Pueblo de Madre de Dios. Tengo sus declaraciones a la mano. Lo que me dijo aquella vez ya revelaba la magnitud del problema que existe: “La Pampa es una zona liberada, solo podemos ingresar allí cuando hay interdicciones. Es una zona al margen de la ley, allí se concentran todos los delitos: violaciones, extorsión, sicariato, robo, trata de personas… Sin embargo, es una zona donde existen todos los servicios, cable, internet, colegios, discotecas. Hace cinco años se decía que la población de La Pampa era de 30 mil personas, ahora hay más del doble”.

La ministra habla de 25 mil personas viviendo en una zona marginal que a decir verdad dejó de ser, en stricto sensu, un enclave minero-ilegal para convertirse en una ciudad satélite –claro, lumpen, achorada, visiblemente enemistada con el gobierno central, pero ciudad-satélite con todas las de la ley – donde seguramente vive el grueso de votantes de la provincia de Tambopata, se hacen fuerte los politicastros locales y se mueven millones de millones de soles.

Enderezar ese pandemónium es tarea de titanes. Si la tiene difícil el alcalde de La Victoria en su intento por reorganizar el desarrollo de Gamarra y alrededores, imagínense lo que va a significar poner en orden un territorio como el de La Pampa y el resto de zonas y economías adictas al negocio del oro ilegal. Se requiere de grandes dosis de inteligencia policial, por un lado, y la puesta en marcha de una revolución productiva que imponga nuevas condiciones y cambie de raíz la correlación de fuerzas sociales en el departamento.

De eso ha hablado la ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, el día que se iniciaron los operativos. De eso habría que platicar con la población local en estas primeras horas de incertidumbres y corrillos como cancha.

Es importante la ofensiva comunicacional. En eso sí que son buenos los especialistas en la materia y los community managers que se mueven alrededor de las oficinas estatales involucradas en la ofensiva. Hasta el momento el despliegue periodístico ha logrado que la opinión pública se alinee al lado de legalidad contra la informalidad minera y la delincuencia organizada.

Con buenas primeras planas, con fotos en modo Vietnam y datos de la deforestación en el departamento de Madre de Dios se ganan adhesiones limeñas. No en la zona, no en Puerto Maldonado y las localidades de sus entornos próximos. Allí el aplauso ciudadano –siempre esquivo con respecto a Lima, hay que tenerlo en cuenta- se obtiene de otra manera.

¿Quiénes son los operadores políticos del gobierno en la región que van a liderar la respuesta ideológica al problema por resolver? El gobernador Hidalgo, muy elocuente con respecto a la defensa del patrimonio natural de su región en los días previos, parecía tan desconcertado como cualquiera de los vecinos de la capital departamental cuando le tocó declarar a la prensa en la mañana del día 19.

La impresión que dejó fue esta: “yo no sé nada, pregúntenle a la ministra”.

Repito. Sin la participación de la población local y que viva el secretismo no se gana nada. Ya se aplicó esa receta. La conocemos. Sabemos cómo acabó. La falta de tino político y el limeñismo sirvieron para enseñorear por años a los Otsuka de ocasión y a los que viven y quieren seguir viviendo de la ilegalidad minera.

Pregunto: ¿Participaron los líderes de la sociedad civil maldonadina en la elaboración del Plan Integral frente a la Minería Ilegal en Madre de Dios que ha desarrollado el gobierno, documento que los periodistas con los que he conversado, por cierto, desconocen?, ¿fueron incluidos en el diálogo los directivos de CINCIA, IIAP, ACCA, UNAMAD, por citar solo a algunas instituciones representativas de la ciencia y la cultura madrediosense? ¿Los empresarios alrededor del negocio ecoturístico –víctimas también de la escalada de violencia en la región– fueron invitados al diálogo que se necesita?

Sin todos ellos y la participación ciudadana, la estrategia que se inició con la publicación del DS 028-2019-PCM, lamento decirlo, no va a tener éxito.

Cambios, ya

En un corto diálogo con Francesa García, periodista de El Comercio, la ministra Muñoz dejó en claro los cuatro puntos de la estrategia en marcha, que significarán un gasto de 200 millones de soles durante los próximos años: 1. Interdicción, 2. Desarrollo social, 3. Formalización minera y 4. Desarrollo productivo. Fantástico. Suena bien. 

Sin embargo, lo que percibe la opinión pública de Puerto Maldonado –he recorrido son sumo interés las redes de los opinólogos locales– es que otra vez se empezó por la represión, por el uso de la fuerza pública como única solución para imponer el principio de autoridad. Resulta imprescindible, lo mencioné anoche, que las autoridades a cargo de la estrategia expliquen con mayores detalles los puntos 2 y 4. Y si pueden el 3.

Me copio literalmente. Las redes sociales ayer fueron un hervidero:

“¿Qué dicen al respecto los funcionarios de Ministerio de la Producción del Perú?

¿Qué dice el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo?

¿El Ministerio de Agricultura y Riego?

¿Qué dicen el Gobierno Regional de Madre de Dios, los gremios empresariales de Madre de Dios, las propias asociaciones mineras?

Total, son 13 ministerios detrás de la estrategia (pucha, casi digo operativo).

Los que hemos reclamado una estrategia de intervención integral, bien trabajada, consensuada con las autoridades locales que, sobre todo, recoja las «lecciones aprendidas», exigimos mayor información. Por supuesto que la gente de la calle también. Sin claridad en los objetivos y mucha transparencia (e información de calidad) no se van a lograr las victorias que se necesitan para afrontar el problema socioambiental en el que nos encontramos”.

Epílogo: todas las voces

Mongabay cita en su despacho de ayer a César Ipenza, abogado, y a Ernesto Ráez, ecólogo, ambos expertos en el tema Madre de Dios. El primero dice: «Los operativos que solamente son para llevar fuerzas armadas y prensa para cubrir la destrucción no funcionan». Ráez, es más explícito, añade: “Madre de Dios ha visto su economía secuestrada por este delito [se refiere al de la minería ilegal] y tiene que reconstruirse en una economía saludable”.

Algo de lo anterior se desprende también del pronunciamiento que acaba de hacer público el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado: “Creemos que es necesario establecer una vigilancia para que las intervenciones que se realizan en La Pampa no provoquen que el mal que se extirpa siga infectando otras zonas protegidas como la Reserva Amarakaeri, tierras agrícolas o territorios de Comunidades Nativas”.

Cirugía policial y militar para acabar con la delincuencia. Sí. Venga esta de donde venga. En La Pampa y en La Joya, en el río Tambopata y también en el Madre de Dios. Terapia y mucha medicación para convertir a los pobladores en aliada, en sujetos con pleno conocimiento de causa y con objetivos comunes clarísimos. Con un mismo discurso.

Para eso se necesitan líderes de opinión que asuman la responsabilidad que se desprende del momento histórico, la terapia por decirlo en el mismo tono. Y una hoja de ruta económica y productiva que convenza a la gente del esfuerzo que se tiene que hacer. La medicina para afrontar la enfermedad que se padece en la región con más biodiversidad del Perú no es otra que la de los desarrollos económicos y productivos alternativos a la minería ilegal. Y eso debe estar bien clarito en el Plan que se ha preparado.

Y en la mente, en el día a día, de la gente. Sin la gente de a pie no somos nada.

Fotos Pavel Martiarena

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