Mi opinión
Me he adherido a la causa del cambio, en eso ando. Caminar hacia otros estilo de vida, a uno que sea más consciente de la huella ecológica que vamos dejando es un desafío, un reto difícil de llevar ca cabo. Pero allí voy, sigo intentándolo.
Mañana dejo por un tiempo Madre de Dios, tomo la ruta del Cusco para llegar a la zona cultural del maravilloso Parque Nacional Manu. Les dejo, mientras tanto, este artículo que acabo de recoger de la prensa colombiana.
Comer menos carne, tirar menos comida o reducir los viajes en avión son solo pequeños pasos en comparación con todo lo que pueden hacer los países para salvar la Amazonía, gran pulmón del planeta.
Conservar ese ecosistema requiere un cambio radical en los estilos de vida del mundo entero, aunque sea a miles de kilómetros de distancia, según expertos y organizaciones sociales reunidos este fin de semana en un foro internacional en la localidad de San Miniato, en el centro de Italia.
La Amazonía en grave riesgo
Todos ellos coincidieron en que la estabilidad del bosque tropical en los nueve países que comparten la cuenca amazónica está en grave riesgo por la expansión de la agricultura, la ganadería y la minería, actividades que alimentan el actual modelo de consumo.
Se calcula que la deforestación de la Amazonía ha alcanzado casi el 17 % de su vegetación en el último medio siglo, cerca del límite del 20 %, que marcaría un punto de no retorno en la capacidad regenerativa de esa región. “Podemos comer y volar menos, pero esto es una cuestión política y todo lo que hagamos no será suficiente si no estamos todos convencidos”, dijo a Efe Fritz Hinterberger, presidente del Instituto de Investigación para una Europa Sostenible (SERI, por sus siglas en inglés).
Reducir las emisiones de carbono
La tala de árboles para sustituir la selva por cultivos como la soja, usada como pienso de animales, o el transporte contribuyen a la emisión de gases contaminantes y los bosques pueden precisamente ayudar a absorberlos, mitigando el calentamiento global.
Según ese centro, para cumplir con el Acuerdo de París sobre clima, hace falta reducir las emisiones de carbono a una tonelada anual per cápita para 2050 (el nivel de Europa actualmente está en 8 toneladas) o, dicho de otro modo, 3 kilogramos al día.
Un kilogramo de CO2 equivale a comer 200 gramos de cerdo, cantidad que en dos tercios proviene de la producción de soja en Latinoamérica, apuntó Hinterberger para ilustrar el impacto de ese tipo de dieta.
Nuevos estilos de vida
A su juicio, la Unión Europea y otras economías avanzadas pueden tomar medidas para salvar la Amazonía, pero existe el riesgo de que las emisiones crezcan en otras partes del mundo, a menos que haya un cambio “global y estructural” a partir de la presión ciudadana.
Adoptar nuevos estilos de vida obligará a mejorar la eficiencia energética, elevar los impuestos a las actividades contaminantes, disminuir el consumo de carne y el desperdicio de alimentos, gastar menos y promover la producción local, entre otras alternativas.
La tecnología ofrece numerosas oportunidades en esa dirección, afirmó Michele Ieradi, responsable italiano de la compañía de soluciones geoespaciales Esri.
Señaló que la “geografía digital”, combinación de los sistemas de información geográfica con la inteligencia artificial y la observación de la Tierra, permite analizar el estado de los bosques y tomar decisiones con vistas a conservarlos y recortar las emisiones de carbono.
También hay campañas con las que cualquier persona puede donar por internet para plantar árboles en aquellos lugares donde faltan y seguir su pista desde un ordenador o un teléfono móvil.
Son formas de acercarse a ecosistemas a menudo lejanos y a las poblaciones que los habitan, como los 33 millones de personas de la cuenca amazónica.
“Limitar la explotación de la selva”
Desde una perspectiva distinta a la de la ciencia, el papa Francisco también ha querido prestar atención a esa región convocando el Sínodo sobre la Amazonía, una asamblea de obispos que se celebrará el próximo octubre en Roma.
El secretario general del Sínodo de los obispos, Lorenzo Baldisseri, explicó en el encuentro que abordarán “nuevos caminos para la Iglesia y la ecología integral”, concepto que aboga por “limitar la explotación de la selva”.
Con gobiernos que promueven lo contrario, como el de Jair Bolsonaro en Brasil, el cardenal aseguró que “naturalmente” respetan la soberanía de los Estados y que si tocan asuntos “sensibles” como la necesidad de parar la deforestación o frenar el extractivismo será para “defender que las poblaciones no sean perseguidas”.
Aludió así a los pueblos indígenas que “son custodios de la naturaleza de todos” y que dependen de los bosques para vivir, aunque el modelo actual de desarrollo se lo ponga difícil.