Notas de Viaje

Guardianas del paraíso en tiempos del Covid-19
¿Qué tienen en común estas tres mujeres, estas tres científicas peruanas? Me queda claro que muchas cosas, pero en este momento quiero mencionar solo una de las tantas: sus inmensas ganas de doblarle el pescuezo a la sinrazón para construir un futuro que tenga a la Amazonía, a sus bosques, sus criaturas, sus hombres y mujeres, como actores fundamentales del buen vivir que nos merecemos. Bien por ellas. Bien por nosotros.
Viajar y Comer

Cuchara de Palo Restaurante / Pisac
El Cuchara de Palo Restaurante, la creación de Román Vizcarra y Fielding Wood, una pareja peruano-estadounidense dedicada con terquedad y mucha imaginación a preservar los valores y posibilidades de la cultura nacida en estas cordilleras, es un simpático restaurante que se esmera en ofrecer a sus comensales lo mejor de la cocina tradicional peruana.
Viajar y Leer

Avenida Arequipa / Miguel Rubio del Valle
Como Lucas, el personaje del juguete literario publicado por Cortázar en 1979, Miguel Rubio no solamente escribe, sino que le
Entrevistas

Patricia Majluf: “Solo el 0,5 % del mar peruano está protegido”
Me encantó la entrevista a Patricia Majluf que publica la revista Somos en su edición del sábado pasado a propósito de la creación de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, un área natural protegida que de establecerse pondría a buen recaudo 62 mil km2 del mar peruano.
Respeto el trabajo de la Dra. Majluf, una de las peruanas más comprometidas con el cuidado y apropiada gestión de nuestro maltratado océano, sigo su trabajo desde la época en que defendía con ímpetu la intangibilidad dePunta San Juan, en Marcona, la morada de una de las más grandes concentraciones de lobos del litoral nuestro.
Comparto su entusiasmo por la anunciada zona reservada de carácter nacional que de aprobarse rompería el ignominioso 0,5 por ciento de protección marítima que exhibe nuestro país como muestra de su histórico desdén cuando se trata de hablar seriamente de su mar territorial.
Por el mundo

Tiempos modernos: La utopía urgente de volver al campo
Matias Ballon y Nadia Balducci, con Julián, su hijito de un año, se han mudado a una casita a pocos minutos de la apacible ciudad de Urubamba, en el Valle Sagrado de los Incas. Dejan en esta urbe de la que se alejan por un tiempo a sus padres, mis vecinos de toda la vida en San Bartolo, a los amigos de siempre y el departamento que habitaron con tanto amor frente al mar de La Herradura. Eduardo, el papá de Matías, el contramaestre del proyecto Alto Perú, me cuenta que los chicos ni bien alquilaron su huarique chorrillano liaron bártulos y se fueron a respirar el aire fresco que desciende de las alturas del apu Chicón.
Como ellos, otros muchachos y algunos lecherazos como Manolo de la Cuba, en las afueras de Tarapoto, o los Shoobridge-Leyva, también en la campiña que riega el río Willcamayu, o Rocio Flórez y su prole que quiero tanto en Cocachimba, departamento de Amazonas, hace tiempo que abandonaron la selva de cemento para clavar su pica en Flandes, que no es otro lugar que el que alguna vez soñaron para tomar el desayuno bajo la sombra del huaranhuay, el molle, la pomarrosa o el árbol que fuere: el espacio buscado para saborear el olor de la tierra mojada por la lluvia y entender por fin la trascendencia que tienen las noches pobladas de hadas que invitan a esperar el día siguiente con la ilusión invicta.
Los envidio, a medias: pronto habré de tomar, como ellos y los chavales de esta historia que acabo de recoger del madrileño diario El País, el camino de retorno a la levedad de las horas que es el vivir de cara al sol.
Y digo a medias porque tengo la fortuna de estar haciéndolo al lado de la mamacocha, en un bordecito de los andes limeños confiado en el arribo de los buenos tiempos y en la victoria colectiva de los que nos afanamos en creer, pese a tanto, en ese #otromundoposible que se merecen los que vienen.
El retorno a los orígenes, la vuelta a la ruralia de la que habla John Berger en sus textos de feliz exiliado en la campiña francesa empieza a tomar cuerpo, la pandemia de marras lo está posibilitando. En España, un país que concentra a 41 de sus 48 millones de habitantes en el 30 por ciento de su territorio, la vuelta al campo empieza a notarse y de eso habla la nota que les propongo.
Qué bueno, cuánta dicha me da que tantos chicos como Matías, como Nadia estén dando el salto. Quién sabe si lo que necesitamos para enderezar el rumbo que ha tomado la vida tal como la concebimos en las ciudades que hemos creado, tan irracional, tan consumista, tan insulsa, sea un baño de campo, que importa si éste es cortito, que nos sirva para embriagarnos con el perfume de las flores o el aliento que llega desde lo más profundo del océano. Yo siento ese impulso todos los días en San Bartolo, a cincuenta siglos, mejor digo kilómetros, de Lima. Buen domingo, preparémonos para el retorno, aunque sea por una vez.
Buena tierra, sobrinos.