Mi opinión
Mantengo una vieja amistad con Raimon Pla, fotógrafo, viajero y estudioso muy atento de la medicina tradicional peruana. Comparto con él la misma ilusión por caminar el mundo respetando las culturas y las tradiciones de los que nos antecedieron y de los que habitan territorios ajenos a los nuestros.
Raimon, que vive por ahora en Menorca, junto al mar y sus influjos, publicó el año pasado el libro “Elixir de los dioses. Un recorrido por la medicina tradicional peruana”, un trabajo testimonial que ya he comentado en esta plataforma.
De ese libro y de sus andanzas por el planeta hablamos harto en la entrevista que les dejo. La van a disfrutar.
Tu formación académica es completamente heterodoxa: eres un viajero que recorre el mundo con una cámara de fotos en ristre. Raro. Lo digo porque viajar se ha convertido en una pulsión que agita los corazones de Occidente.
Viajar no necesariamente significa tener muchos sellos en el pasaporte, viajar es principalmente una aptitud ante la vida. Mis viajes han sido y serán siempre hacia al límite de lo desconocido. La pasión de muchas preguntas filosóficas existenciales. La curiosidad me ha llevado muchas veces a traspasar la línea roja. A salir de la zona de confort y a veces poner en peligro mi vida.
Para mi viajar significa borrar tus doctrinas y crear otras nuevas para luego mimetizarte en el contexto. Ser un camaleón y aceptar las cosas sin ningún juicio. Los humanos estamos construidos de la misma cosa. Lo único que cambia son las costumbres y las tradiciones.
¿Me imagino que en esa búsqueda la fotografía fue una buena compañera?
Me interesé en edad muy temprana por la fotografía. Ha sido mi compañera de viajes. La fotografía me dio la posibilidad de poder plasmar el mundo tal como lo veía. A traspasar fronteras tanto profesionales como personales. En los últimos años el arte de la escritura me ha ido seduciendo y he ido fusionando la mirada con la palabra.
¿Quién es, finalmente Raimon Pla?
¿Quién es Raimon Pla? . Buena pregunta. Soy nacido en Cataluña, en el Mediterráneo, en una tierra de mezclas de gente con tradiciones muy arraigadas. Un país pequeño, multidiverso en paisajes y cultura.
Tuve la suerte de criarme en dos mundos muy diferenciados. Entre la cultura campesina y la urbana. Eso me dio la capacidad de poder relativizar, entender y profundizar con la naturaleza humana de cada país en los que he estado.
Veo que un hito en tu biografía viajera fue Origennet, un ambicioso proyecto de dos años recorriendo las rutas utilizadas por nuestros antepasados para llegar a Europa…
Origennet fue un proyecto visionario para su época. La idea nació del interés que tenía sobre la antropología y los viajes. La ruta que marcamos era la que hicieron nuestros primeros antepasados, los sapiens sapiens en sus primeras migraciones por el planeta. «Los primeros exploradores, viajeros»
Por eso el nombre del proyecto. Queríamos plasmar esas culturas desde otro punto de vista. En ese tiempo aún no existían los blogs de viajes ni todo lo que hay ahora. Recuerdo que mi cámara digital tenía dos megapixeles y las imágenes las mandábamos por vía satélite. Aún estábamos lejos del fotomóvil. Pasamos del analógico a lo digital. El mundo era muy diferente del que conocemos actualmente.
Hablas en plural…
Sí. Viajamos mi mujer Cristina Magrané y yo durante dos años en un Land Rover. Pasamos por Turquía, Siria, Irán, Emiratos Árabes, Omán, Yemen, Djibuti, Etiopía, Kenia, Tanzania.
Retrocedamos un poco en el tiempo para hablar de tu iniciación en la medicina tradicional y las plantas maestras, el tema del libro que has publicado y presentaste en la última Feria del Libro de Miraflores. En 1988 probaste peyote en Sonora, México y en 1996 cruzaste el desierto de Gobi, en Mongolia, donde pudiste acercarte –me los has comentado alguna vez- con mayor decisión a eso que podríamos llamar la percepción de lo invisible. ¿Esos viajes iniciáticos fueron el preludio de lo que has trabajado en el Perú?
