San Bartolo. He empezado a leer Voces de Chernóbil, el desgarrador relato de Svetlana Alexievich sobre la estupidez humana. Un libro de obligada lectura en estos tiempos de absurdos miles y miserias por todas partes.
La biolorrusa compone en este primer libro suyo traducido al castellano un fresco de verdad polifónico. El estilo Kapuscinski, mejorado, vuelve a sonar fuerte en la pluma de la última premio Nobel.
Lo dije en la mañana a través de mi cuenta en Twitter: «He pensado, leyendo a la Alexievich, en el colombiano Alfredo Molano Bravo, el autor de Del otro lado, el testimonio también en «voces múltiples» de la diáspora que ha producido la violencia de la FARC y el narcopoder que me recomendara en el Guaviare Pedro Botero.