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Sacha Barrio, profeta de la buena alimentación

Mi opinión

Este artículo no es apto para mentes rígidas ni para aquellos que sufren del mal de la ceguera paradigmática. Es un libro que se sitúa dentro de la vanguardia médica y nutricional. Podemos incluso ampliar nuestro enfoque holístico y energético de la salud mental, con el conocimiento de la nutrición humana y sus potenciadores. Quizás no te interese saber que es lo que comes. Pero seguro te interesa saber que pueden comer tus clientes para complementar el tratamiento de la depresión, la esquizofrenia, o apoyar los casos de presencia de desorden bipolar. Si eres flexible y te interesa la destrucción del mito y el salto paradigmático, puedes continuar leyendo.

Si ya te pusiste tus anteojeras, que descanses.


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Hace unos meses leía con profundo terror las opiniones vertidas por un médico respecto a la nueva ola de alimentos transgénicos y su posible entrada al Perú. El médico, jefe de una importante unidad de un nosocomio capitalino, celebraba estas posibilidades. Por otro lado, un médico educado en Medicina Complementaria, becado por el gobierno popular chino, advertía, con una sensibilidad conmovedora, terriblemente humana, los peligros que el ingreso de alimentos transgénicos podría provocar en la nutrición de los peruanos y en la agricultura de un país tan rico como el nuestro. La entrevista apareció en el Suplemento Somos del diario El Comercio, que ese sábado no compré y por cierto disminuye en cada número su calidad informativa y crítica. Se ha convertido en una guía de consumo banal. Lo leí en la casa de un amigo. Lástima que ahora no lo tengo. Podría citar con gusto las canalladas del doctor pro-transgénicos. Una suerte de Jekyll y Hyde de la medicina peruana. Doctor Frankestein. Recuerdo una: “Un país sin ciencia transgénica, es como un país sin computadoras.”

El debate fue muy rico en ideas. Dibujaba dos opiniones distintas sobre la práctica médica y la visión del ser humano y del mundo que nos rodea. Además de brindar interesantes alcances acerca de la especificidad de los alimentos alterados genéticamente y los intereses económicos y de poder del imperio americano y la Monsanto. Pude sentir dos emociones distintas y pude derramar dos tipos de lágrimas: la primera, provocada por el Doctor Frankentein, era de dolor por nuestra propia humanidad. La segunda, provocada por Sacha Barrio, era esperanzadora y casi triunfal.

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Sacha Barrio fue educado en Medicina Complementaria en la International College of Oriental Medicine de Inglaterra. Tiene además estudios de Osteopatía Craneosacral en el mismo país. Fue becado por el gobierno popular chino para realizar un Postgrado en Medicina Herbolaria en la Universidad de Medicina Tradicional China. Aquí en Perú, cursó estudios en la Universidad Agraria de la Molina. Nació en Paris y labora en el Centro de Investigación Herbolaria en Lima. (Accedan a la página web: www.avantari.com)

El resultado de lo presentado en “La gran revolución de las grasas” constituye años de investigación sobre la calidad de la leche y la importancia, contraria a la condena que se le atribuye, de las grasas en nuestro organismo. La ciencia médica ha obviado muchas cosas. Y nosotros, somos víctimas de la desinformación.

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El libro está clasificado en diferentes secciones, cada cual representando estados y mapas distintos de salud. Paso a resumir lo más interesante, según su clasificación.

Grasas del cerebro y de la psique

Esto comienza en la gestación. La nutrición de una gestante para la buena formación del cerebro y la psique del futuro infante, necesita de ácidos grasos. Hoy en día, la ciencia conoce y garantiza que la estructura y el funcionamiento cerebral están determinados por el tipo de grasa que se consume. La grasa es el principal componente estructural del cerebro. La grasa que tiene que componer la nutrición de la gestante es la DHA (ácido docohexanoico) que está presente en los pescados grasosos (léase bonito, jurel, sardina). Los estudios han comprobado ya que el coeficiente intelectual del niño viene determinado por la cantidad de ácidos grasos esenciales que ha consumido la madre y consumirá posteriormente el bebé con la leche materna. Cuando la gestante no consume la cantidad esencial de ácidos grasos porque cree que la leche y otros alimentos mitificados los contiene, se ha visto que el cerebro de los niños se vio reducido y esta reducción del tamaño de su cerebrito es irreversible, no se pueden revertir los efectos de esta mala nutrición.

