Mi opinión
Arquitectura, historia, arqueología. Tradición, cultura, patrimonio. Diversión, gastronomía, deportes de aventura. Naturaleza, vida sana, aire libre. Cuenca, la perla de los Andes ecuatorianos, lo tiene todo y en abundancia para pasarla bien. Un destino privilegiado a tiro de piedra.
Estuve en Cuenca con un grupo de blogueros convocados por Lourdes Chuquipiondo del blog de viajes Place Ok para conocer sus encantos. Y regresé enamorado de la ciudad patrimonio y de su gente,
La muy bella y muy sutil ciudad de Cuenca se ubica en un lugar privilegiado del Ecuador: exactamente a 193 km de Guayaquil, a tan solo a cuatro horas en bus por una excelente carretera. O a 442 kilómetros de Quito, la capital nacional, si usted se encuentra de paso en el centro del país.
En este territorio de gente laboriosa y muy atenta las vías públicas dan la hora. Así que en pocos minutos pude dejar atrás los esteros de Guayaquil para empezar a remontar la cordillera. Despacito, mirando las montañas cubiertas de mil tonos de verdes la ruta se convierte en una motivación para los sentidos.
De pronto ingresamos al páramo del Parque Nacional del Cajas, una de las joyas naturales de Ecuador y del mundo, un área protegida donde nacen las aguas que beben los cuencanos, para la mayoría de ellos y con orgullo, las aguas más puras del planeta…
Hemos ingresado a la provincia de Azuay, cuya capital es Cuenca, la antigua y muy señorial Santa Ana de los Ríos de Cuenca.
La fundación española de Cuenca se remonta a 1557, cuando sus primeros vecinos decidieron levantar la villa sobre las piedras de la histórica Tomebamba, según los entendidos la segunda ciudad más importante del legendario Tahuantinsuyo.
Cuenca resume muy bien la historia del Ecuador, la historia de muchas de nuestras ciudades. Antes de la ocupación española, estas tierras estuvieron bajo el dominio de los Incas. Antes de ellos, fueron los aguerridos cañaris, un pueblo de gente valiente, los que se encargaron de dejar sobre el rostro de la ciudad sus trazos inconfundibles.
De ese mestizaje antiguo y de la vocación de sus primeros pobladores por vincularse a España y a la cultura occidental, fue naciendo la extraordinaria ciudad que me acogió durante unos días. Cuenca es desde 1999, según la Unesco, Patrimonio Cultural de la Humanidad, un privilegio que comparte con otras ciudades del continente: Quito, Lima, Cusco, La Habana, Panamá…
Una ciudad para quedarse
Sus habitantes lo saben. Lo saben y han hecho de ese reconocimiento –y de todos los que han ido obteniendo con el paso del tiempo- un motivo de orgullo y una saludable causa local, regional. Para los cuencanos conservar su patrimonio, prehispánico, colonial y republicano, es cuestión de estado, un hábito de todos los días.
De los vínculos de sus clases sociales más altas con la Europa clásica, sobre todo con la Francia que nació después de la Revolución, sobreviven las casonas que le dan vida a su centro histórico, uno de los espacios urbanos más hermosos de nuestro continente.
Lo curioso del caso es que muchos de los que visitan Cuenca creen que lo que ven es parte de la arquitectura colonial de la ciudad, cuando de verdad se trata de edificios art nouveau, art decó, de indudables toques afrancesados. Cuenca, a veces, parece una sucursal de Paris o Versailles.
No en vano la llamaron la Atenas de Ecuador. Una ciudad culta, repleta de estudiantes, cede de una de las bienales de arte más importantes de América Latina.
Una ciudad diseñada por sus fundadores como si fuera un tablero de ajedrez.
Una ciudad funcional, amigable, slow, una ciudad para quedarse a vivir para siempre.
