Qué capo que es Pérez-Reverte, me saco el sombrero cada vez que me toca leerlo. O cada vez, como ahora, que me encuentro de sopetón con sus declaraciones. El autor de “El tango de la guardia vieja”, una de sus últimas novelas, y de muchísimo más, sabe lo que dice cuando de hablar de buen periodismo se trata.
Pérez-Reverte fue antes que novelista, reportero de guerra en guerras por todo el mundo; periodista, para decirlo rapidito, en todo el sentido de la palabra. La entrevista que les propongo la acaba de dar a XL Semanal de España, la revista que acoge sus columnas desde hace treinta años.
(¿Por qué he mencionado la penúltima de sus novelas teniendo el escritor nacido en Cartagena tanto que mostrar?
Sencillamente porque “El tango de la guardia vieja” me impactó, me gustó de cabo a rabo. La historia de los amores inconclusos -pero duraderos- entre Max Costa, truhán, milonguero y bon vivant y Mercedes Insunza, millonaria y sensual a pesar del paso del tiempo y los embates de la vida, es potentísima, me animaría a afirmar el manual ideal para empezar a pensar en las contrariedades de la edad proterva de la que habla con tanta claridad Paul Auster, otro bravo)
Al pasar revista de sus años como colaborador frecuente de XL Semanal Pérez-Reverte le da duro a los que han hecho de las redes sociales el ágora ideal para dilucidar cualquier tema y vuelve a criticar la hediondez de un oficio, el de los periodistas, ganado por la estupidez y la falta de criterio que caracteriza a estos tiempos.
Como es costumbre mía, los dejo con una de las máximas del español. Qué arte el suyo hacer fácil lo complicado: “No me considero columnista. Un columnista es alguien que opina de manera directa sobre hechos políticos y sociales concretos e inmediatos. Yo soy un escritor que escribe artículos literarios en los que narra recuerdos, guiños a los amigos, anécdotas personales”.
Me too, Arturo.
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