Mi opinión
Para celebrar el Día Internacional de los Océanos hablamos con Stefan Austermühle, biólogo alemán radicado en el Perú, Director Ejecutivo de Mundo Azul una asociación sin fines de lucro para la conservación marina. En los últimos doce años ha investigado la biodiversidad marina a lo largo de la costa peruana y ha trabajado en campañas de conservación, educación ambiental y proyectos de desarrollo sostenible. Su nuevo proyecto es el Desafío 3000 km. Su plan es remar en un kayak de mar desde la frontera con Chile a lo largo de toda la costa hasta Ecuador, organizando en su camino más de 40 eventos de concientización ambiental en los puertos y playas http://peru.mundoazul.org/desafio-3000-km. Es, además, gerente general de Nature Expeditions, empresa que ofrece salidas de buceo de scuba, así como avistamiento de ballenas, delfines y aves marinas.
Dos terceras partes del Planeta están cubiertas por océanos que constituyen una increíble despensa de alimentos, energía, agua, hidrocarburos y recursos minerales ¿A qué se debe, pese a su importancia, que no haya mucho interés de las instituciones o del mismo Estado en investigar nuestro mar y sus infinitas riquezas?
Lamentablemente ya hemos pasado los límites de sostenibilidad. La investigación que se requiere es investigación biológica que nos ayude a proteger a los mares y a poder reconocer daños ecológicos con más exactitud y anticipación. Esto significa básicamente investigación que restringe al desarrollo económico que en este momento esta llevándose adelante sin límites, sin cuidado y sin escrúpulos. Este tipo de investigación no es visto como conveniente por parte del Estado. Lamentablemente el Ministerio de Energía y Minas y el Ministerio de la Producción siguen promoviendo únicamente los intereses comerciales sin cumplir con su deber de proteger al patrimonio natural de todos los peruanos.
¿Por qué crees que es importante celebrar el Día Mundial de los Océanos?
Porque los peruanos viven de espaldas al mar y tenemos que lograr que se den la vuelta y que se dan cuenta de lo que está pasando frente a sus ventanas.
¿Crees que las personas estén conscientes de que las diferentes formas de vida en la tierra son posibles gracias a la interacción del mar con la atmósfera, la litósfera y demás ecosistemas?
Creo que esta es una información ampliamente conocida, pero es tan abstracta y alejada de nuestra vida diaria que este hecho no encuentra una respuesta emotiva en nosotros. Me gustaría poder llevar a muchas personas al mar conmigo, mostrarles la belleza que tenemos y también las cosas terribles que ahí ocurren, como un delfín asesinado o un ave tragando plástico. Cuando ves esto ya no puedes continuar en la ignorancia. Tienes que hacer algo. Por eso quiero lograr mi desafío 3000 km, para crear conciencia en todos los peruanos sobre la importancia de nuestro mar.
Hay más de 30 especies de delfines y ballenas en nuestro mar, lo que representa el 37% de las especies del mundo ¿Qué hace falta para posicionar a nuestro país como destino para la observación de fauna marina?
Quien piensa en el Perú, piensa en cuatro cosas: Machu Picchu, incas, llamas, los Andes. Eventualmente, también escucho de la selva peruana. Esta es la imagen creada y funcionó bien. Hoy en día, sin embargo, nos damos cuenta que el turismo de todo el país depende de un solo lugar y de la línea de tren que nos conecta con éste como un cordón umbilical. Y si se corta este cordón todo el país sufre pérdidas económicas inmensas porque la gente no busca destinos alternativos. Para cambiar esto necesitamos pasos decisivos hacia una diversificación de la oferta y PromPerú debe apoyar a las nuevas iniciativas que se están desarrollando por parte de algunos pioneros en vez de promover lo que ya sabemos que funciona pero que ya no tiene potencial de crecimiento. Se requieren más fondos, más creatividad y mucha paciencia.
¿Qué pasos habría que seguir para poder brindar un servicio de primera a los turistas que nos visitan para ver especies marinas?
