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Waqanki Lodge / Moyobamba

Mi opinión

El Waqanki Lodge, el refugio de vida natural de la familia Altamirano Guerrero de Moyobamba, se encuentra a solo tres kilómetros de la capital de San Martín, a un lado de la quebrada de Mishquiyaquillo, uno de los rincones más bellos y con mayor facilidad para la observación de aves del departamento amazónico. Es un sueño. Diez habitaciones muy cómodas se acomodan junto a un espectacular jardín botánico y un muy bien acondicionado observatorio para colibríes.


Wili Reaño para SPV

A José Altamirano lo conocí en el 2006, en ese entonces era un joven estudiante de ingeniería ambiental de la Universidad Nacional de San  Martín  que no dejaba de soñar con el proyecto que había empezado a construir con su familia: el Orquideario Waqanki, un inmenso jardín en un bosque de cien hectáreas en el que cuidaban con esmero el sinfín de orquídeas que rescataban de las áreas deforestadas en los alrededores de su propiedad. Moyobamba, en el Alto Mayo, debo decirlo de una vez, es uno de los lugares con mayor cantidad de especies de orquídeas del Perú: algunos entendidos calculan que en sus rincones de insuperable belleza es posible encontrar la mitad de todas las especies que habitan nuestro país.

“Estudié ocho ciclos de filosofía en Lima, pero la tierra me llamó, no me dejó acabar mi carrera”, me contó aquella primera vez mientras nos internábamos en el follaje de la quebrada de Mishquiyaquillo, a un ladito de su propiedad. “Fue en la capital, continuó, donde me enteré del interés de la gente en las orquídeas de mi región; de allí que se me ocurriera crear un espacio donde exhibir la riqueza que tenemos. Un lugar para el turismo y la investigación científica”.

A buen paso, el inquieto emprendedor y yo fuimos ascendiendo por la quebrada que alimenta de agua a Moyobamba para apreciar la belleza de estos bosques de altura que se elevan hasta los 1600 metros para alojar en su interior la más variada colección de epífitas: musgos, líquenes, helechos, bromelias, aráceas y por supuesto orquídeas, que uno puede imaginarse. “Todavía no recibimos grandes flujos de turistas, calculo que nos visitan cada mes entre cien y 150 personas”, me fue diciendo mientras nos movíamos con sigilo por una jungla poblada por renacos estranguladores y helechos arbóreos.  Nuestro ascenso terminó en la cascada de las Mariposas, una caída de agua donde la pasamos como se debe viendo el batir de las alas y los colores de una miríada de lepidópteros -mariposas- para recordar.

Una maravilla.

Hada de orejas negras (Black-eared Fairy)

Gabriela Mellet, del equipo de Viajeros, conoció hace unos días en el Waqanki Lodge, la marca que engloba los emprendimientos de José y su familia, a Rocío Cubas Altamirano, su sobrina, una ingeniera sanitaria de 23 años que, desde los seis, con sus abuelos y tíos, aprendió a moverse como pez en el agua por el bosque que han recuperado de la desolación para convertirlo en un eco-albergue fascinante, un repositorio de orquídeas y colibríes del que uno no quiere volver jamás.

Gabriela volvió enamorada del Waqanki Lodge y ha prometido volver…

“La chica es una guía buenísima, me va contando, es miembro de la tercera generación de los guardianes de la quebrada de Mishquiyaquillo. Sabe un montón y gran parte de lo que me explicó con mucho cariño lo aprendió de su tía Carito, una de los ocho hijos de los Altamirano Guerrero de Moyobamba. Don Francisco, el patriarca, decidió convertir en el 2003 su fundo cafetero en un refugio para las orquídeas de las que tanto hablaba su hijo mayor. Y ese año comenzó la aventura.  En el 2006 José empezó a estudiar con más ahínco las aves que habitaban la quebrada y en el 2011, luego de mucho aprendizaje, se animó a inaugurar el Observatorio de Colibríes, otro de los atractivos del Waqanki Lodge. Estamos hablando de una colección de más de 250 especies de orquídeas y 26 de colibríes creciendo y revoloteando en una misma propiedad”.

Fantástico

El Waqanki Lodge, el paraíso al lado de Moyobamba

En Waqanki Lodge, la reserva privada de los Altamirano, se encuentra a solo  tres kilómetros de la ciudad de Moyobamba,  a un lado de una de las quebradas con mayor variedad biológica y facilidad para la observación de aves de los bordes de la capital de San Martín. Es un sueño. Diez habitaciones muy cómodas se despliegan al lado del jardín botánico y el observatorio para colibríes. Los senderos por donde se mueven los visitantes han sido establecidos para que el aprendizaje y la fascinación los acompañen todo el tiempo. La mayoría de los visitantes en estos tiempos pos-pandémicos son peruanos que llegaron hasta la propiedad atraídos por la belleza de las flores y de las orquídeas. Los turistas extranjeros prefieren las aves.