Las grasas de la leche de vaca que se consume, no contienen grasas cerebrales, por lo que el cerebro del ternero tiene un peso mínimo. La hormona que contiene la leche de vaca en mayor proporción y nutrición es la pituitaria, que solo favorece el crecimiento de los huesos para que el ternero nazca fuerte y robusto. A la vaca no le interesa un ternero con alto coeficiente intelectual: le interesa una herencia segura en la estructura corporal para la vida animal. El peso cerebral de un ternero es de 0,35 kg, mientras que del niño es de 1,20kg. Al alimentarse de la grasa de la leche de vaca, el feto se ve favorecido en la constitución de sus huesos y el crecimiento; mientras que el desarrollo de su cerebro se lentifica. (La madre de un buen amigo me comenta la muerte por un tumor en el cerebro, de un muchacho amigo de su familia, muy joven, a los 31 años. El muchacho era tenía una estructura corporal robusta, su estatura superaba el metro ochenta. Era cajamarquino y de padres ganaderos. Toda su vida se alimentó de leche de vaca. Todo tiene una explicación.

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Para cada embarazo es importante que se eviten las grasas refinadas e hidrogenadas por tratarse de un periodo crítico. Mientras mayor es el consumo de grasas saturadas, menos es la concentración de grasas insaturadas en la leche materna. Para el embarazo es necesario una buena dieta en Omega 3, que encontramos en la semilla de la linaza –el alimento del futuro- o en su propio aceite. Por lo tanto se recomienda que tomar diariamente una cucharada de aceite de linaza o aceite de Sacha Inchi Extravirgen, que se pueden encontrar ahora en cualquier supermercado o casa naturista. O en su defecto una cucharada de aceite de hígado de bacalao.

Estos aceites poseen un contenido bien balanceado de Omega 6 y Omega 3, ácido graso esencial para favorecer el buen desarrollo cerebral de los niños, lo cual favorecerá además el desarrollo de sus ojitos y sus órganos genitales. Suponiendo que el bebé nace prematuro, estos nutrientes favorecerán un mejor desarrollo, libre o con menor predisposición a cualquier amenaza. Reducirá el riesgo a padecer complicaciones o alguna enfermedad posterior por estar débil.

Omega 3 encontramos también en la leche materna, el alimento por excelencia, que contiene todo lo que un bebé necesita si la madre está expuesta a estos nutrientes. La leche que viene enlatada para los bebés, no contiene ni lo más mínimo para su desarrollo, ya que al ser industrializada, se eliminan la mayor parte de nutrientes. Para el destete del niño se recomienda una dieta que evite la leche artificial. Nuestra agricultura contiene lo necesario: aceite de linaza, de ajonjolí y la maravillosa harina de coca, fuentes esenciales y únicas del mayor contenido de calcio. Con esto debo decir que resulta especialmente dañino para la gestante el consumo de bolsitas de papas Lays, papas fritas y el pescado arrebozado. Y mucho más aun las famosas Dunkin Donuts, junto con la mayonesa, las tortas, los chizitos, las vinagretas con aceite vegetal, galletas, pastelitos y frituras con aceite vegetal. Esto contiene ácido graso transgénico, que es un veneno para el bebé, al ser productos industriales y tener aceite hidrogenado y vegetal. Si quieres prepararte una ensaladita, será mejor que compres el Aceite de Sacha Inchi Extravirgen o el Aceite de Oliva.

El veneno de la leche
La gran mentira es que la leche contiene el calcio que necesitamos: las mujeres están más expuestas que los hombres a perder calcio por la pérdida de sangre en la menstruación. Las mujeres también pierden mucho calcio en el EMBARAZO. Un mujer gestante desprende cuatro veces más calcio en un embarazo que en nueve menstruaciones; es decir, un embarazo equivale a 36 menstruaciones en cuanto a pérdida de calcio, lo que corresponde a un plazo de 2 años y nueves meses en menstruaciones. Esto es el equivalente. Sorprendente.

La leche que compras de tarro, bolsa o empaque, está sujeta a proceso de pasteurización: está científicamente probado que los becerros alimentados con la leche pasteurizada que toma su propia madre durante la gestación, en general mueren dentro de un plazo de meses. Se han hecho además experimentos con gatos y otros animales y los resultados son realmente sorprendentes: los pobres animales llegan a la muerte. Sino mueren, pasan una vida atroz: sus huesos débiles no les permiten movilizarse.

