No pude coincidir con Pep Bernadas durante mi última estancia catalana. Lo busqué en Altaïr, su casa y el hogar de tantos viajeros de paso por la ciudad condal pero no estaba, andaba por otras calles, urdiendo proyectos nuevos, seguramente. Ni modo, a dejarle una nota, que tuvo la gentileza de contestar a los pocos...Leer más