Mi opinión
Celeridad y decisiones certeras: eso fue lo que pedimos en el verano del 2022 cuando se produjo el derrame de los más de once mil barriles de petróleo en el mar de Ventanilla producto de la dejadez de Repsol. O sea, rapidez en la respuesta desde el Estado y menos blablablá. Marino Morikawa lo dice clarito en este interesante reporte de Inforegión: “Cuanto más rápido se recoja el petróleo, menor será el desequilibrio en la biodiversidad”. Sencillo, manos a la obra, el tiempo apremia.
Tomado de Inforegión
El distrito de Lobitos, en la región de Piura, enfrenta una emergencia tras el derrame de petróleo registrado en la playa La Capullana. Vecinos reportaron la presencia de hidrocarburos en el agua y en la arena. La Municipalidad Distrital de Lobitos confirmó que otras playas, como Lanchón, Palizada y La Bola, también han sido contaminadas.
PetroPerú, empresa que opera en la zona, informó que el viernes 20 de diciembre, durante la tarde, inició operaciones en el Terminal Multiboyas de Punta Arenas. Antes de proceder con la carga del producto, se detectó una mancha de origen desconocido en el mar, lo que llevó a activar su plan de contingencia. Sin embargo, aún no se han esclarecido las causas del derrame.
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El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) anunció que supervisa las acciones de primera respuesta y evalúa el impacto en la zona del Terminal Marítimo de la Refinería Talara. El área afectada en La Capullana abarcaría 10 000 metros cuadrados.
Impactos ambientales y económicos del derrame
El impacto del derrame en Lobitos es amplio, afectando no solo a los ecosistemas marinos y costeros, sino también a la economía local. El científico Marino Morikawa, representante del TTT Grupo Morikawa, explicó que los daños van más allá de la toxicidad inmediata: “Estamos hablando de alteraciones en los manglares y la biodiversidad marina. Además, el turismo y la pesca artesanal también se ven afectados”.
Morikawa advirtió que la presencia de hidrocarburos en las playas podría persistir si no se aplican medidas de limpieza efectivas de inmediato. Según el experto, “si el petróleo es crudo pesado, será más difícil de eliminar, mientras que los hidrocarburos más ligeros, aunque más tóxicos, se evaporan con mayor rapidez”. Además, destacó que las características de las playas arenosas permiten una recuperación más rápida en comparación con las playas rocosas.
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El deterioro de la calidad del agua y los sedimentos, así como la creciente mortandad de especies marinas, son preocupaciones centrales. “Es necesario proteger las áreas para evitar que el daño se extienda, y garantizar un monitoreo continuo para evaluar los avances de la remediación”, agregó Morikawa.
Alternativas para la remediación
Morikawa resaltó la importancia de actuar rápidamente para mitigar los daños. Según el experto, “con sistemas tecnológicos avanzados y fórmulas de biorremediación, podemos reducir la contaminación en un 99%. Cuanto más rápido se recoja el petróleo, menor será el desequilibrio en la biodiversidad”.
El experto subrayó la importancia de reconocer que en Perú existen capacidades para enfrentar estos desastres: “Hay peruanos que tienen las soluciones necesarias para abordar este tipo de problemas de manera efectiva. Actuar de inmediato no solo protege la biodiversidad, sino que también restaura la confianza de las comunidades afectadas”.
Morikawa recordó que el tiempo es un factor crucial: “Cuanto más rápido se implementen estas medidas, menor será el impacto en los ecosistemas y en la economía local. La remediación no debe esperar”.
