En el 2013 recorrí por primera vez las alturas más insondables de la Cordillera de Raura, la menos conocida de las cordilleras limeñas, un portento de la naturaleza a solo cinco horas de la congestionada ciudad que habito. Mi compañero de ruta entonces, Sadi Paredes, colono en la actualidad en las afueras de Aguaytía, se...Leer más