Mi opinión
Me gustan los alojamientos sencillos y con charm. Ojo: para nada son conceptos antagónicos. El Mama Simona, cuyo nombre alude a uno de los doce apus que rodean la milenaria ciudad del Cusco, es un bed and breakfast, o simplemente un hostel, muy bien implementado que se ubica en el lugar ideal para el turista que ha llegado a la ciudad para vivir experiencias inolvidables.
No había sido un día feliz, lo admito. Vamos, los que dicen que en los viajes no hay lugar para las penas o las contrariedades se equivocan, pecan de optimismo o de soberana ingenuidad.
El Cusco de Mamá Simona
Ese día Cusco no había sido el cielo de siempre y llegado el momento no se me ocurrió mejor estrategia que darme un respiro para descansar de tantos desfallecimientos. Entonces apareció el Mamá Simona de la Calle Ceniza, un hostel a mi medida, cálido, capaz de arroparme como si estuviese en casa. Y la calma se apoderó de mis desasosiegos.
Desde entonces cada vez que vuelvo y vuelvo al Cusco, me dirijo hacia las callejas que conducen a mi barrio, entre la plaza Regocijo y el Mercado de San Pedro, para tomar posesión de mis ocasionales dominios.
Fue Carlos Zevallos, hacedor de restaurantes y sueños, quien me habló del Mamá Simona por primera vez. A él le debo tan grato descubrimiento. Breve recuento: en el 2014 me alojé con los Camino Films y Chema Formentí de pasó hacia la cordillera del Ausangate; un año después retorné con un equipo de Viajeros que se dirigía a reportar el nuevo tejido del puente de ichu de Q’eswachaca y hace unos días volví con un grupo de chicas con el que estoy trabajando un plan de marketing para el distrito de Kosñipata, en los bordes del Parque Nacional Manu.
Un hostel a la medida
A ver. Me gustan los alojamientos sencillos y con charm. Ojo: para nada son conceptos antagónicos. El Mamá Simona, cuyo nombre alude a uno de los doce apus que rodean la milenaria ciudad del Cusco, es un bed and breakfast, o simplemente un hostel, muy bien implementado que se encuentra en el lugar ideal para el turista que ha llegado a la ciudad para vivir experiencias inolvidables.
A cuatro cuadras de la plaza del Cusco, tomando la dirección de la plazoleta Regocijo, el Mamá Simona tiene habitaciones matrimoniales, dobles, para cuatro personas, para seis y una grandaza para todo el batallón, de ocho camas. En todos los casos, cómodas y abrigadas con unos imbatibles edredones de plumas.
Las habitaciones de la casona de aires republicanos transformada en hotel giran en torno a un living donde descansar o sentarse a planear los recorridos que quedan por hacer. La cocina-comedor está abierta todo el día para que los pasajeros que lo deseen puedan preparar sus alimentos. Los chicos que atienden el Mamá Simona, todos atentísimos, solo se encargan del desayuno continental que está incluido en el precio de los servicios pactados.
La idea de los propietarios del Mama Simona Cusco es sencilla: que sus invitados, viajeros independientes, sientan el calor tan particular que emana de los hogares peruanos… y vaya si no lo han conseguido.
Todo transcurre en evidente paz monacal a pesar del diseño peace and love de la propuesta. Al lado de unos alemanes muy jóvenes en busca del misticismo propio de las tierras altas del Cusco, una pareja de jubilados franceses con pinta de catedráticos de la Sorbona de Paris, sorben con calma una infusión de coca antes de irse a dormir para estar a las cinco en punto en la estación del tren que los llevará a Machu Pichu.
Eso fue lo que me dijo Chema la vez que nos alojamos en el hostel: “Colega, esto parece un cinco estrellas”. Y estaba en lo cierto: el Mamá Simona de la Calle Ceniza es un hotel con todas las comodidades que se necesitan para pasarla bien: Wifi, servicio de lavandería, impresora, juegos de mapas y libros temáticos, sala de TV con cable, calefacción, lockers para guardar el equipaje personal, buen ambiente, música variada, buenos baños, agua caliente, calientísima. Todo como en casa.
…
Ya ven, ya me había olvidado lo que les estaba contando, ah, ya, ya me acordé: cuando una viaja el mundo sigue su curso, las alegrías se multiplican, sí, pero hay que estar en guardia por si llegan los chubascos y las contrariedades. Viajar no nos inmuniza contras los pesares y los vaivenes de la vida…
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Mamá Simona Hostel Cusco
+51 84 260408 / Emergencias +51 984532887
Calle Ceniza 364, Barrio de San Pedro, Cusco
info@mamasimona.com