Mi opinión
La nota del Sernanp alude a daños reportados por sus guardaparques en una zona próxima al famoso Candelabro de la Reserva Nacional de Paracas. Voy a comentar que he estado en la reserva los dos últimos fines de semana y en ambas oportunidades me quedé con la sensación de que cualquiera de los que la visitamos -queriéndolo o no- podía convertirse en un posible infractor. No estoy de acuerdo entonces con el complaciente comentario de los funcionarios del Sernanp cuando afirman que la Reserva Nacional «está debidamente señalizada, no solo para el ordenamiento turístico, sino para determinar los puntos de acceso limitado a los visitantes».
Que hayan carteles de señalización y presencia de personal en la garita de control (de cobro debería decir) no garantiza la adecuada protección de tan singular ecosistema en tiempos del boom turístico que oferta servicios de divertimento de todo tipo, que en el caso de Paracas incluye cuatri-motos y jet skys. Y que si no se revisa la legislación y se estimulan las adecuadas regulaciones podrían precipitar una estampida como la que se produjo en el Ñuro después de la exagerada promoción que se hizo de las tortugas de paso por sus playas.
Este fin de semana Paracas, el balneario y El Chaco incluidos, fue Agua Dulce. No lo digo para quejarme de la algazara turística que entre otras perlas hizo que en el Sequión la desbandada de flamencos fuera la constante y que las lanchas con destino a Ballestas rugieran todo el día, sino por el inusitado crecimiento de la actividad turística -que no dejamos de saludar- que hace imposible un adecuado control por parte del personal a cargo que, especulo después de lo pude observar en el punto de ingreso principal a la Reserva, sigue gastando todas sus energías en cobrar el boleto de ingreso a los visitantes.
En la playa Atenas y en la zona marítima cercana al Sequión, el cuidado de sus recursos de flora y fauna estuvo a cargo del sentido común de los que la recorrimos. Igual en El Candelabro. En tiempos de la sociedad del espectáculo –todos queremos ser Marc Coma a bordo de un bólido o Mario Hart, si se me permite el atrevimiento- se hace urgente crear nuevos protocolos de seguridad y estar mosca, atrevidamente mosca, para evitar las arremetidas de lo que alguna vez llamé el “desborde popular” que precede al marketeo de nuestras joyas naturales y culturales.
Como diría un amigo muy querido “una multa, una intervención no hace el verano”.
La oportuna intervención del personal guardaparque del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) y la Policía de Turismo, lograron detener a un grupo de turistas irresponsables que se encontraban desplazando sobre una zona intangible cercana a “El Candelabro”, de la Reserva Nacional de Paracas, poniendo en riesgo este importante patrimonio de todos los peruanos.
En la zona se encontraron dos camionetas, una cuatrimoto y un auto, mientras que los infractores fueron intervenidos en la garita de ingreso de la Reserva y conducidos a la Comisaría de Paracas. El SERNANP aperturó un Procedimiento Administrativo Sancionador y la denuncia respectiva contra las personas implicadas que serían Samuel Poza Oliva, José Miguel de Escovit Toce, Erick Hare Bedoya y César Peschiera García.
Cabe mencionar que esta área se ubica a 500 metros aproximadamente del norte de El Candelabro, habiéndose estimado la afectación en el paisaje de 100 metros de alto y 500 de ancho sobre la cumbre esta zona intangible.
El Ministerio de Cultura hará una evaluación para determinar la gravedad de los daños. Asimismo, se informó que esta semana los infractores realizarán los trabajos necesarios para nivelar el suelo y realizar la restauración del paisaje afectado, dicha actividad será supervisada técnicamente por personal del MINCULT y el SERNANP.
El dato
Es importante señalar, que la Reserva Nacional de Paracas está debidamente señalizada, no solo para el ordenamiento turístico, sino para determinar los puntos de acceso limitado a los visitantes; por su lado, los guardaparques realizan patrullajes permanentes para vigilar que este tipo de actividades ilegales no pongan en riesgo la integridad de esta área protegida. Sin embargo, el turismo responsable es tarea de todos.
1/8/2016