Mi opinión
José Luis Mena es el Director de Ciencias de World Wildlife Fund (WWF Perú), una organización independiente que se ha propuesto detener la degradación del ambiente en el que vivimos para construir un futuro en el que los seres humanos se desenvuelvan en armonía con la naturaleza. Hijo de dos maestros de escuela, Mena, molinero, post graduado en el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNALM) y estudiante del doctorado de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), es especialista en ecología y conservación con énfasis en las relaciones especies-hábitat y los impactos de las perturbaciones sobre la diversidad biológica especialmente de mamíferos. Lo encontramos en Yurimaguas, pocas horas antes del inicio de la Expedición Marañón 2017 que lidera la ONG peruana Pro Delphinus con el auspicio y apoyo científico de WWF Perú.
Se inicia en el río Huallaga el censo y monitoreo de delfines de río que habitan este sector de la cuenca amazónica, estudio científico que ha venido apoyando WWF Perú desde el 2014. Antes de hablar de la expedición quisiéramos preguntarte sobre el estado actual de la investigación en conservación de la biodiversidad en nuestro país. ¿Cómo van las cosas desde el punto de vista de un científico peruano con más de veinte años de experiencia trabajando con en mamíferos y ecosistemas en esta parte del planeta?
Sin duda, hemos avanzado con respecto a otros momentos, en la actualidad hay muchos investigadores trabajando en conservación de la biodiversidad, pero aún falta consolidar líneas de investigación en las universidades. En otros países con similar o mayores niveles de diversidad como la nuestra, son las universidades las que lideran las investigaciones en ecología de poblaciones de especies amenazadas y su relación con el funcionamiento de los ecosistemas y no las ONGs. Estos son temas cruciales para la toma de decisiones en conservación.
Podría inferir entonces que la preocupación de WWF en nuestro país está dirigida a tratar de entender esas complejidades. ¿En nuestro país hacia dónde está dirigida la preocupación de WWF Perú en cuanto a ciencias se refiere?
En este caso nos interesa saber más sobre las relaciones que existen entre las comunidades de mamíferos, o de vertebrados, y sus roles en los ecosistemas. Esto nos provee de ideas sobre el funcionamiento de los ecosistemas, lo cual es clave para un manejo sostenible de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos, como la provisión de alimento (fauna o pesca), la captura de carbono. De allí nuestra preocupación por el desarrollo de la ciencia en el Perú. Necesitamos promover y apoyar la generación de estos temas en el Perú y no depender de la generación de conocimiento que es desarrollada por colegas del extranjero, tenemos que empezar a sumar.
Entiendo que ese factor debió ser decisivo para el trabajo que eligieron hacer con Pro Delphinus.
Sí, estamos muy interesados en trabajar con socios locales, más todavía si se trata de equipos compuestos por jóvenes. Éste es un ejercicio muy complejo y bastante largo que empieza en la oficina con las preguntas que se deben hacer y la formulación de las hipótesis necesarias. Luego viene el armado del diseño, el muestro, la ida al campo, la instalación, el recojo de los datos, su análisis, su procesamiento y finalmente su publicación. Decidimos tomar el camino de hacerlo con Pro Delphinus seguros de estar fortaleciendo el trabajo de los jóvenes investigadores que necesitamos para hacer la ciencia que el Perú necesita.
¿Por qué eligieron trabajar con mamíferos de río?
Por un lado, generamos información de especies amenazadas, como los delfines de río y por otro, es vital para entender el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos de la Amazonia. Para estudiar de manera apropiada el rol que juegan los grandes mamíferos, la mayoría de ellos severamente amenazados, necesitamos tener estimados de abundancia, robustos, para que las estadísticas sean apropiadas. Por eso la importancia del trabajo que vamos a hacer en esta expedición, a partir de ahora vamos a tener muchos datos imprescindibles para generar conocimiento.
Hablemos de las especies de mamíferos que indican de mejor manera el estado de conservación de un bosque. Trabajo que, por cierto, WWF viene realizando en Perú desde hace buen tiempo.
Bueno, los grandes mamíferos son importantes por muchos motivos. En principio porque requieren de grandes espacios para vivir; hay estudios que demuestran la relación que existe entre el tamaño corporal y el área que se utiliza para la obtención de recursos. Un jaguar, lo sabemos por estudios hechos en Madre de Dios y otros lugares, necesita entre 600 y 1,000 kilómetros cuadrados para poder vivir. Los osos de anteojos tienen también un rango por individuo bastante grande. Lo mismo ocurre con los delfines. Las especies que están en lo más alto de la red trófica son las más importantes para nuestro trabajo y nos permite trabajar a una escala de paisaje.
Jaguares, osos de anteojos, ¿qué otros grandes mamíferos han estado en la “mira” de WWF Perú?
El jaguar (Panthera onca) es una especie que indica con claridad la salud de un bosque tropical. Por otro lado, en el bosque montano y también en los páramos, la especie que nos señala el estado de conservación es el oso de anteojos (Tremarctos ornatus). Y en los páramos quien cumple este rol fundamental es el tapir andino (Tapirus pinchaque). En nuestro programa de Ciencias priorizamos una combinación de especies que nos indican la salud de los ecosistemas y que además tengan la cualidad de ser carismáticas.
