Mi opinión
La guerra en Siria es una verdadera miseria, una catástrofe superlativa, un genocidio de las proporciones del que se dio en Ruanda. Y como lo ocurrido en esa nación africana el drama sirio se desarrolla a vista y paciencia de todos nosotros. Ya han muerto en lo que va de la guerra 200 mil personas y muchísimas más han quedado heridas y/o sobreviven a duras penas en campos de refugiados o tras las fronteras de los países vecinos. La siguiente entrevista al español Aitor Zabalgogeazkoa, de Médicos sin Fronteras, y las fotos que la acompañan son un testimonio cruel y dramático del día a día en Alepo y las demás ciudades castigadas por la insania del terror y el fanatismo. Horrible. Algo tendríamos que hacer…
Entrevista con Aitor Zabalgogeazkoa, ex jefe de Misión de Médicos Sin Fronteras en Siria durante los 2 últimos años, ex director general de MSF España y actual representante de MSF en Turquía. Superados kis tres años y medio del inicio del conflicto, la guerra de Siria se ha cobrado ya la vida de como mínimo 200 mil personas. El programa de alimentos de la ONU anunció en diciembre la suspensión de la ayuda alimentaria a más de 1,7 millones de refugiados sirios, aludiendo la falta de fondos. In extremis, su campaña consiguió que la atención esté asegurada únicamente hasta enero.
¿Los sirios están solos?
Los han dejado solos. No ha habido una reacción ni habilidosa ni inteligente. El acuerdo al que se llegó para retirar las armas químicas interesaba a Occidente; y al gobierno sirio para poder ganar tiempo para conseguir un interlocutor necesario. Ocurre lo mismo con el bombardeo contra el Estado Islámico. La población no recibe ningún beneficio, al revés, donde no caían bombas ahora también caen.
Más de siete millones de sirios se han desplazado de un lugar a otro del país y más de tres millones se han refugiado en países vecinos. Una población en continua huida.
Es el conflicto con más muertos, heridos, desplazados y refugiados desde el genocidio de Ruanda y la guerra de los Balcanes. Un sufrimiento que no se veía desde principios de los años 90.
Has sido jefe de misión en un gran número de países, ¿qué tiene de propio el conflicto de Siria?
Se trata de una guerra urbana producida en una zona con alta densidad de población. Era un país con unos ingresos medios, que ha visto caer de una manera brutal su nivel de confort. A todo esto, se añade el tema coyuntural, que Siria es un gran centro en el conflicto del Islam.
Los sirios que cruzan las fronteras del país llegan de distintas ciudades como Alepo, la segunda ciudad más poblada del país y una de las más sitiadas.
Y porque no les queda más remedio. Del verano hasta hoy, llegan personas que ni se les pasaba por la cabeza acabar como refugiados en Turquía o en el Líbano. Han agotado, en estos años, todos sus recursos financieros y llegan, tan sólo, con una bolsa. Ya no le queda nada a nadie.
¿Cuál es la situación que has visto en Alepo?
AZ: Hay un nivel de destrucción comparable sólo a las imágenes de la Segunda Guerra Mundial. Está siendo vaciada debido a la interminable ofensiva con barriles bomba que empezó el gobierno de El Asad a mediados de 2013 y a las condiciones de vida imposibles que hay en la ciudad.
¿Cómo llegan anímicamente los refugiados?
Es población mucho más vulnerable que la del inicio de la guerra. Han estado sufriéndola durante mucho más tiempo. Gran parte de ellos están muchísimo más afectados y traumatizados por lo que han visto y vivido.
ACNUR, en uno de sus últimos informes, señala que los campos de refugiados se alcanzan a ver desde el cielo. Si sobrevolamos y reseguimos las fronteras de Siria, ¿cuál es la imagen aproximada que obtendremos?
Si volamos por encima de la frontera de Jordania, vamos a ver Zaatari. Es uno de los campos de refugiados más grandes del mundo. Ese no lo he visto pero sé que está ahí. En cuanto al Líbano, se está planteando cerrar las fronteras porque ya no puede asumir más población. Además, es uno de los países más vulnerables a todo el tema sectario.
Y en Irak, ¿qué sirio hubiese imaginado acabar refugiado en un país hundido por la guerra…?