La pasteurización por la que pasa la leche de la vaca para convertirse en leche de tarro o bolsitarro, destruye sus enzimas y vitaminas naturales, además de alterar sus proteínas. Repito, la pasteurización de la leche elimina las enzimas: el exceso de proteína láctea no digerida se acumula en el organismo y fermenta nuestro aparato digestivo, obstruyendo los intestinos formando una especie de fango pegajoso: por acumulación, este fango y todos sus residuos pasan a formar parte de la sangre. Este fango se convierte en flema y conforme se va acumulando por el consumo diario de leche, el cuerpo tiene que defenderse empujándola y expulsándola por diferentes partes hacia fuera, por ejemplo a través de la piel, formándose inevitablemente el acné. La dermatología moderna ha eliminado la leche inmediatamente en la dieta de personas que sufren acné, logrando solo con esto buenísimos resultados. El cuerpo expulsa también esta flema a través de los pulmones, por lo que tenemos gripes, catarros, sinusitis y mucosidades. El resto de flema que el organismo no puede expulsar, se pudre dentro del cuerpo, descomponiendo su interior formando mucosidad y dando lugar a infecciones y reacciones alérgicas. Luego, es por eso que muchas madres de familia se preguntan porqué su hijo tiene asma, bronquitis o sinusitis, junto a alguna infección: “¿Porqué mi bebé, al que alimento con leche de tarro y de fórmula, tiene erupciones en la piel, problemas respiratorios, gases y cólicos abdominales?”

Según Sacha Barrio, esto suelen preguntar la mayoría de madres en la consulta. Ya está comprobado que el origen de estos males es la leche pasteurizada, que causa asma, alergias, bronquitis, infecciones al oído y acné. Esto, para Barrio, solo puede ser curado eliminando la leche de la dieta, ya sea de tarro o de vaca. (Recordemos, ladies and gentlemen, que la leche animal es para el animal.)

Leche y lactancia
Los efectos nocivos de la leche pasteurizada son agravados por las hormonas sintéticas que le inyectan a la vaca para aumentar su producción. Estas hormonas causan estragos en el delicado equilibrio hormonal de la mujer durante el embarazo. Cito lo que dice Annemarie Colbin, una de las más importantes nutricionistas del mundo:
“El consumo de lácteos, que incluye leche, yogurt, queso y helados, parece estar frecuentemente vinculado a varios trastornos del sistema reproductivo femenino. Esto incluye tumores en el ovario, quistes, descensos vaginales e infecciones… se han visto casos de fibromas tumorales que se disuelven, de cáncer que se detiene, de irregularidades menstruales que se corrigen, incluso de fertilidad que se puede remitir muchas veces al suspenderse los lácteos de la dieta.”

Leche y calcio
La leche debe ser siempre pensada en su proporción entre calcio y fósforo. El fósforo inhibe el calcio. Coge tu tarrito y resta lo que hay entre calcio y fosforo y ese será el resultado del calcio. Como verán, si saben restar bien, el resultado es mínimo. Ahora, ese calcio cuando entra al organismo acidifica la sangre, produciendo acidez en el estómago, entre otras cosas. Lo que hace que el organismo para contrarrestar esa acidez, es usar calcio. Usa el calcio de reserva de los huesos y las uñas para este proceso de desacidificación. Si una mujer está gestando, le roba las reservas al feto. Si una mujer está en edad adulta, está más expuesta a la artrosis y demás enfermedades de los huesos.

¿Dónde conseguimos calcio como suplemento? En el ajonjolí: es la fuente más rica de calcio. Además están el brócoli, la sardina, el perejil y la kiwicha, las mayores fuentes de calcio en el mundo. El ajonjolí es el Rey del Calcio, junto a la harina de coca.
Los médicos, quizá por desactualización y ceguera paradigmática (hay que leer Los 7 saberes necesarios para la educación del milenio, de Edgar Morin. El que gusta, lo puedo dejar en Jenny.) no logran comprender lo perjudicial que resultan los productos lácteos para la buena nutrición. Obedecen siempre a lo sencillo. Así, a un paciente con alguna enfermedad delicada, supongamos que un cáncer o un virus tan tristemente dañino como el SIDA, responden ante la pregunta de la alimentación, de que “Puedes comer de todo.” Y raramente conocemos cuales son las propiedades de los alimentos más comunes como el azúcar, el aceite vegetal, la mantequilla y los quesos, además de los embutidos y los huevos de las aves, y, sobretodo consumir el mínimo de proteínas. “Coma de todo pero sin abusar”, dicen, condenando al enfermo a una “muerte placentera”, sin privaciones ni esperanza de recuperación. En Alemania, una doctora curó a una paciente de cáncer, dándole 18 gotitas diarias de aceite de linaza, un producto altamente recomendado y utilizado en el extranjero. Aquí en el Perú, tenemos linaza en todos lados. Grasas y salud mental.

En el año 1652, R. Burton escribe su Anatomía de la melancolía. En el libro, este alquimista recomendaba para casos severos de depresión, consumir sesos de res. Barrio, relata que una grasa muy difícil de conseguir es el ácido gamalinolénico, que proviene de la síntesis de Omega 6 y solo se encuentra en el aceite de pínula y de borraja, y en la bondadosa leche materna.

