Mi opinión
Mariaelena viaja para ser feliz, para emocionarse, para celebrar la vida. Como tantos chicos y chicas de su generación viaja para volver a sus fuentes, a sus raíces. La hija mimada de Coqui y Pilar viaja también para volver y volver a una playa llena voces atrapada entre el azul de un mar tropical y sus mejores recuerdos.
Viajera de corazón de pájaro negro
tuya es la soledad a medianoche
tuyos los animales sabios que pueblan tu sueño
en espera de la palabra antigua
tuyo el amor y su sonido a viento roto
Alejandra Pizarnik
Viajar es siempre un paseo a la introspección, una mirada a uno mismo, un entender nuestra personalidad. Me encanta viajar sola y en cada viaje mi espacio y mi soledad son la mejor parte. Voy a mi ritmo, rompo mis miedos. Me armo de valor y sigo adelante. Cada viaje me ha enseñado algo y ha puesto a mis inseguridades fuera de juego. Porque viajar es atreverse, es botar todo lo que nos amarra y soltar.
Soy una afortunada. Desde que estaba en la universidad todos mis trabajos han involucrado viajar. Empecé escribiendo en una revista de viajes y los meses se me pasaban entre aviones, maletas y carreteras. Viajando sola o con personas que nunca antes había visto. A muchos no los volví a ver; otros siguen siendo mis amigos y cada cierto tiempo soñamos sobre en qué lugar del mundo nos volveremos a encontrar.
Fueron tres años nómades descubriendo un mundo nuevo en cada destino. Conocí ciudades, playas, montañas, y la pasé feliz de la vida. Pero como los viajes, las etapas también terminan y cambié los hoteles cinco estrellas por los viajes de miles de estrellas y empecé a trabajar en conservación.
Otra capítulo comenzó y esta nueva vida me llevó a descubrir lugares que me han llenado el corazón de emociones. Conocer el Perú en su forma más natural y a personas que trabajan para hacerlo mejor cada día me ha hecho crecer, romper paradigmas y burbujas y cuestionar mis prioridades. Pero sobre todo, me ha hecho emocionarme. Emocionarme con un baño en el río a la luz de la luna, al descubrir a monos escondidos en las ramas de los árboles o ver saltar un delfín rosado. Porque eso es viajar, emocionarse.
Todos los lugares generan sentimientos únicos en mi, pero el norte del Perú hace que mi corazón lata a mil revoluciones. Crecí en Máncora cuando era una caleta de pescadores y salí de ahí cuando se iba convirtiendo en uno de los lugares favoritos para viajeros de todo el mundo. Siempre vuelvo con ganas de reencontrarme y es mi destino favorito en el mundo. Mi casa, mi familia, mis amigos. El mar, las olas, las tortugas, las ballenas, el bosque seco. Todo lo que más me gusta está allá y no hay vez que vaya y que no sienta que vivo ahí. Todo regresa en el tiempo y siento como si nunca me hubiera ido, aunque muchos de mis amigos ya no estén y el sitio haya cambiado, para mi siempre será el lugar de mi primer viaje.
Pero así como me creo independiente y solitaria, también amo viajar con mi compañero, que es igual a mi, con su soledad y su independencia presentes en el viaje. Viajando solos pero juntos. Y esos son los momentos más bonitos que he tenido. Ahora nuestro calendario está lleno de sueños y las paredes de nuestra casa llenas de mapas.
Hoy vivo en Lima y cuando estoy aquí viajo todos los días. Yendo al trabajo, en la bicicleta o caminando. Viajo con los ojos cerrados y escuchando música. Juego a que soy turista en mi ciudad. Viajar en todas sus expresiones. Para mi, de eso se trata la vida.
10/10/2017