Mantén tu 4×4 fuera de playas y dunas: conoce los daños que genera en ecosistemas y aves playeras
Mantengo un prolongado y no muy silencioso diferendo con aquellos que sin darse cuenta -o en pleno derecho de su desinterés, lo que es peor- se esmeran en utilizar las playas y dunas costeras como carreteras a la buena de dios donde meter sus vehículos motorizados (motos lineales, cuatrimotos, camionetas 4×4, camiones y hasta tractores como alguna vez vi en Los Órganos, Piura). No me simpatizan. Son los heraldos negros, como en el poema de Vallejo, que nos manda la muerte, disfrazada esta vez de calentamiento global, sexta extinción, Armagedón ambiental, inframundo. Dirán que exagero, lo sé, pero en estos tiempos de decisiones urgentes por tomar es pertinente, revolucionario exagerar. Se trata, finalmente, de cuidar lo poco de vida natural que nos va quedando en ecosistemas claves para la migración aviar y la supervivencia de especies y paisajes que nos han acompañado desde que decidimos ser bípedos. Y estos engendros motorizados son una amenaza in crescendo contra esa normalidad: baste ver sino los estropicios –materiales e ideológicos- que dejó el Dakar a su paso por las playas y desiertos peruanos que los ministerios del Ambiente y de Cultura de entonces se negaron a proteger so pretexto de la promoción del turismo en nuestro país y otras monsergas de ese calibre. En fin, les dejo este reportaje de la periodista chilena Paula Díaz Levi publicado en Ladera Sur que aporta datos sobre las aves playeras que los motorizados de su país insisten en destruir a pesar de que en Chile las normas en vigencia prohíben taxativamente tal proceder.
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