Esos viajes me abrieron otros campos de percepción. Hay un proverbio mongol que dice que para ser un buen viajero hay que tener cinco cosas bien: buenas espaldas de camello, vista de halcón, un estómago de avestruz, un saquito de paciencia y otro saquito, pequeño, de dinero.
Perú me llevó a conocer un mundo multidiverso. En el aspecto cultural y social. Y en otro aspecto me facilitó el acercamiento mucho más profundo del ser. Hacia un mundo mágico con todas sus magnitudes a través de la naturaleza.
Háblame un poco más de estos viajes iniciáticos: Mongolia, Perú…
Si tuviera que comparar Mongolia con Perú, tendría que hablar del concepto taoísta del Yin y del Yan. Cada lugar en el planeta tiene su propia energía. La energía de Perú, por su situación geográfica en el planeta, es Yin. Yin representa la fuerza de la naturaleza, la madre en estado puro. Eso es para mi la Amazonia.
Mongolia es lo contrario, es la energía Yan. El yan representa la conexión hacia el padre, a lo divino. No por nada en Mongolia habían más de diez mil monasterios antes de la ocupación soviética. Crucé el desierto del Gobi en solitario, sin ninguna brújula, ni referencia, ni móvil porque entonces no existían. Tampoco existían carreteras. Mi afán de seguir era tan fuerte que no llegué a pensar que pudiera pasarme algo.
¿Y por qué el Perú?
Perú era la estrella de la corona por los ingredientes que reúne. En esa época estaba trabajando para varias revistas de salud. Una fundación me propuso hacer un documental sobre la medicina tradicional. Y así llegué…
Alguna vez te he escuchado decir que en nuestro país el uso de las plantas maestras ha sido continuo, sin interrupciones a pesar de lo dramático de la invasión occidental, ¿verdaderamente estamos en un lugar especial para la medicina tradicional?
Perú por su geografía y la biodiversidad que se puede encontrar en su territorio es un lugar privilegiado. Las culturas precolombinas tuvieron un desarrollo que no fue contaminado por la romanización. Aquí se desarrolló una cultura en estado puro, en medio de la naturaleza.
El medio hace al hombre. El hombre precolombino supo adaptarse y entender que la fuerza de la naturaleza forma parte de lo que estamos hechos. Evidentemente que los dogmas forman parte intrínseca del ser humano y partes de las enfermedades son desconexiones de nuestro ser.
Las plantas ayudan a la reconexión, a la armonización de nuestro cuerpo físico, pero también espiritual. Perú reúne parte de los antídotos gracias a su biodiversidad única en el planeta. Los ancestros precolombinos supieron tomar parte de lo que les proporcionaba la naturaleza del lugar, fusionarse y armonizarse, vincularse en la sanación. No es por nada que las farmacéuticas hayan obtenido -y sigan obteniendo- sus medicamentos de la Amazonia. No digo que la medicina occidental haya aportado un conocimiento muy avanzado sobre las enfermedades físicas. Lo que yo creo es que ha perdido la orientación de lo que es vivir en salud. Occidente ha olvidado que un enfermo tiene que morir sano.
Tu libro es una navegación personal, muy respetuosa, por la farmacopea y la tradición chamánica del Perú. ¿Sientes que se trata de un arreglo de cuentas personal en un momento de la historia de nuestra civilización definida por la banalización de las experiencias místicas?
La globalización y el progreso son un cáncer para las tradiciones minoritarias. Actualmente se hablan más de 6000 lenguas en el planeta y la ONU calcula que en 50 años se van a perder más de la mitad. El monocultivo empresarial acecha la extinción de lo minoritario. Una lengua y una cultura necesitan muchos años para desarrollarse. Su ingrediente principal es lo local y lo existencial.