Como sabemos ahora, los sesos de res son ricos en DHA. Burton era, como asegura Barrio, un maestro temprano de la bioquímica y la neurociencia.

¿Cuáles son entonces las grasas que necesitamos para el entusiasmo y la melancolía que podemos en usar en depresiones e incluso en el desorden bipolar o la psicosis maníaco depresiva, incluso para la hiperactividad infantil y el estrés, la esquizofrenia y el autismo? Pues la grasa y ácidos que encontramos en la semilla de linaza y alto contenido de DHA. En Australia, las investigaciones de los científicos han determinado por los estudios de sangre en pacientes con depresión severa y moderada, niveles bajos de ácidos grasos Omega 3. En Japón y Taiwán la depresión en zonas costeras es menor debido al consumo de pescados grasos ricos en Omega 3. Se sospecha entre otras cosas, que la carencia en la dieta de Omega 3, está asociada a la depresión.

Un incremento de Omega 3 está asociado a un incremente de la dopamina en el lóbulo frontal. Como sabemos, la dopamina está fuertemente asociada a la motivación, la inspiración y la fuerza de voluntad de las que carecen las personas con depresión.

En los países del primer mundo, la linaza está siendo usada como suplemento nutricional para prevenir la depresión, junto a la harina de coca, productos que fácilmente podemos encontrar en el mercado a un bajísimo costo. Productos que bien podríamos complementar con nuestra práctica. Sacha Barrio advierte lo siguiente: “ En el futuro la medicina tomará un particular interés por la neurociencia nutricional. Consideramos que sería importante pasar de la neurociencia alopática, que culmina en productos sintéticos como el Prozac, a una neurociencia nutricional que medica alimentos como la linaza.” ¿Cómo nos alimentamos con linaza? Pues licuando tres cucharadas de su semilla hasta pulverizarla. Una vez conseguido el proceso, lo asimilamos a nuestro jugo de frutas. Se recomienda su ingesta, dos veces al día. Con la harina de coca, con una cucharada diaria igualmente en el jugo de frutas, es suficiente.

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Como enseñanza de la experiencia, Sacha Barrio comenta en una entrevista que su hija, hoy ya una adolescente de 14 años, no tomó leche artificial en su vida. Nunca. De niña, jamás sufrió de enfermedades bronquiales, asmáticas o alérgicas. Es una adolescente sana. Y además nunca necesitó de algún antibiótico. Hoy sabemos con las investigaciones que la leche en las niñas, puede provocar una menarquia adelantada, a edad muy temprana, además de producir por sus efectos hormonales, rasgos de la pubertad desde los 3 años. Además del cáncer de mama. Las mujeres son las más perjudicadas con la leche.

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Vivimos en un mundo de falsedad. ¿Quiénes dominan al mundo con sus ideologías? ¿Cuál es el gran poder que intenta dominarnos? ¿Es la ideología de la leche tan actual como el fascismo? Sabemos que entre los grandes accionistas de la Monsanto se encuentran directivos de la Food and Drugs Administration (FDA), organismo encargado de supervisar la calidad de los alimentos y su distribución en el mundo desde los Estados Unidos. Es la Monsanto uno de los organismos más interesados en la promoción de alimentos y productos transgénicos. Los aceites que encontramos en el mercado como aceites vegetales, contienen grasas trans. Entre los accionistas de Monsanto existe un congresista que en un momento propuso una ley que ampare la libertad de los productores para colocar en sus envases el sticker que conocemos y pocas veces sabemos interpretar adecuadamente, conteniendo el valor nutricional del producto. Este congresista, accionista de Monsanto, interesados en producir e introducir ya en el mercado alimento altamente perjudicial y mortal para nuestra salud, planea despojar a los consumidores del derecho básico de conocer que es lo consumen. Esta descabellada ley, de pronunciarse, traería graves consecuencias en el estado actual de la salud en los países de América Latina. Europa ya cerró radicalmente sus puertas a la industria de los Estados Unidos. Ha rechazado todos los tratados de intercambio que ha intentado introducir el imperio americano.

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Leí hace unos días en el Chesu!, un pasquín erótico de actual circulación ambulante, que me recuerda una infancia de bronquios y asma encerrado en el dormitorio, leyendo a escondidas esta publicación que por esos días se repartía junto al diario Ojo -infaltable en mi hogar en aquella época- una vez a la semana, que luego del tratado del TLC, vienen desde Estados Unidos otros tratados como el TKCH y el TKGUE. Suena real.

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