Si hay una actividad más golpeada que las demás por la crisis mundial del COVID-19 esa es la del turismo. A la contracción económica propia del aislamiento social voluntario, la medida que tomó el gobierno peruano hace veinte días para detener el avance de la pandemia, se suman las previsiones en las que todos los analistas concuerdan: los viajes por placer, ya sea por tierra o por vía aérea, y el turismo se van a postergar más tiempo de lo que se pensó en un primer momento, lo que supone, sin duda, una crisis de proporciones inimaginables para un sector clave de la economía nacional.

¿Qué hacer para detener la crisis en ciernes? Un grupo de operadores turísticos ligados a la actividad se han pronunciado el día de ayer en un video que circula en Internet pidiendo apoyo al poder Ejecutivo para “pasar el temporal”. La parada abrupta de la actividad y el cierre de las fronteras por plazo indefinido que se avizora han puesto en severo riesgo la estabilidad de un negocio que emplea a nivel nacional a más de un millón trescientos mil peruanos.

De otro lado, conscientes de la crisis que se avecina a nivel global, organizaciones vinculadas al turismo han hecho un llamado a los líderes de opinión y analistas ligados a la actividad, en realidad a todas las personas que estamos involucrados con el turismo nuestro, a sumar esfuerzos para encontrar las soluciones que la situación requiere. Les dejo las reflexiones de Fernando Vera-Revollar, consultor en turismo de mucho recorrido por los sectores público y privado de nuestro país. Fernando conoce a fondo particularmente el tema del turismo interno, durante su paso por los programas nacionales de Turismo Rural Comunitario y De mi tierra un producto, se dio el trabajo de recorrer todo el Perú para escuchar el sentir de sus protagonistas. Les dejo sus reflexiones con el ánimo de discutirlas para encontrar la ruta que nos lleve a ver la luz al final del túnel.

Es tiempo de sumar y avanzar en la misma dirección.