Mi opinión
Desde Los Andenes de Laraos, la propuesta de turismo vivencial de Clara Meza, las horas transcurren envueltas en los aromas de la felicidad. La ladera donde se ubica la casita de la señora Meza, 43 años, un hijo adolescente a punto de terminar el colegio, luego de ascender por una calle primorosamente empedrada de la progresista ciudad de Laraos, no solo está rodeada de andenes, no, las flores de todos los tamaños y colores han tomado posición de los abismos para dotar de más belleza el espectáculo que el viajero tiene para sí y solo para sí. Estamos hablando de unos contrafuertes andinos que en esta época del año, abril, se esfuerzan en cubrir de verde el paisaje coronado de los celestes de su cielo fabuloso, inimaginable para los limeños tan acostumbrados a vivir en medio de la bruma y bajo el techo color panza de burro.
Por Wili Reaño, especial para Viajes con estilo / SPV
Clara Meza está preocupada. Los turistas que están empezando a llegar a Laraos, en la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas, a seis horas de Lima, una localidad de trazos campesinos que en el año 2012 vio nacer a la Asociación Turística Sinchimarka Laraos, el comité de emprendedores turísticos que preside, pareciera estar más preocupados por el traguito y la fiesta que por la belleza indescriptible de la andenería prehispánica más vistosa y extraordinaria de esta parte de nuestro territorio que se alza sobre sus ojos.
En Laraos, 3310 msnm, y también en las laderas de Carania, Yauyos y Miraflores, tres de los pueblos del Alto Cañete premiados con la tecnología agrícola más desarrollada del mundo andino, los jardines colgantes que construyeron los que nos antecedieron siguen alojando las semillas que luego de las lluvias de temporada habrán de convertirse en los productos agrícolas que los larahuinos y demás pobladores de estas tierras de la sierra de Lima producen desde siempre.
Y ese testimonio cultural y natural es lo que Clara, la hija de doña Catalina Gago, otra de las líderes de la asociación de turismo, está convirtiendo en la herramienta que necesitaban para impedir que el legado recibido por ellos se pierda. De allí su explicable preocupación.
Mientras acomodo mis bártulos en la habitación que me ha asignado esta vez: un dormitorio limpísimo con una cama inmensa, comodísima; una mesa para colocar mi laptop que colonizo de inmediato; un baño privado pulcrísimo y una vista única de las terrazas de cultivo que se extienden hasta el infinito, Clara, Clarita Meza, insiste: “Antes los turistas venían para vivir con nosotros el día a día, la chacra, nuestras costumbres, ahora son más inquietos, quieren más adrenalina que descanso».
Lo sé.
Es comprensible, le digo, los tiempos del turismo han cambiado mucho. Las imágenes tomadas al vuelo por los visitantes de ocasión para colgarlas en tiempo real en Instagram son las que cuentan el día de hoy. No las experiencias intensas y memorables, no el viaje como encuentro con uno mismo y con los demás…
Pero de esas contradicciones no he venido a hablar a Laraos, la villa de agricultores y ganaderos del valle que fructifica el río Cañete, otro de mis lugares favoritos en este país que es una fiesta y un motivo de orgullo permanente.
Huaqiu, un iluminado
Clara recuerda a Huaqiu con los ojitos llenos de lágrimas y el corazón a mil. Yo también. El chinito ataviado por los dioses con una ingenuidad celestial fue quien la introdujo en el mundo del turismo vivencial de tonos campesinos, eso que los funcionarios del ministerio del ramo llamaron por mucho tiempo turismo rural comunitario, una actividad económica, dicho sea de paso, digna de elogios que ha sabido beneficiar en todos estos años a muchísimas familias rurales de diferentes destinos turísticos del Perú.
Huaqiu Gan, que lamentablemente partió con prisa a poblar el firmamento y que fue un aplicado alumno del diplomado de turismo sostenible que tuve el honor de dirigir en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, fue el encargado de capacitar a las mujeres de la asociación de turismo de Laraos en la que militaba (y milita) Clara para impulsarlas a lanzarse al ruedo del turismo responsable, o al río para ponernos a tono con el rugiente Cañete que ronronea a lo largo de toda la carretera asfaltada que asciende hasta las laderas del apu Pariaqaqa.
Quién lo diría, pasó el tiempo, el valle se fue llenando de propuestas de turismo de todo tipo, las sucesivas crisis, sanitarias y de las otras, fueron dejando a su paso huellas indelebles en los pueblos y pobladores hasta que de pronto las alumnas del iluminado iluminador, sin darse cuenta, se convirtieron en las capacitadoras, en las encargadas de motivar a otros en el cuidado del inmenso patrimonio que les ha tocado conservar a través del turismo responsable.
