Solo Para Viajeros

RUTH BUENDÍA

Hoy he conocido a Ruth Buendía, la lideresa asháninka que se enfrentó a los madereros ilegales que invadieron el territorio de su pueblo y detuvo tiempo después la construcción de las cuestionadas represas de Pakitzapango y Tambo 40 en la selva central.

La terca defensora ambiental, presidenta en su momento de la Central Asháninka del Río Ene (CARE) y ahora importante dirigente de Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), la principal federación indígena amazónica, se aprestaba a dar opinión en la rueda de prensa que convocó la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD) a propósito de la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado

26904218_717064781833769_6899473901766808322_n

La imponente señora Buendía vivió en carne propia una tragedia que nunca llegará a superarse del todo; según los datos de la Comisión de la Verdad, de los cien mil asháninkas peruanos que vivían entonces, 10 mil fueron desplazados, cinco mil secuestrados y seis mil asesinados.

“Quiero decirle al Papa Francisco, dijo, que recoja nuestras demandas, son justas, los pueblos indígenas vivimos históricamente ignorados. Que no nos den un espacio para dialogar con el Papa significará para nosotros que la exclusión sistemática a la que hemos sido sometidos va a continuar…”

Ruth Buendía es una mujer de rasgos graves que se expresa con firmeza. Viste una cushma decolorada por el uso y su cabellera negrísima le da un aire superior, totémico podría decir. “Los padrecitos no conocen realmente lo que ocurre en nuestro territorio”, agrega.

Vaya, no lo dice cualquiera, lo comenta una mujer que en el 2014 obtuvo el Premio Bartolomé de las Casas, un galardón instituido para seguir celebrando el magisterio de un sacerdote que en el siglo XV supo escuchar a los indígenas americanos.

#MadredeDiosPuede
#ElPerúquepodemos