Quinientas personas abarrotaron el sábado 26 el auditorio al aire libre que los organizadores del evento improvisaron en la Plaza Grau de Puerto Maldonado, para obsevar –canchita, refresco de aguajina y sánguches a discreción- la proyección de “Candamo, la última selva sin hombres”, el documental de 156 minutos de duración que Daniel Winitzky ayudó a convertir, hace 20 años, en el principal producto de exportación de un departamento peruano -Madre de Dios- que sigue confiando en la riqueza de sus bosques.
Veinte años de una película que cambió el chip que los peruanos teníamos hasta entonces de la exultante Amazonía.