Mi opinión
No dudo que ya se ha hecho famosa la belleza del colibrí cola de espátula o maravilloso (Loddigesia mirabilis), digamos que la espectacularidad de sus colores, su tamaño, la estructura corporal y su vuelo traspasaron, con justísima razón, los linderos de su restringida distribución en el valle del Utcubamba, en la provincia de Chachapoyas, región Amazonas. Lo que no se ha popularizado es el peligro que sufre la especie en estos tiempos tan colmados de malas noticias, tan llenos de impactos en contra de la vida silvestre. De hecho, la cuenca del Utcubamba, lo he podido corroborar en carne propia, ustedes lo saben, el año pasado visité sus localidades más conocidas, es una de las zonas más vulnerables cuando empiezan las temporadas de quemas de pastizales e incendios forestales en el nororiente peruano. Y esa dramática situación sí que es grave, sí que puede poner en riesgo la existencia de la avecilla de cola encumbrada.
De allí que saludamos los esfuerzos que están haciendo los compañeros de Landes, una organización local capitaneada por los ornitólogos Thibaud Aronson, que conocemos muy bien, y Andrés Gálvez, que desde Bioreserva Amazilia Lodge por incentivar el cultivo y la distribución en la cuenca del Utcubamba de las plantas y árboles que el colibrí maravilloso necesita para vivir. El razonamiento es simple: si la restauración ecológica en marcha vuelve a cubrir con olchocs, limoncillos, urpitupes, pajuros y demás arbolillos y bromelias los campos arrasados por el fuego del 2024, que fue feroz, gigantesco, impresionante, los colibríes van a tener las condiciones que necesitan para ampliar sus poblaciones. Recordemos que el año pasado de las 300 hectáreas de la Bioreserva Amazilia los incendios destruyeron 150. De allí la importancia de resarcir el daño con medidas audaces y concertadas.
Vamos a seguir atentos a los esfuerzos de Aronson y Gálvez, autores del librito “Plantas del Alto Utcubamba” e hiperactivos promotores de la introducción en los viveros locales del cuidado y venta de 25 especies de la flora amazonense preferidas por las avecillas más bellas del Perú. Qué digo, del planeta. Felicitaciones, muchachos, felicitaciones viveristas del Utcubamba, #OtroMundoesPosible, claro que se puede.
Geraldine Santos para Mongabay Latam
Es como si dos pequeñas mariposas estuvieran acompañando al colibrí. Así es el colibrí cola de espátula (Loddigesia mirabilis), un ave endémica de Perú. Su corona de intenso color violeta y su garganta de plumas turquesas y azul ultramarino se iluminan al contacto con la luz del sol. Esta es considerada como una de las aves más hermosas del mundo y se encuentra casi amenazada de acuerdo a la data de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Sin embargo, para los investigadores peruanos del proyecto «Salvando al colibrí cola de espátula” esta clasificación sobre su estado sería incorrecta, ya que la especie cuenta con una población de apenas 1000 individuos y se desarrolla en apenas 8,700 kilómetros cuadrados en el Valle del Alto Utcubamba, al noreste de la Amazonía peruana.
“La UICN dice que el colibrí no está tan amenazado, que hasta cierto punto es cierto, el colibrí cola de espátula es una especie del bosque que logra sobrevivir en lugares impactados, pero que requiere marañas densas. Su hábitat está tremendamente fragmentado y se reduce cada año más por los incendios. El colibrí está en poblaciones muy pequeñas y en parches de hábitat con bosques frondosos muy pequeños, muy aislados”, explicó el ornitólogo Thibaud Aronson.

El nombre de esta ave es por su característica cola en forma de una espátula de apenas 13 centímetros de largo, es la única especie del mundo que tiene solamente cuatro plumas en la cola. Fue estudiada por primera vez en 1835, pero ante la falta de avistamientos se conoce poco sobre la especie en la actualidad.
En 2021, los investigadores Andrés Gálvez y Thibaud Aronson fundaron Landes, una organización dedicada a la restauración ecológica con especies nativas en el valle del Alto Utcubamba, en la región de Amazonas, para incentivar la restauración ecológica del hábitat del colibrí cola de espátula.
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“Desarrollamos actividades de investigación para entender el hábitat del colibrí cola de espátula. Buscamos entender qué especies de plantas les sirven de alimento, pero también queremos saber cómo funcionan los diferentes ecosistemas de este valle, que son bastante variables”, dijo Andrés Gálvez a Mongabay Latam.

Amenazas al colibrí
En el reverso del billete de 100 soles que circula en Perú se encuentra la imagen del colibrí cola de espátula junto con la orquídea Phragmipedium kovachii. Ambas especies son nativas de los bosques nubosos del norte del país.
Esta especie de colibrí es reconocida a nivel nacional y mundial por su belleza. Sin embargo, el lugar donde habita tiene dos amenazas latentes: los incendios forestales y la tala para la expansión agrícola. En los últimos 20 años, la región de Amazonas ha perdido 100,000 hectáreas de bosque primario por estas causas.
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“En 2024, los incendios forestales llegaron a su pico más alto. La mayoría de los casos son incidentales. Es decir, fueron realizados por agricultores locales con la intención de quemar pajonales, pero se salieron de control arrasando con hectáreas de bosque”, señaló Carolina Butrich, gerenta de Conservación por la Naturaleza y Estrategia de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, que apoyan a Landes en la investigación sobre el colibrí cola de espátula.

