Si yo que solo caminé unos cuantos kilómetros del desierto de Paracas para cubrir la llegada de los atletas des Sables terminé con unas ampollas de los mil diablos en la planta de los pies, como habrán acabado los 223 espartanos que llegaron a la meta después de haber recorrido los 243 kms que separan Cahuachi, el punto de inicio de la ultramaratón, y el mirador de La Catedral, en la Reserva Nacional de Paracas.
Impresionante de verdad, cubrir el evento y emocionarme con la participación de los chasquis peruanos ha sido estimulante e inspirador.
Se pasaron los organizadores, se pasaron los participantes, también los auspiciadores. Prom Perú estuvo en lo suyo, apoyando un evento que impulsa el turismo al poner en la retina del mundo el desierto nuestro y los testimonios de las culturas que se desarrollaron entre sus pliegues.
Y haciéndolo, además, para promover una actividad deportiva que no pone en riesgo el patrimonio ambiental que guardan los escenarios por donde se desplazaron atletas y organizadores y que tiene un contenido democrático que debemos mensurar.
Empecé la cobertura de la MDS – Perú diciendo que por biotipo las carreras de fondo y los deportes de montaña y/o aventura eran los que mejor se acomodaban a los peruanos. Lo he comprobado: es raro encontrar espacios en nuestro país –y qué lamentable que esto sea así, me van a disculpar que lo diga- donde los Huamán, los Sayritupac, los Ccanto puedan competir en igualdad de condiciones con los Peirano, los Casabonne, los Elías. Y aquello no es culpa de los mencionados, es responsabilidad entera de una sociedad acomplejada y señorial que no tiene la valentía necesaria para derribar de una vez y para siempre los obstáculos sociales que se crearon para fregarnos la vida.
En fin, a disfrutar lo que se ha conseguido, qué es mucho. Y que el esfuerzo de este año se repita el próximo, eventos como éstos contribuyen a cincelar de muy buena manera la Marca Perú que estamos construyendo.
Por mi parte voy a empezar a mover mis fichas para hacer la cobertura de la Maratón des Sables – Marruecos de abril próximo. Claro, siempre y cuando asista un equipo de chasquis que dé la talla y nos siga obsequiando triunfos y desempeños como estos. Así debe jugar Perú en todas las canchas.
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