Mi opinión
El creador de Gordini, el fast food gourmet que la está rompiendo en el sur limeño, tuvo una iluminación en Firenze: en sus calles espléndidas cayó rendido ante el espejismo que su cerebro de músico a tiempo completo advirtió como una premonición: inaugurar algún día, en Lima o en cualquier rincón del planeta, un negocio slow, informal hasta donde se pueda, cuya carta, novedosa, plural, coquetona y elaborada con los mejores insumos de la Madre Tierra encienda los sentidos, todos, de los amigos y de los parroquianos.Y vaya si no lo ha logrado: el Gordini, Il panino supremo de San Bartolo, el primero de su marca personal, es un primor…
Lanzarse a la piscina, al mar encrespado de los negocios gastronómicos en tiempos de caras largas y pesimismo extremo y sobrevivir para contarlo… con el convencimiento, además, de que todos los sueños se han hecho para ser cumplidos, es cosa de pocos.
De esto tiene mucho la historia personal de Jaime Urteaga, músico desde siempre, tablista por afición y ganas de vivir de cara al mar y amante del buon mangiare y la buena cocina, esa que aprendió, de casualidad, viendo a otros y también probando por aquí y por allá los platos que entornaban sus papilas gustativas.
El propietario de Gordini, Il panino supremo, la propuesta de fast food gourmet que se echó a andar en febrero de este año en la céntrica avenida Del Bosque, en San Bartolo, es un sibarita de polendas: un apasionado de las bondades que guardan los platillos –en el caso de su propuesta: paninos y pizzas artesanales- elaborados con insumos de calidad y muchísima inventiva.
El creador de Gordini, peruano de pura cepa y sambartolino en estreno, tuvo una iluminación en Firenze, la espléndidamente bella Florencia. En sus calles, viendo y oliendo tantas delicatesen, cayó rendido ante el espejismo que su cerebro de músico a tiempo completo advirtió como una premonición: inaugurar algún día, en Lima o en cualquier rincón del planeta, un negocio slow, informal hasta donde se pueda, cuya carta, novedosa, plural, coquetona y elaborada con los mejores insumos de la Madre Tierra encienda los sentidos, todos, de los amigos y de los parroquianos.
Con buena música, además, en un ambiente distendido, con copas bien preparadas, vibras como cancha y mucho saudade…
La ocasión le cayó como anillo al dedo en medio de la pandemia que seguimos combatiendo. El hiperactivo comensal se quedó sin chamba. Entonces, no hay mal que por bien no venga, se vio obligado a sacar lápiz y papel, hacer cuentas, buscar una locación apropiada, ¿Punta Hermosa?, ¿San Bartolo? y, mandil de chef improvisado y recetas recogidas al vuelo por todas partes, empezar a bosquejar los primeros planos de una carta sensacional.
La del Gordini, Il panino supremo de este debutante graduado en sueños es potentísima, auténtica y revolucionaria.
Veamos por qué. De las ciabattas, los panes chapla y los de yema, que son muy buenos, por cierto, está saturado el mercado. También de las cremas y de los embustes de la grasa y las fritangas. Gordini es otra cosa: el recién iniciado en estas lides conoció en la Bella Italia las bondades de la schiacciata, la focaccia toscana crocante por fuera y blanda por dentro que un proveedor amigo suyo prepara para el deleite de los mortales que solemos abalanzarnos sobre el panino La Liguria, el panino La Napolitana y el panino La Mollet. Por ahora tres de mis preferidos.
La Liguria es un panino –me niego a decir sánguche- como para darle la bienvenida al fin de semana: chips de ajos, abundante prosciutto, pesto, crema de parmesano y unas almendras que podrían servir para armar una sinfonía. Se puede acompañarlo con una cerveza fría: nacional, foránea o artesanal, hay para todos los gustos. O con una refrescante limonada rosa.
La Napolitana es un portento de sabores. Un panino contundente, como para dos, con capacidad de saciar hasta al más hambriento. Calientita es un primor. Tome nota: una milanesa en su punto, rodajas de tomate, mozzarella, arúgula, pesto y salsa de tomate. Riquísima. Otra chela.
La Mollet es coqueta y excitante: jamón artesanal, arúgula muy fresca, exquisitos huevos mollet, tomates deshidratados y palta. Una cerveza más, no sé si la última, usted decide, y el cielo.
Los paninos de Urteaga se han convertido en todo un suceso en el sur y su vanguardista propuesta incluye otras maravillas. Y todas haciendo honor a su procedencia y eventual maridaje, así tenemos La Limeña, con su camotito, salsa criolla y abundante jamón del país, La Firenze, La Romina, La Capri, La Carpaccio, La Forno, La Piamonte, La Dolcezza, ideal para los dulceros y por supuesto La Bartolina: jamón artesanal, miel, castañas y gorgonzola.
Pero allí no queda la cosa, las pizzas de Gordini también son un encanto y todas elaboradas artesanalmente, como se debe. La oferta pizzera es variad, puede elegir entre la Margherita, Americana, Hawaiana, Forno, Liguria, Castello, Regina, Veggie. Para que más… Gordini se pasa de vueltas.
Inspiración, fe en uno mismo, heterodoxia y ganas de tocas el cielo con las manos y el paladar. Me encanta la mesa de este inquieto hacedor de maravillas gustativas que tomó la sabia decisión de sentar raíces en San Bartolo. Sus vecinos, sus gordinis, se lo agradecen. Provecho.
Gordini, Il panino supremo! – San Bartolo
Osteria que sirve paninos al estilo de los clásicos sánguches firenzes, pizzas artesanales y bebidas. El pan schiacciata recién salido del horno se rellena con abundantes embutidos, toppings y cremas inspiradas en sabores italianos pero con corazón peruano.
Av. del Bosque 114 San Bartolo
Domingo, lunes y miércoles de 2:00 a 10:00 pm
Jueves, viernes y sábado de 3:00 a 11:00 pm
Pedidos al 912 196 826.
Delibery a Punta Hermosa – Punta Negra – Punta Rocas – Santa Rosa – San Bartolo y Santa María
También vinos, piqueos, chilcanos y más. También música en vivo.
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