Mi opinión
Mientras en la CADE se calentaban lo asientos y los ánimos, se corría la más dura competencia mundial en el desierto iqueño. Les dejo esta crónica publicada por la revista Caretas de la reciente MDS Perú 2017 en una versión más amplia. Buen domingo para todos.
Guillermo Reaño, especial para la revista Caretas
A Richard Bauer, el creador de la famosa Maratón des Sables, la carrera pedestre más dura del planeta, le tomó cinco minutos darse cuenta que en la áspera geografía de Ica, entre las pampas de Nazca y el desierto de Paracas, se podía desarrollar –inventar es el término apropiado- una competencia tan radical como la que cada año organiza en las hirvientes arenas de Marruecos, en África
La Maratón de Sables, arenas en francés, es un ultra rail o “carrera de montaña” endemoniado. Durante siete días, los convocados, veinte mil desde su creación en 1986 hasta este año en que la organización decidió extender sus tentáculos a dos escenarios nuevos: Fuerteventura, en islas Canarias y el Perú, deben recorrer trescientos kilómetros de puro desierto en seis etapas, una de ellas, la más larga, de 68 kilómetros.
Y hacerlo en un escenario cuya temperatura ambiente, fácil, puede superar los 40 grados centígrados.
Bauer, ideó la prueba después de un periplo a pie por las dunas y mesetas encrespadas de Marruecos. La fama que se ha ganado de extrema le llegó muy pronto a la carrera. En la edición del noventa y cuatro un atleta fue literalmente tragado por una tormenta de arena. Apareció once días después en un campamento de beduinos en Argelia. En la del 2007 uno de los participantes no pudo soportar el calor extremo y murió en combate.
Al año siguiente, como para paliar la mala suerte, uno de los participantes fue el crack del FC Barcelona Luis Enrique, entrenador hasta hace muy poco de los blugranas.
Chasquis en el desierto peruano
El nuestro, el desierto peruano, no es moco de pavo. Tiene lo suyo. La idea de mudar el evento a Ica, cautivó desde un primer momento al ministro Ferreyros y al equipo de Promperú que lidera Isabella Falco. Afinados los detalles, en abril se lanzó la convocatoria mundial y en muy pocas semanas el país de los Incas y los andenes milenarios -en la imaginación de los europeos- se fue tiñendo de desiertos y playas bañadas por un mar de un azul alborotador. También de historias de sacerdotes nazcas y guerreros paracas.
Al deseo de los franceses se sumó una feliz coincidencia. En la edición de este año de la maratón africana el atleta huancavelicano Remigio Huamán, primer peruano en correr Sables, ocupó un honroso quinto lugar. Huamán, campesino alto andino de 35 años y embajador desde junio pasado de la Marca Perú, volvió a repetir el plato en la media maratón (Sic) de 113 km en Canarias: llegó primero.
Con esos pergaminos el nombre del peruano empezó a sonar fuerte entre los competidores y público especializado. El chasqui nacido en la localidad de Atalla, Huancavelica se convirtió en el más firme rival del cinco veces vencedor de la maratón africana, Rachid El Morabity, un súper atleta marroquí acostumbrado a correr como un gamo por las dunas de su país. Los marroquíes han ganado 21 de las 31 ediciones de la Maratón des Sables.
La carrera
La maratón de las arenas peruanas empezó el martes 28 en Cahuachi, al lado de la ciudad de los antiguos Nazca. Más de trescientos competidores de 40 países completaron ese día los 37,2 kms del primer recorrido. Fue un día bravísimo, de súbitos ascensos y arenas hasta los codos.
La maratón es un desafío de autosuficiencia: cada competidor debe llevar en su mochila, que solo puede pesar entre 6,5 y 15 kilos, toda su alimentación y sus vituallas. Los 500 monitores que siguen minuto a minuto a los atletas solo les proveen de agua y auxilios médicos, si la ocasión lo amerita.
Desde la partida se hizo evidente la diferencia entre el marroquí y los demás participantes. El Rey del Desierto, el marroquí El Morabity solo tuvo de escolta al Guerrero de Atalla. En damas ocurrió lo mismo, la francesa Nathalie Mauclair, una fortaleza viviente, dejó atrás a todas las competidoras y a gran parte de la masa masculina. La enfermera de 47 años, atleta amateur, solo fue superada en la general por seis varones.
El éxtasis
La segunda etapa fue de 42,2 km, la tercera de 42,2 y la cuarta de 68,4 kilómetros, un verdadero infierno. En todos los parciales los chasquis peruanos, hombres y mujeres, sorprendieron por su fortaleza y espíritu de lucha. A Remigio Huamán, segundo en todas las etapas, lo siguió muy de cerca Aldo Ramírez. Y a las francesas Mauclair y Melanie Rousset, imparables, le marcaron el paso tres peruanas a tomar en cuenta para futuros eventos: Rocío Carrión, Aydee Soto Quispe y Rosario Romero Sayritupac, esta última soldado del ejército.
La quinta y sexta etapas, de 42, 2 km y 19,6 km, se sucedieron de acuerdo a idéntico libreto, con el mar, al lado, de inmutable testigo. En el mirador de La Catedral, el punto escogido por el equipo de Bauer para dar por finalizada la competencia, los peruanos fueron arribando entre hurras y aplausos del respetable
Diez de los casi cincuenta chasquis peruanos inscritos se colaron entre los cuarenta mejor ubicados en el tablero general. Remigio Huamán tuvo que cederle el segundo puesto a Aldo Ramírez al ser penalizado por llevar menos peso de lo reglamentariamente permitido. Gajes del oficio, nuestro crédito, que suele alimentarse con harina de quinua, maíz, cebada y habas que recoge de su chacra, no calculó bien sus provisiones.
Mención aparte para Víctor Raúl Ccanto, ocho veces campeón sudamericano de Muay Thai y debutante en una maratón: el peleador y director del proyecto Alto Perú, en Chorrillos, ocupó el puesto 38 en la general desplazando a ultramaratonistas profesionales que se pasan la vida compitiendo por todo el mundo. “Los peruanos somos bravos, comentó, somos buenos peleadores”.
Ojalá que el gobierno persevere en la tarea y se compré el pleito de la Maratón des Sables Perú por un buen tiempo; las carreras de fondo convocan a todos, a cholos, blancos, negros. A ricos y pobres. Es el Al fondo hay sitio de los deportes al aire libre.
Una última: Remigio Huamán, el atleta más requerido por los pocos medios que cubrieron el evento, se dirigió en quechua a sus vecinos de Atalla para decirles que se sentía muy honrado por haber llevado la felicidad a sus vecinos de Atalla. No, Remigio, lo corregí, por las redes, ese vehículo de comunicación que está llegando a todas partes, la felicidad y el orgullo que generaste llegó a Miraflores, a La Molina, a Puerto Maldonado, a Iquitos. En casi todo el país van creciendo los émulos tuyos. Seguimos en modo Gladys Tejada e Inés Melchor.
Como dicen los franceses vale un Perú.
17/12/2107