Sobre el río Tomebamba
El Barranco de Cuenca, apunta en tu cuaderno de campo, viajero, este nombre tan especial. No lo había mencionado todavía pero esta ciudad de 500 mil habitantes presenta dos sectores urbanos claramente definidos: el monumental o histórico, la Cuenca de la catedral de la Inmaculada Concepción y sus tres cúpulas de azul intenso … y la Cuenca moderna, republicana hasta el exceso, repleta de barrios que dan envidia por su buen trazo y espíritu ciudadano. Ambos sectores, además, coexistiendo en armonía, vitales hasta el exceso.
¿Qué separa a una ciudad de la otra? Un portento de la naturaleza y el buen proceder de los que se encargaron de diseñar la ciudad: el río Tomebamba, el río de los Incas que después de bajar tronante desde las alturas del Parque Nacional del Cajas se tranquiliza en Cuenca para dar vida a un remanso de paz, un regio malecón rodeado de molles, sauces, capulíes, nogales, eucaliptos.
Un jardín colgado a un barranco donde los cuencanos construyeron hace más de un siglo un barrio elegante de casas que se lanzan al acantilado para armar la fiesta.
En el Barranco de Cuenca se concentra la vida artística y cultural de la ciudad. En el día, los peatones lo recorren de palmo a palmo para cumplir con sus obligaciones. En la noche, la vida bohemia en cambio gana sus callecitas para el disfrute y la fraternidad. Cuenca de noche es Cusco, México DF, Nueva York.
Vivir en el paraíso
Con un grupo de buenos amigos caminé Cuenca sin prisa, entendiendo que había que recorrer todos sus recovecos. Quería comprobar lo que me había comentado Franco Pesantes, el excelente guía que nos proporcionó la Fundación Municipal para el Turismo en Cuenca: “en esta ciudad no van a ver barriadas o villas miserias, los cuencanos vivimos en armonía compartiendo el territorio que nos dejaron nuestros mayores”.
Qué envidia.
Recorrí el barrio de Santa Catalina, con sus parques y comercios llenos de vida; también el de Todos los Santos, cerquísima al Puente Roto, otra de las famosas postales cuencanas; subí hasta el mirador de Turi, en las afueras de la ciudad, para verla y gozarla en toda su dimensión.
Y me di tiempo para introducirme en el barrio de las Ollerías donde pude conocer el taller de don José Encalada, maestro del torno a pedal y la cerámica negra. Caminé por el barrio de las herrerías para hablar con los herederos del arte de forjar el fierro que sigue engalanando las ventanas y puertas de la ciudad patrimonio.
Me sumergí en los chiringuitos de Cuenca para probar sus tamales, sus dulces tradicionales y el saludable canelazo, el calientito a base de caña de azúcar y hierbas de todos los sabores que toman los cuencanos cuando el friecito aparece.
También conocí el barrio de los panaderos. Digamos que los cuencanos son artistas por naturaleza. Llevan el arte en el ADN, la cerámica la joyería, la hojalatería, los tejidos, en especial el que realizan desde tiempos inmemoriales los tejedores de la macana, el chal tradicional que utilizan todavía las cholas cuencanas en sus fiestas y días de pasear, destacan por su laboriosidad y buenos acabados.
Los Ecuador Hat
También son muy valorados sus trabajos en cuero, su talabartería. Y lo que hacen con la paja toquilla, la fibra vegetal con la que se elaboran los sombreros de Cuenca, los Panamá Hat que usan los famosos de ayer y de siempre.
En Cuenca le echan la culpa al presidente Roosevelt, a don Teodoro, el presidente de los Estados Unidos durante la construcción del canal de Panamá, de haberles quitado el honor de ser ellos los verdaderos inventores del célebre Panamá Hat. Para los cuencanos y ecuatorianos de todas las edades el sombrero de paja toquilla es oriundo de estos valles y punto… para ellos es un sombrero hecho y producido por las manos de hombres y mujeres de toda la provincia.
Dediqué horas enteras a endulzar mi corazón viajero en la Plazoleta de las Flores, al frente casi de la nueva catedral, un pequeño campo ferial que se ha convertido, para turistas y vecinos, en un lugar de obligada parada. En un punto central de la ciudad que todos quieren y cuidan.
