Alberto Chirif, el más amazónico de nuestros científicos sociales, me lo dijo hace algunos años: así como nos quejamos amargamente cuando el extractivismo cutre nos arrebata lo que es de todos, entiéndase por ello recursos naturales y futuros, tenemos que celebrar los triunfos, aunque sean pequeños, que vamos alcanzando como movimiento en defensa del tipo de vida que nos merecemos. Y celebrarlos en voz alta, como para que lo escuche toda la tribuna.
Entonces, año 2007, la respuesta de la ciudadanía había sido capaz de contener en buena lid las ilusiones de uno de los tantos grupos de poder que utilizando el congreso como caja de resonancia intentó desguazar el Parque Nacional Bahuaja-Sonene para entregar parte de su territorio a la industria de los hidrocarburos. En la edición 25 de la revista Viajeros reflexionamos al respecto: “Las victorias ambientales -o como quiera que queramos llamarlas- deben sernos de utilidad para seguir despertando conciencias y ganando adeptos”.
Así que festejemos la victoria, que espero no sea pírrica, obtenida el sábado último en el Poder Judicial que declaró infundada la demanda de Acción Popular interpuesta por la poderosa Sociedad Nacional de Pesquería para que se levanten los vallados de protección, sí, los vallados de protección, que la legislación vigente puso para cuidar las riquezas que aún subsisten en el interior de la Reserva Nacional de Paracas y en el resto de nuestras áreas naturales protegidas.
En esta plataforma advertimos a inicios de marzo que la batalla legal que estábamos dando, con el Sernanp en primera fila, iba a decidir la suerte del mar peruano, esa porción del océano ecuménico tan alborotada por las pesquerías a la mala, chicas y grandes, y tantos otros despropósitos humanos.
Si las embarcaciones de la flota industrial obtenían el visto bueno para operar dentro de la reserva, disque para capturar mayores volúmenes de anchoveta, como lo planteaba al alegato de Samuel Abad, abogado del gremio pesquero, el extractivismo supérstite hubiera ido por más. La jurisprudencia ganada en esta puja judicial les hubiera sido de muchísima utilidad para desmontar todo lo que en materia de protección de la naturaleza se ha construido en nuestro país.
Felizmente esto no sucedió: la SNP, con su presidente a la cabeza, un exministro de Comercio Exterior y Turismo que debió detener tamaño despropósito, va a tener que replegarse y, seguramente, exigirá que se revise el fallo en segunda instancia, como manda la ley … o buscar nuevos caminos, siempre los encuentran, para pasar por encima de lo que indica el sentido común .
De hecho, los que se replegaron en el 2007 ante la contundencia del grito “Salvemos Candamo” que levantamos al unísono, continúan pugnando por lo mismo; pare ellos los hidrocarburos que se esconden en el corazón del Manu y del Bahuaja siguen siendo una obsesión, qué importa que la ciencia y los compromisos asumidos por el Estado peruano vayan a contracorriente de sus deseos.
La salud del mar de todos es calamitosa, lo que deberíamos hacer, lo hemos dicho por aquí y vale la pena ser redundantes, es asegurar su cura, su “sanación” y para ello no hay mejor receta que protegerlo primero y en el caso de Paracas y otras zonas de nuestras 200 millas de mar territorial pobladas de embarcaciones piratas, activar los correctivos necesarios para que la biomasa de la anchoveta, que es la base de la cadena trófica del mar, lo aprendimos leyendo al maestro Antonio Brack, vuelva a los niveles adecuados. Qué importa si el PBI nacional tambalea un tanto como consecuencia de la decision tomada.
Sería un paso importante también para que la anchoveta nuestra de cada día se convierta en la proteína que necesitamos para dejar atrás la anemia y generar seguridad alimenticia para todos. El país lo necesita a gritos, resulta infame que solo el 3 % de la producción anchovetera nacional se utilice directamente en el bitute de los peruanos.
Mientras eso sucede, a celebrar con mesura el triunfo del sábado pasado y obtener del diferendo algunas lecciones aprendidas, la primera de todas, la más visible: cuando nos informamos bien y sabemos agruparnos, públicos y privados, Concytec y El Comercio, nuestras demandas escalan hasta alcanzar el dominio de la razón. A seguir transitando ese camino, sin bajar la guardia.
Buen viaje…
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