Butrich cuestionó que en Perú las quemas controladas no se prohíban en la época más seca ni se exijan equipos de protección y contingencia e informar previamente a las autoridades. Solo en 2024 se registraron 60 incendios forestales en el valle del Alto Utcubamba.
Otro de los factores importantes para la pérdida de bosque es la ampliación de la frontera agrícola para cultivos de café, arroz y cacao.

Restauración ecológica
En un pequeño vivero de cuatro por cinco metros cuadrados, el ornitólogo Thibaud Aronson experimenta con la propagación de especies nativas de flora, como olchoc (Cavendishia bracteata), limoncillo (Cantua pyrifolia), un tipo de bromelias (Tillandsia tovarensis) y urpitupe (Duranta dickinsonii). Todas estas especies son alimento para los colibríes.
“Lo que buscamos es que los bosques depredados puedan ser restaurados con especies nativas que atraen a los colibríes, así cuidamos el bosque al darle especies ya adaptadas y ampliamos el lugar de los colibríes cola de espátula. Para esto trabajamos con los viveros locales para que puedan ofertar a sus compradores las plantas nativas y dejen de usar especies como el eucalipto”, señaló el investigador.
La Bioreserva Amazilia, un área de conservación privada de 300 hectáreas, es el lugar donde trabajan Thibaud Aronson y Andrés Gálvez. Ambos son autores del libro “Plantas del Alto Utcubamba”, una guía de especies nativas y amenazas que busca enseñar a los pobladores locales de Amazonas qué especies son agradables para el colibrí cola de espátula.

En esta primera edición se muestran 25 especies entre árboles y arbustos que sirven de alimento y refugio para los colibríes. Además, se describen las características de los tipos de bosque que existen en el Alto Utcubamba, una zona rodeada por las impresionantes cataratas de Yumbilla y Gocta, atractivos turísticos muy visitados en Perú. Además, el centro arqueológico Kuëlap se encuentra en este valle.
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“El año pasado un incendió alcanzó el terreno de Amazilia, perdimos 150 hectáreas de bosque, pero principalmente una zona donde identificamos uno de los hábitat del colibrí cola de espátula, por lo que es probable que murieran. Lo que hemos hecho en este último año es recuperar este espacio con árboles nativos como el aliso, el cedro, el limoncillo y otros. Nuestra intención es que la familia de colibríes cola de espátula pueda volver a este lugar en un futuro”, contó Andrés Gálvez.
Para promover la restauración ecológica en este valle, los viveros locales también promueven la venta de especies nativas, uno de los casos más ejemplares es el vivero agroforestal Tunki, que fue creado hace 10 años por las mujeres de la comunidad Cuispes.
“Tenemos especies como el limoncillo y pajuro que sirven para reforestar el bosque y pueden alcanzar hasta los 20 metros de altura. Además, tenemos variedades de café de alta calidad. El vivero es el sostén económico de más de 15 mujeres, pero a la vez nos permite cuidar nuestro ecosistema y al colibrí, ahora estamos aprendiendo qué plantas son sus favoritas y eso ofrecemos a nuestros compradores”, anotó Lliner Casquibol.

Más estudios
El colibrí cola de espátula también es conocido como “colibrí maravilloso” y es la forma más amigable de acercar a la población local a la conservación del valle de Utcubamba, afirma Carolina Butrich. “Esta especie es la más bella que existe, pero también en esta parte de los Andes amazónicos existen otras especies vitales como el oso de anteojos, el jaguar, quienes se encuentran en peligro de extinción”, anotó.
El gobierno peruano no tiene una estrategia específica para recuperar la población del colibrí cola de espátula. Andrés Gálvez considera que en unos años más podrán conocer mejor al colibrí, su hábitat y las especies de flora con las que más interactúan.
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“Por ahora nos estamos concentrando en la restauración ecológica luego de los incendios que afectaron gravemente al valle. La intención del libro es que más personas sepan cómo reparar un ecosistema y sea amigable para el colibrí. Sin embargo, nos hacen falta más datos científicos para solicitar a la UICN una reevaluación sobre la situación del colibrí. Necesitamos un censo exhaustivo para conocer la población de esta especie y así generar políticas públicas para su protección”, dijo el científico.

Imagen principal: el colibrí cola de espátula se encuentra casi amenazado por la UICN, pero los científicos consideran que no corresponde a esta categoría por la gran pérdida de bosque que lo convierte en una especie aún más amenazada. Foto: cortesía Andrés Gálvez – Landes.