Es evidente que la desaparición de estas culturas es inminente. No hay vuelta atrás. Esas tradiciones, cuando mucho, quedarán para el estudio de los antropólogos y en los museos. Personalmente no creo que esto sea una catástrofe, la vida viene de las profundidades y mientras seamos humanos la memoria seguirá grabada en esa esencia. Habrá otras formas de utilizar la tradición.
Hablemos de las plantas que has estudiado. ¿Por qué el tabaco no ha generado la misma atención en occidente que las demás plantas?
Eso no es cierto. No hay lugar del planeta donde no se consuma esta planta. A pesar de que su consumo sea industrial. La planta del tabaco proporciona un estado emocional a las personas que tienen mucho aire en la cabeza. El tabaco te hace presente, te hace sentir «aquí estoy yo». La mente le gusta divagar y muchas veces te confunde. Un hombre confundido es el que no sabe diferenciar lo importante de lo que no lo es. De allí el sufrimiento de mucha gente en nuestra sociedad.
El tabaco en la Amazonia es ingerido por vía estomacal. Parte de las emociones que consumimos a diario, incluso los alimentos, se depositan en el estómago. Si uno tiene una mala experiencia emocional esta se deposita en el estómago y queda en su memoria. Si uno consume comida basura eso queda en su memoria y en sus pensamientos. El tabaco tiene la capacidad de hacer un reset en tu cuerpo. Las plantas psicoactivas te dan pistas para seguir un Darma de tu propia sanación. Pero si uno las toma y se olvida del Darma vuelve a caer en lo mismo que estaba antes.
¿Para ti qué es la ayahuasca?
La ayahuasca es una mezcla de dos plantas que interactúan en nuestro ordenador central que es la glándula pineal. Una mixtura visionaria que puede llevarte al ser sin adoctrinamientos. La ayahuasca reafirma que no solo somos un cuerpo físico.
Todos estamos conectados en una fuerza que es el presente de la vida, cualquier planta, mineral, animal tiene esa fuerza. Los místicos o las religiones le dan un nombre. La mixtura sería la escalera, la vía rápida hacia la consciencia del ser iluminado. Personalmente el uso que se hace de la ayahusca en el modelo social que vivimos deja mucho que desear. Básicamente porque no hay una preparación previa y al final todo vale. En Occidente se consumen imágenes no vividas, simplemente idealizadas y estereotipadas por los comerciantes . La imagen de un chamán es una de ellas en muchos casos.
De allí nace el o la ayahuasca bussiness que cada uno la lleva como puede. Esto puede confundir aún mas a la gente que busca un camino. Pero curiosamente a pesar de lo que puedan crear los personajes que están alrededor de estas medicinas, la medicina no deja de ser un sacramento que bien utilizado puede ayudar a mucha gente.
A estas alturas del partido, sabiendo el profundo respeto que le tienes a los maestros y curanderos que has conocido y presentas en tu libro, ¿con quién te sientes más próximo?
En el último viaje a Perú y después de haber hecho este recorrido por la medicina tradicional peruana, sentí que era el momento de caminar solo. Muchos me han enseñado , me han aportado y lo seguirán haciendo. Pero al final uno tiene que elegir el maestro y al final el único maestro que nos acompaña hasta la muerte es uno mismo.
Finalmente, querido Raimon, ¿estamos a tiempo de salvar el templo de la naturaleza del que hablas en tu libro o ya todo está perdido?
Lo que está pasando con el planeta es realmente un desastre, lo acabamos de conversar.Pero hay un punto que si que me gustaría expresar: lo que está pasando en la Amazonia es lo mismo que ocurrió cuando llegó Pizarro. En estos momentos estamos perdiendo otro de los grandes patrimonios de la humanidad que son los árboles, ellos conservan aún l la información universal del planeta . Estamos destruyendo la gran biblioteca de Alejandría que está en nuestras narices y no la sabemos ver, como les pasó a los colonos cuando llegaron al nuevo continente.