Distrito de Lince es nombrado por la FAO como «Ciudad arbórea del mundo 2020»
Esta noticia me hizo el día, lo he comentado en mis redes a propósito de un paseo tempranero (y verde que te quiero verde) por los distritos del sur de Lima: que un antiguo distrito de la capital, en mis recuerdos de niño mayoritariamente sembrado de asfalto, bastante desorden y conventillos por todas partes, se haya convertido en un modelo de ciudad arbórea para el mundo, es un hecho tan inusual que deberíamos, al unísono, armar la fiesta y exigir que la primicia se coloque en primera plana de los diarios más importantes y en los noticieros televisivos.
Esta ciudad tan insensatamente gestionada, a veces, muy pocas veces, nos sorprende y da la talla. Soy de los que cree que por lo menos desde los noventa, habría que saber el año preciso en que el se produjo el punto de quiebre, Lima empezó a reverdecer como nunca antes y a la metrópoli gris, o marrón, cansina y desangelada, se le dio por mostrarnos jardines, parques, malecones, bermas centrales llenas de árboles, plantas ornamentales y vida silvestre como cancha. Y el ejemplo de esa revolución se fue extendiendo por casi todos los distritos, San Bartolo, donde vivo, una urbe en medio del desierto, incluidos. Buenísimo, en la villa tan denostada que habito, convivo con ardillas, cardenales, turtupilines, loros, violinistas, varias especies de colibríes y mucho más. En ese ítem hemos mejorado, hay que señalarlo e ir ubicando a los artífices de esa gesta ciudadana para aplaudirlos de pie.
Les dejo esta nota, ya saben, lo digo siempre, #porcadamalanoticiadosbuenas, buen fin de semana para todos.