«Antes Laraos parecía un desierto, mis vecinos se iban a otras ciudades en busca de un mejor futuro, ahora el turismo nos está haciendo volver, tenemos oportunidades para salir adelante y mantener la herencia que nos dejaron nuestros padres y abuelos»
Clara Meza
Laraos es en la actualidad un archipiélago poblado de propuestas turísticas vivenciales… y también de naturaleza y también de adrenalina pura. Es así, Clara, compañeros de viaje, el turismo es una actividad que una vez que logra ponerse en marcha y funciona se vuelve incontenible… para bien y para mal. Todo depende de la muñeca y el buen tino de los que manejan sus hilos y se agrupan, se asocian para controlar los desbordes. Ósea, un negocio, esa es la palabra, que depende de sus protagonistas, de las Claras Meza, las Catas Gago, las Ruth Cueva y más, felizmente, muchísimas más.
Lo escribí por allí hace tantísimos años: “ No es exagerado decirlo: en las laderas limeñas de Carania, Laraos, Yauyos y Miraflores se encuentra lo mejor de la andenería prehispánica” por eso es que estoy convencido “de que la generación de un tejido social sólido es la única garantía que tenemos para que la propuesta del consorcio nacional [me refería a la empresa que por entonces lideraba la puesta en marcha de una operación hidroenergética de grandes proporciones] vigorice de verdad una región donde se han hecho endémicas tanto la pobreza como las exclusiones sociales”.
Un balcón en el cielo
Desde Los Andenes de Laraos, la propuesta de turismo vivencial de Clara Meza, las horas transcurren envueltas en los aromas de la felicidad. La ladera donde se ubica la casita de la señora Meza, 43 años, un hijo adolescente a punto de terminar el colegio, luego de ascender por una calle primorosamente empedrada de la progresista ciudad de Laraos, no solo está rodeada de andenes, no, las flores de todos los tamaños y colores han tomado posición de los abismos para dotar de más belleza el espectáculo que el viajero tiene para sí y solo para sí. Estamos hablando de unos contrafuertes andinos que en esta época del año, abril, se esfuerzan en cubrir de verde el paisaje coronado de los celestes de su cielo fabuloso, inimaginable para los limeños tan acostumbrados a vivir en medio de la bruma y bajo el techo color panza de burro.
Clara ha logrado implementar en su casa a fuerza de terquedad y sapiencia seis habitaciones completamente habilitadas que pueden albergar de sopetón hasta a trece personas. Y no solo alojarlos, su oferta también incluye, si sus pasajeros lo desean, un desayuno lleno de fragancias y una alimentación -almuerzo y cena- muy bien balanceada y casera, que puede traer, si se dan las condiciones, el famoso Olluco Chupe que hizo saltar en un solo pie al reconocido chef viajero Luciano Mazzetti. O el bistec de alpaca que Gabriel Herrera y yo saboreamos durante la segunda noche de nuestra estancia en Laraos.
No deje de venir a estas laderas de verdor incontenible y mujeres coraje como cancha. En Laraos, al lado de la laguna de Cochapampa y los andenes inmortales recorridos por unos riachuelos de un blanco majestuoso, la posibilidad de descansar largo y tendido, a su regalado antojo, mientras se sueña en tiempos mejores está al alcance de cualquiera. Solo hay que dirigir la mirada hacia el Pariaqaqa y someterse a los designios del destino.
Si quieres que incluya los datos del servicio que prestas en este destino (o cerca de él) porque es de calidad y toda confianza o tienes interés en darnos algún dato que no hayamos considerado escríbeme a conwilireano@gmail.com o a guillermo@soloparaviajeros.pe
Los Andenes de Laraos
Calle Túpac Amaru S/N, Laraos, Peru
+51 999 726 764 +964 266 598
hospedajelosandenesdelaraos@gmail.com
Habitaciones con baño privado, agua caliente, camas confortables y muy buen servicio de Internet. Atención personalizada. Actividades vivenciales en la huerta familiar y alrededores. Comedor con servicio a pedido de los huéspedes. Clara y los demás miembros de la Asociación Turística Sinchimarka Laraos organizan salidas y visitas a los atractivos turísticos más importantes de la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas. Los asociados gestionan un restaurante y un invernadero en Laraos, dan servicios de paseo en kayak en la laguna de