Yo no creo en el concepto de turismo masivo como se hace en Paracas, metiendo 40 personas a un barco como sardinas enlatadas y de esta forma bajando el precio a $10. El turismo masivo siempre ha llevado a la destrucción del atractivo natural y Paracas está en este camino. Yo creo que la posibilidad de ver naturaleza intacta – que hay cada vez menos en este planeta- es un lujo igual a un Porsche o un Rolex. Todas las tendencias turísticas a nivel mundial apuntan a menos turistas que pagan más dinero cada uno exigiendo un servicio de alta calidad. Para el turismo marítimo en el Perú esto significa inversión en embarcaciones modernas con alto nivel de seguridad, guías-biólogos especialistas de primera y grupos pequeños e individualizados.
¿Qué mecanismos están implementando para evitar la matanza de delfines, ballenas y demás especies en peligro de nuestro mar?
Trabajábamos con la policía ecológica apoyando activamente en la identificación y captura de vendedores ilegales; capacitamos policías en legislación ambiental y promovimos el turismo de avistamiento de delfines como una alternativa económica para comunidades pesqueras. Lamentablemente, con la crisis económica mundial se cortaron todos los fondos para este trabajo. Hasta la fecha no hemos podido identificar nuevas fuentes de financiamiento.
La sobrepesca y la contaminación hacen evidente la ruptura de las relaciones entre el hombre y el mar ¿Qué otras amenazas se ciernen sobre los océanos?
El cambio climático. Si se calienta el mar y si cambia el nivel de CO2 disuelto en él como está pronosticado -y todos los indicadores dicen que esto ya está ocurriendo- tenemos que prepararnos entonces para un empobrecimiento grave de la riqueza del mar peruano. Ya hay pronósticos económicos para esto, demostrándonos que la pesca en el Perú se reducirá en mínimo 30%; estamos hablando entonces de pérdidas económicas de millones de dólares, pero es solo una expresión monetaria para un ecosistema dañado.
Ahora estamos viviendo una de las peores catástrofes ambientales con el derramamiento de petróleo en el Gofo de México ¿Cuál es el impacto social, ambiental y económico de estos eventos?
Depende del tamaño del derrame, del lugar donde ocurrió, de las condiciones climáticas, de la capacidad de reacción y de mucho más. Casi cada mes tenemos en el Perú hay algún derrame pequeño con un daño leve y recuperable. Pero en caso que tuviéramos un accidente realmente grande, las consecuencias en el Perú serían simplemente catastróficas: la muerte masiva de aves marinas, tortugas, lobos, peces así como la pérdida de muchas especies comerciales como la Concha de Abanico y los mariscos en las peñas y playas. Un desastre terrible para las decenas de miles de pescadores artesanales cuyo ingreso diario depende del mar. Cuando se hundió en el 2008 la BAP Supe en el norte del Perú – y aunque esto no causó una contaminación comprobada de peces – el precio del pescado cayó durante tres meses en más de 75%, dejando a los pescadores durante este tiempo sin ingreso alguno. Obviamente la empresa responsable, la BPZ, nunca compensó a nadie.
¿Estamos preparados para reaccionar ante este tipo de eventos en el Perú?
Para nada. Si vemos las estadísticas de accidentes marítimos y derrames de petróleo a nivel internacional es entonces pura suerte que al Perú no le haya tocado ningún accidente grave hasta la fecha. La pregunta no es si esto podría pasar aquí, sino más bien cuándo. Mientras ahora en los Estados Unidos se emplean cientos de miles de metros de barreras flotantes sin lograr nada, la empresa que tiene la barrera flotante más grande en el Perú cuenta con ridículos dos kilómetros de largo. No hay ni un solo veterinario especializado en rescatar aves u otras especies. No tenemos infraestructura. Mundo Azul está desarrollando una iniciativa para crear estas actividades porque es simplemente una locura querer desarrollar la explotación petrolera marina mientras seguimos limpiando derrames de petróleo usando trapos viejos para absorberlo como ocurrió en la selva hace poco.