De hecho, la presencia de MSF en Siria empezó a partir de 2005 en Damasco atendiendo a niños y mujeres iraquíes que huían de la guerra. No teníamos entonces ningún proyecto en Siria pensando que iba a suceder lo que pasó. Durante las protestas civiles lo que hicimos fue atender las peticiones que había de los médicos independientes para tratar personas que no querían ir a los hospitales porque se sentían amenazadas.
Turquía, la última frontera y el país que más conoces. ¿De quién os ocupáis allí?
Nnosotros no trabajamos en los campos de refugiados que tienen unas condiciones relativamente buenas y que acogen unas 200.000 personas. Nos centramos en los refugiados no registrados urbanos, que para nosotros son los más vulnerables.
¿Cuál es su realidad
De toda la masa de refugiados que no están registrados, los hay metidos en garajes, edificios a medio construir, gente que está viviendo en tiendas de campaña en el monte…Nosotros en Turquía lo que hacemos es financiar y apoyar toda la parte técnica y médica de una organización turca. Hay una clínica en la misma frontera donde atendemos todos los refugiados de una manera gratuita. Sobre todo, la gente que no se puede permitir otro tipo de atención
¿Cómo entienden el mundo los niños y niñas que están creciendo con la guerra como estado habitua
Tienen una capacidad de abstraerse brutal. Hacen lo que siempre han hecho los niños en las guerras. Juegan a fusilarse sin ser muy conscientes de lo que significa. Lo que me ha llamado la atención al atender a los niños heridos es que lloran poquísimo. No es que no les duela, es que no entienden lo que pasa. De quienes estaría más preocupado es de los chavales que ahora tienen catorce años.
Y pueden combatir…
Ni siquiera van a tener la posibilidad de recuperar los estudios. Y son muy altas las probabilidades de que acaben muertos, presos o reventados contra una pared.
¿Los refugiados siguen el devenir de la guerra o, como en el caso de la Guerra Civil española, dicen aquello de “que acabe ya la guerra, gane quien gane” ?
La gente que ha visto pasar tres años de guerra no ve la luz al final del túnel y lo que quiere es que acabe para poder rehacer su vida. La falta de perspectiva en la suavización del conflicto o de arreglo político les hace muchísimo daño.
Desde Médicos Sin Fronteras habréis visto historias de superación. ¿Nos podrías poner algún nombre?
La verdad es que no tengo muy buenas noticias.
Ninguna?
No. Faltan medios para las rehabilitaciones físicas y psicológicas. Por cada muerto hay ocho heridos a los que no se les puede garantizar cierta normalidad. Hay escasez de medicinas y de material. Por ahora la parte negativa abruma y supera con diferencia. Me cuesta acordarme de una historia con la que me salga una sonrisa.
Entonces preguntemos por todo lo contrario. Un rostro, un nombre marcado por esta guerra.
Ahmed. Era trabajador de Médicos Sin Fronteras. Ha estado arriesgando permanentemente. Llevando los equipos de un lugar a otro, asegurando que se pudiera operar, o en las difíciles negociaciones con grupos armados. Y hace unos meses, estalló una bomba mientras hacía la compra en el mercado. Ha muerto comprando unas naranjas.
¿Cuál es tu particular fotografía?
Para mí la fotografía de los últimos meses serían los niños bañándose en los agujeros que causan las bombas. Me parece la innovación en la reutilización última. ‘Tú me haces el agujero para reventar la carretera y yo me baño cuando llueve o las tuberías están reventadas’. Significa que la vida lo supera todo y, que pase lo que pase, al final la vida gana.
Vida que se ven obligados a ganarse. El frío invierno sirio es otro obstáculo añadido. ¿Cómo afrontarlo un año más?
Para alguien que lleva viviendo tres años en una tienda de campaña, ésta no puede aguantar lo mismo que el primer año. Cada invierno es una piedra más para esta gente que no sabe cuándo va a acabar todo. Entre los enfrentamientos que hay en las zonas kurda, los bombardeos de la coalición, la ofensiva del gobierno sobre la ciudad de Alepo y la ofensiva de la oposición en el sur, la verdad es que son altas las perspectivas de desplazamiento y de refugio de más población.