Mi opinión
La literatura de viajes, pese a su obligado realismo, es la más elaborada forma de hacernos soñar. Soñar con ciudades, con
Tomado de Internet
La literatura de viajes, pese a su obligado realismo, es la más elaborada forma de hacernos soñar. Soñar con ciudades, con paisajes, con ríos y montañas, con desiertos que gracias a un buen texto adoptan una forma personalizada en nuestra imaginación. Leyendo un libro de viajes hacemos nuestros esos territorios porque los idealizamos, los personalizamos y los reconstruimos solo para nosotros mismo, esos escenarios nos pertenecen. Estos son diez títulos que he devorado (y varias veces) y que te recomiendo. Son básicos en cualquier biblioteca viajera, pero hay cientos igual de recomendables.
1. El tiempo de los regalos, de Patrick Leigh Fermor
Patrick Leigh Fermor es uno de los mejores escritores de viajes de este siglo. Falleció en 2001 a los 96 años después de una vida azarosa, que incluye algunas acciones heroicas en la II Guerra Mundial y un retiro voluntario en una isla de Grecia. El tiempo de los regalos, quizá su obra cumbre, es la primera parte de la narración del increíble viaje a pie que hizo con 18 años de Londres a Estambul por la Europa de entreguerras. De Leigh Fermor sorprende su increíble capacidad para las descripciones y su prosa amena y sincera capaz de atraparte desde el inicio.
2. Ébano, de Ryzard Kapuscinski
Kapu?ci?ski es el gran maestro, la lectura obligada. Fue un periodista mayúsculo que encarnó la excelencia en este oficio. Gran observador, amante de África y de las culturas remotas, vivió en directo todo el proceso de descolonización africana como corresponsal de una pequeña agencia de noticias polaca. Buena parte de esas vivencias se recogen en Ébano, su obra más conocida. Pero de Kapuscinski hay que leerlo todo: El imperio, Viajes con Herodoto, Un día más con vidao La guerra del fútbol… y tantos otros títulos memorables. Di
3. La sombra de la ruta de la seda, de Colin Thubron
El británico Colin Thubron es uno de los mejores escritores de viaje vivos. Un maestro de la prosa y de la disección de personajes que nos transporta en este libro a la ruta más larga y mítica de la tierra. Personalmente me gustan mucho más su relatos viajeros que sus novelas. El arranque del libro es magistral y te engancha desde el primer párrafo (como deben ser los buenos reportajes). Thubron estuvo dos años viajando (con interrupciones) por Asia sin evitar ningún país ni ningún conflicto. Y traza un magistral relato de los diversos pueblos y naciones por las que atravesaban las rutas caravaneras.
4. En la Patagonia, de Bruce Chatwin
Creador polifacético y heterodoxo, Chatwin es otro de los clásicos de la literatura viajera. En la Patagoniaes una de sus obras más alabadas, considerada la Biblia de la literatura viajera, aunque está más que demostrado que algunos pasajes, personajes y entrevistas se las inventó. Pero en el fondo qué más da: En la Patagoniaes un compendio de literatura tan magistral y pura que se lee casi con veneración. Lo escribió en 1977 después de un viaje de seis meses por la Patagonia argentina cuando Chatwin trabajaba para el Sunday Times Magazinecomo asesor de arte y arquitectura.
5. En las antípodas, de Bill Bryson
Cualquiera de los libros de Bill Bryson es un monumento a la buena literatura y al humor. En este viaje por Australia nos muestra las antípodas de una manera tan divertida que ya todos los demás libros de viajes parecerán tediosos. Bryson mezcla las descripciones viajeras y geográficas con una detallada disección de las gentes que habitan el territorio hasta crear un desternillante y original relato, nada convencional.
6. El amor a la ciudad, de Alejo Carpentier
Recoge ensayos, artículos, conferencias y escritos varios que el gran narrador cubano Alejo Carpentier, premio Cervantes, escribió sobre su ciudad, La Habana. Una delicia de obra y un paseo intimista y muy personal por una Habana ya desaparecida pero a la que entran ganas de volver, impregnado por el amor que Carpentier destila hacia ella en la obra. Una gran lección de literatura viajera.
7. Campos de Níjar de Juan Goytisolo
Un clásico de la literatura de viajes en español. Narra el recorrido iniciático de un joven Goytisolo en 1959 por una de las zonas más deprimidas de España en aquellos años: el Cabo de Gata, en Almería. El libro marcó durante décadas la imagen que España tenía de aquella zona seca y austera debido en parte a la prosa directa y demoledora que usa el autor. Cabo de Gata ha cambiado por completo, pero el paisaje de pitas y chumberas sigue siendo el mismo.
8. El gallo de hierro, de Paul Theroux
Paul Theroux es otro de los popes de la literatura viajera contemporánea. Aunque a veces pueda chirriar un poco su estilo prepotente, es un autor al que hay que leer. En El gallo de hierronarra el viaje -mayoritariamente en tren- por tierras chinas que realizó en 1986, unos años después de la Revolución Cultural y tres antes de las revueltas de Tiananmen. Aunque tiene una obra muy extensa, destaco éste título porque es un buen ejemplo de cómo la curiosidad y las ganas de preguntar y hablar con los personajes con los que el autor tropieza pueden hilvanar una gran historia.
9. El último explorador, de Manu Leguineche
Manu Leguineche fue uno de los grandes reporteros y cronistas españoles del siglo XX. Otro de esos autores del que merece la pena leerlo todo. En El último exploradoresboza una biografía sobre el legendario Wilfred Thesiger, uno de los últimos aventureros británicos y a su vez gran escritor de viajes. Thesiger fue conocido y respetado en el mundo árabe, desde las altas esferas diplomáticas hasta los beduinos de cualquier oasis. Es probable que como tantos viajeros sus deseos de explorar nacieran de las miles de horas delante de los libros de aventuras.
10. Hacia rutas salvajes, de Jon Krakauer
A veces los mejores libros de viajes no son libros de viajes. Y un buen ejemplo de ellos es Viajes con mi tía, de Graham Green. Este Hacia rutas salvajes tampoco es, si nos atenemos a la ortodoxia, un libro de viajes. Es un sensacional reportaje del montañero, periodista y escritor norteamericano Jon Krakauer sobre un hecho real. La huida y muerte de un joven de 24 años, Chris McCandless, cuyo cadáver apareció en un remoto lugar de Alaska en 1992. Mccandless era el típico joven normal y buen hijo que un día decidió dejarlo todo y lanzarse a recorrer los EE UU en plan vagabundo. Durante dos años recorrió el país en un periplo que recuerda mucho al On the roadde Kerouac, solo que en los 90. Krakauer recrea de manera tan magistral el viaje a ninguna parte de Chris que la historia te atrapa desde el primer momento. No puedes dejar de pasar páginas.