Pero entre todos los hay como Gabriela, una turista nacional conmovida por las orquídeas de tamaños insólitos y diseños alucinantes y también por los colibríes que desafían la gravedad para susurrarnos que la naturaleza y los dioses que la crearon hicieron buen su trabajo.

Coqueta de cresta rufa (Rufous-crested coquette). Foto Carlos Calle

Si los Altamirano saben guiar y han hecho de la ciencia ciudadana su fuerte, la atención y el servicio que prestan también es formidable. Lo dice todo el mundo: descansar en el Waqanki Lodge estimula los sentidos hasta lograr -qué maravilla- que la experiencia vivida se convierta en un recuerdo para siempre…

De los colibriés del observatorio que ha sido acondicionado con una torre de tres pisos mencionar tal vez al Ermitaño de garganta negra (Black-throated Hermit), al Colibrí Oreja violeta parda (Brown Violetear), al Colibrí pecho girs (Grey-breasted Sabrewing), al Zafiro de barbilla blanca (White-chinned Sapphire), al Colibrí de nuca blanca (White-necked Jacobin), al Ermitaño de pico grande (Great-billed Hermit), al Zafiro de cola dorada (Golden-tailed Sapphire) y al Picaflior zafiro (Fork-tailed Woodnymph).

En la noche se puede observar lechuzas en los alrededores del lodge y en los caminos de acceso.

En el Alto Mayo

En el  2016 me volví a encontrar con José Altamirano en el Alto Mayo: yo visitaba en el caserío de Aguas Verdes el predio de Nórbil Becerra, un  campesino que había transformado su chacra en un bosquecillo repleto de colibríes y también orquídeas: José era uno de los capacitadores reclutados por una ONG para acompañar a Nórbil y al puñado de colonos que estaban convirtiendo la desolación en jardines floridos como el del Waqanki de esta historia para mirar  con otros ojos el futuro. Me sorprendió: se había convertido en un naturalista sabio y en un creyente en el futuro natural de su región. La colección de orquídeas de su familia rozaba las trescientes especies y en la quebrada que su familia protegía desde fines de la década del noventa el registro de aves rozaba entonces las 400 especies (605 en la actualidad según ebird) . Y las poblaciones de las tres especies de monos del Alto Mayo, el Mono Tocón y el Mono Nocturnoentre ellos, se movían a su antojo por el denso follaje de la quebrada. Un milagro.

“Rocío me comentó, vuelvo al relato de Gabriela, que la expansión urbana de la ciudad de Moyobamba sigue siendo un problema. Y que José y el resto de la familia no desmayan en el intento de convencer a los vecinos, agricultores en su mayoría, para  cuidar lo que es de todos. Finalmente, le dijo con cierta preocupación, existen reglamentaciones que se deben cumplir”. Para la nieta del patriarca de los Altamirano el trabajo de sensibilizar a los vecinos es complicado.

Rocío Cubas Altamirano: genuino cariño por la naturaleza y la tierra que habitamos…

Pero más complejo todavía es mantener en buen estado la colección de orquídeas del Waqanki y alimentar los colibríes que revolotean por los bebederos que han ido instalando con tanto cuidado. “Tenemos muchas orquídeas que ya no se ven en otras zonas. Y claro que la pandemia nos ha afectado… pero somos una familia numerosa y trabajadora; hemos sabido salir adelante y lo seguiremos haciendo. Sería triste que se pierda lo que hemos avanzado… sería triste que se pierda un espacio que sigue siendo tan atractivo para los niños, ellos son la semillita que debe germinar para crear un mundo mejor”.

Más milagros.

Rudolfiella

Waqanki Lodge
Carretera Baños Termales km. 3 – Moyobamba
reservas@waqankiecolodge.com
waqankireservas@hotmail.com
birdingmoyo@gmail.com
Teléfonos: +51 964 785 853 +51 964 016 947 +51 956 034 628

Cómo llegar: Desde el óvalo de ingreso a Moyobamba, tomar el desvío a los baños termales y seguir por esa vía durante 3 Km. Existe un aviso indicando el ingreso al lodge.
El lodge dispone de cómodas cabañas con baño y energía de 220 voltios y Wi-Fi. Son 10 habitaciones dobles, cómodas y limpias. Se  debe coordinar el alojamiento y el servicio de restaurante con anticipación. Para los visitantes hay baños y es opcional el servicio de guiado. Para reservas escribir a: waqankireservas@hotmail.com

Hace unas semanas con José Altamirano en la Feria de Aves de Sudamérica – Cusco 2022
«Los niños son una semilla… que hay que cuidar», Rocío Cubas Altamirano.
Frutero gorjirrojo (Fiery-throated fruiteater)
Delicados bebederos que se atienden cotidianamente para que la fiesta de la vida sea permanente.
Las orquídeas probablemente sean la familia de plantas más numerosa, con más de 25,000 especies identificadas hasta el momento.
Servicio personalizado, atención esmerada y comodidad al lado del bosque de nubes. Un encanto.
Búho pigmeo ferruginoso (Ferrugineous Pygmy-Ow)
Waqanki Lodge, una joya del Alto Mayo te espera…

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