Mi opinión
En el Greens no reinan ni la Coca Cola ni el azúcar blanca, mucho menos las bebidas alcohólicas que no garantizan pureza. En el Greens los engreídos son los zapallitos verdes, los berros, las lechugas, el queso de cabra, los batidos de fruta, las verduras y una larga lista de insumos inimaginables que crecieron a punto de agua pura y buena tierra en las chacras de Lamay, uno de los rincones más exquisitos del Valle Sagrado de los Incas.
Tenía una necesidad imperiosa de comer sano, de limpiar un poco el cuerpo de las impurezas propias de la ruta. No podía tomar mejor decisión, entonces, que poner proa en dirección al Greens organic restaurant, mi sitio favorito en el Cusco cuando se trata de recuperar ánimos y comer saludable.
Mes de marzo
Segundo debut
Y aquí estoy, esta mañana de dorados e inicios de la llegada en tropel de las masas de visitantes en modo País de los Incas.
Me atiende Oliver, cusqueño, educadísimo. Le cuento mis apetencias de viajero a punto de tirar la toalla y me indica el desayuno que andaba buscando.
El Combo Greens -22 soles- es una maravilla. Pura vida en varios platillos que se esfuerzan en llamar la atención: empecé el banquete mañanero con los panes multigrano (de chía, trigo, cebada…) que se preparan en el horno del Incanto y se comen con una mantequilla de casa con sus toques mágicos de sal de Maras. O con la mermelada de fresa que se sale del platito en la que la trajeron.
De allí pasé al combo de frutas –fresas, plátanos, aguaymantos – bañadas con yogurt de hongos naturales y una miel de abeja de La Convención potente y llena de olores. Luego la granola elaborada a base de hojuelas de quinua, avena, coco rallado y hartos frutos secos.
Me olvidaba de los huevos, revueltos y consistentes. También del café, de Quillabamba, bien tinto para proseguir la ruta.
Faena completa. Les dejo la relación de platos que voy a buscar en mi próxima parada y la nota que escribía hace unos años sobre su vigente sánguche campesino y otras delicias gastronómicas en esta esquinita cusqueña de tantos sabores y buenos amigos:
- Sandwich de tocino, huevo y mozarella: ideal para las once de la mañana a manera de tentempié o de bocadillo esperanzador.
- Sopa de quinua, con su cuota necesarísima de cebolla, ajo, ají amarillo, zapallo, papa amarilla y verduritas de la huerta de Lamay. Manjar muy recomendado para los que llegaron al Cusco y quieren evitar contratiempos y sorochipiles.
- Canilla de cordero o Medallón de alpaca grillado. Para los que sabemos de cosas serias…
Buen viaje, buena mesa, qué siga la fiesta…
Buen viaje…buena mesa.
Marzo 2018
Greens organic restaurant
Santa Catalina Angosta, 135, Cusco
+51 84 25 4753
www.cuscorestaurants.com
Mes de julio
Debut y bienvenida
Debajo del balcón desde donde oteo la mañana de este Cusco lleno de dorados, todo es un exceso. Los sonidos, los colores, el gentío. La mítica ciudad de los Incas, cien años después del descubrimiento de Hiram Bingham, pareciera no querer darle respiro a nadie. Se bate con esmero en detener el tiempo y ensimismarnos con el ímpetu de sus impresionantes dominios. Había que huir para refugiarme en otros dominios.
Y no encontré mejor territorio libre de la presión humana que el local del Greens, la propuesta de comida orgánica (léase comida sana) que Rafo Casabonne, Coque Ossio, Gustavo Roda y Juan Stöessel, los artífices de la cadena Cusco Restaurants, estrenaron hace ocho años en los altos de la calle Santa Catalina, a cincuenta metros de la Plaza Mayor del Cusco. Una propuesta para comensales singulares: de esos que no creen en los transgénicos, ni en los condimentos de dudosa procedencia, ni en las grasas saturadas de lo que sea.
En el Greens, primera apreciación, no reinan ni la Coca Cola ni el azúcar blanca, mucho menos las bebidas alcohólicas que no garantizan pureza. En el Greens los engreídos son los zapallitos verdes, los berros, las lechugas, el queso de cabra, los batidos de fruta, las verduras y una larga lista de insumos inimaginables que crecieron a punto de agua pura y buena tierra en las chacras de Lamay, uno de los rincones más exquisitos del Valle Sagrado de los Incas.
Productos orgánicos y frescos adquiridos en un pujante mercado campesino que ha empezado a eliminar las intermediaciones y a generar confianza (productiva) entre los propios agricultores. Y como andaba embelesado con el sueño de una patria beneficiada de verdad por los nuevos tiempos del turismo me animé a ordenar el famoso sánguche campesino, el non plus ultra de una carta sumamente sugerente. Apunté en mi cuaderno de notas los ingredientes mientras dejaba que mis papilas gustativas se excitaran al máximo: queso de cabra, tomates confitados, arúgula, zucchini a la parrilla, alcachofas, cebollas acarameladas y hummus de quinua.
Humm, un desborde de sabores capaz de dejar sin aliento a cualquiera (por 30 soles, un sánguche que vale tanto como el mejor almuerzo, debo precisar). Lo combiné con un smoothie de mango, piña, maracuyá, hierba luisa y yogurt.
¿Qué decir de la atmósfera, del clima emocional del Greens?. El adecuado: recato, sencillez, abundancia de colores, madera por todos lados, música de géneros diversos como telón de fondo. Una atención informal, calidísima y sumamente atenta. Buena vibra.
Los dejo con los nombres de alguna de las maravillas culinarias de un restaurante que está obligado conocer:
Ensalada de nuestro huerto (lechugas mixtas, tomate confitado, palta, arúgula, champiñones a la parrilla, choclo, queso fresco, zanahoria, papitas coctel a la vinagreta, de pesto), 21 soles.
Carpaccio de trucha y menta, Cebiche de trucha y menta, Pastel de acelga, Pastel de choclo, Sopa de cebolla, Crema de zapallo y canela, Zopa de berros y papas…
Ah, me olvidaba de mencionarlo, lo comentan muchos de los viajeros que dejaron sus comentarios en la web de Trip Advisor: “la mejor manera de soportar la altura en el Cusco es comiendo ligero, y si es fresco, muchísimo mejor…”.
Buen viaje…buena mesa.
Julio 2011
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