Qué lindo espectáculo, viajero, flores y más flores de todo el Ecuador. La fiesta de los olores y colores de este país en el centro del mundo.
Vive Cuenca
Me di un espacio también para conocer algunos de los divertimentos que ofrece el destino. No todo en Cuenca es cultura y patrimonio. La ciudad y sus alrededores ofrecen de todo, desde turismo vivencial hasta turismo de aventura, desde lanzarse a cruzar las alturas de un bosque de eucaliptos por un zip line o canopy en la parroquia Ricaute hasta escalar por las paredes de roca en las proximidades del sitio arqueológico inca de Cojitambo, en la vecina provincia de Azogues. La fiesta de los olores y colores de este país en el centro del mundo.
Monté a caballo, y de noche, por un prado en medio de otro bosque gigantesco, viendo las estrellas, soñando con nuevos viajes, con nuevas aventuras. Y cuando el cansancio de todo lo vivido –y gozado- amenazaba con mandarme de regreso a casa, se sumergí en las aguas medicinales de un estupendo spá también en la cercana localidad de Ricaute.
Así es Cuenca, una sucursal del cielo en medio de los Andes de Ecuador, aquicito nomás,
Cuenca
Temperatura promedio: 17 ° C
¿Por qué Cuenca?:
– Es de fácil acceso por carreteras de primer orden
– Se encuentra a cuatro horas de la frontera con Perú
– El aeropuerto Mariscal Lamar ha sido renovado y tiene buena conectividad diaria
– Tiene los mejores servicios básicos de Ecuador
– Su clima es óptimo todo el año
Para conocer:
- Parque Nacional Cajas, a 30 kms de Cuenca, es una de las áreas naturales protegidas de mayor belleza escénica de Ecuador, alberga más de 230 lagunas. En el parque nacen tres de los cuatro ríos que atraviesan la ciudad: Tomebamba, Yanuncay y Machángara). En Reserva Mundial de Biosfera y sitio RAMSAR.
- Catedral de la Inmaculada Concepción o Catedral Nueva con sus cúpulas azules que caracterizan a la ciudad desde que se empezó a construir en 1885.
- Plaza de las Flores, ubicada al pie de la iglesia del Carmen de la Asunción, muy cerca a la Catedral de la Inmaculada Concepción.
- Plaza San Francisco
- Barrio Todos Santos, denominado así por la iglesia y convento Todos Santos. Conocido también como el barrio de las panaderías.
- Barrio de las Ollerías
- Calle de las Herrerías, donde se apreciar el trabajo en hierro de los artesanos cuencanos, herederos de una técnica transmitida de generación en generación desde tiempos coloniales.
- Sitio Arqueológico de Cojitambo, en Azogues, a 25 km del centro de la ciudad.
Mis recomendaciones:
- Taller Encalada
Lamar 24-90 y Francisco Paredes
Teléfono 2826218 - Fábrica de sombreros de Homero Ortega
Panamá Hats
homeroortega.com
www.genuinepanamahat.com - Casa Museo de la Makana
Ana Ulloa & José Jiménez
Vía Gualaceo Km 10,5
Sector San Pedro de los Olivos - Montaruna Riding Adventures
carlosm09@live-com / juanh.terra@gmail.com
Para hacer:
- Termalismo, en la parroquia de Baños, a 8 km del centro de la ciudad, restaurantes, hoteles y Spás con propuestas de todo tipo.
- Escalada en roca, en el cerro Cojitambo, una de las tres montañas sagradas de los cañaris, a 25 km del centro de la ciudad. Más de 200 rutas para todos los gustos.
- Canopy, en la parroquia Ricaurte existe un zip-line de seis cables muy bien acondicionado.
- Cabalgatas, en las haciendas y propiedades rurales de las afueras de Cuenca. En el sector Totorillas, en la parroquia Tarqui, a 15 km del centro de la ciudad, se puede realizar esta actividad incluso en las noches.
En la ciudad de Cuenca también se ofrecen propuestas para biking y barranquismo.
26/112016