Y ahora van a dar el salto al agua, por decirlo de alguna manera, estudiando delfines de río…
En el agua pasa lo mismo, allí tienes a los bagres, a los delfines, a los manatíes. Todas esas especies requieren grandes extensiones y permiten que tengamos una mirada espacial mucho más grande. Los delfines son especies carismáticas y cumplen un rol clave en esos ecosistemas. A través de su estudio conjugamos los objetivos del Programa de Vida Silvestre de WWF con la Estrategia de Agua Dulce de nuestra oficina. En esa estrategia de agua dulce los delfines de río y los bagres son nuestras especies indicadoras.
¿Cuáles son las grandes amenazas que perciben en los sistemas acuáticos de la región amazónica?
A nivel regional, de la cuenca amazónica, hemos identificado que una de las grandes amenazas que tenemos en la región amazónica son las represas. Por supuesto que también la contaminación y los conflictos que se generan con los seres humanos en relación al crecimiento demográfico. Por esa razón es que trabajamos con delfines, las dos especies que viven en estos ríos nos dan valiosa información sobre el estado de conservación del ecosistema en su conjunto.
Se nota a leguas el interés que tienes en esa expedición.
Sí, para nosotros este viaje es muy importante porque se trata de la primera expedición que se hace para conocer el comportamiento de Inia geoffrensis y Sotalia fluviatilis, las dos especies de delfines o bufeos como los llama la población local, que es conducida por investigadores peruanos. Adicionalmente, la investigación se está realizando en un lugar estratégico, diría que único: el río Marañón. Para poder conservar este ecosistema es necesario tener una línea de base de las poblaciones de delfines que nos permita evaluar potenciales impactos en los ecosistemas y medir en el tiempo la efectividad de las acciones de conservación
¿Te refieres nuevamente a las represas? Son diecisiete las que se han proyectado construir en el Marañón.
Las represas son un problema, efectivamente. Pero hay otros, en el Perú los conflictos también se dan a nivel de los pescadores que utilizan los delfines, en especial el rosado, para carnada en la pesca de bagres y motas. Además, existen conflictos con los pescadores que utilizan redes de pescar en lugares de alta competencia con estos mamíferos, con el turismo mal manejado, con la gente que comercializa sus dientes y genitales para elaborar sustancias afrodisíacas. Hemos participado con Pro Delphinus en la elaboración del “Plan Nacional para la conservación de delfines de río y manatí amazónico” liderado por el Ministerio de la Producción – PRODUCE.
Tenemos entendido que en esta expedición se tomarán muestras de ADN ambiental, ¿qué se pretende con el uso de ese método científico?
Una de las cosas maravillosas de la época en que vivimos es la oferta de innovaciones técnicas que se han desarrollado, desde equipos para análisis de datos hasta cosas mucho más complicadas. Es francamente impresionante lo que se puede encontrar. El método de ADN ambiental es muy nuevo, no tiene más de diez años de uso. El método que vamos a utilizar en esta expedición y que usamos por primera vez en un ecosistema acuático se basa en principios muy sencillos: todos los animales, tanto los que viven en el bosque como en el agua, dejan células de la piel, pelos, quizás tejidos, heces, todo eso tiene una carga de ADN. Entones se recoge una muestra de un ambiente determinado para saber qué seres vivos viven en él.
¿Y qué es lo que se pretende determinar?
Tomaremos muestras de agua en doce puntos previstos del recorrido para enviarlas al laboratorio y obtener la relación de vertebrados que habitan esos espacios. El método permite obtener información de bacterias, protozoarios, organismos unicelulares hasta delfines. Miles de especies. Nosotros estamos interesados por ahora en saber qué vertebrados habitan el río que recorreremos. Como WWF hemos probado está técnica en los bosques de Tahuamanu, aunque ahora estamos trabajando también con otros métodos, como cámaras de trampa y grabadores acústicos.
¿Qué viene luego de la expedición?
Bueno, esperemos primero los resultados de la expedición que estoy seguro van a ser muy interesantes y sin duda novedosos. Como primer paso, vamos a compartir los resultados en el grupo de aguas continentales que lidera Produce, en esa mesa participan el Ministerio del Ambiente, el SERNANP, las ONG que trabajan en ambientes acuáticos y otros actores importantes. En un escenario ideal, quisiéramos contar con fondos para acondicionar una embarcación con fines científicos que recorra la cuenca amazónica investigando, monitoreando, reportando datos sobre la ecología de las especies, principalmente aquellas amenazadas, y tener un mejor conocimiento sobre el estado de conservación de los ecosistemas en dónde viven.
Epílogo: En los 300 Km de recorrido por los ríos Huallaga, Pastaza y Marañón los investigadores de WWF Perú y Pro Delphinus lograron registrar la presencia de 93 delfines de río: 33 rosados y 60 grises. A partir de estos datos se podrá saber la densidad poblacional de ambas especies en uno de los sectores de la Amazonía peruana probablemente más amenazados por la presión humana y la construcción de represas.
3/8/2017