Iquitos. Acabo de cerrar para siempre (qué ingenuo) el libro de Svetlana Alexievich sobre el drama de Chernobil, la hecatombre atómica que terminó de tirar por los suelos la inconmovible ilusión de la fortaleza soviética. Que libro, por dios. Si los académicos suecos le dieron el Nobel a la biolorrusa por su extraordinaria capacidad para descibnir...Leer más