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Alan Estrada, Alan X el Mundo: “Uno puede recorrer el planeta y regresar siendo igual de imbécil”

Mi opinión

Les dejo esta simpática entrevista de Paco Nadal al influencer de viajes Alan Estrada, el archiconocido viajero mexicano que atesora a lafecha una audiencia en redes sociales inaudita, inverosímil: 3,6 millones de seguidores en You Tube , 1,8 millones en Instagram , 2,9 millones en Facebook y unos 646.000 en su perfil de TikTok, la última de sus cuentas en el ciberepacio. Me encanta su propuesta, es original, sin tantas estridencias, con contenidos que no dejan de mostrarnos, detrás del oropel y las fanfarrias, a la persona que se esconde detrás del personaje.


Por Paco Nadal, para El País

Alan Estrada es el influencer de los influencers de viajes en español. Tiene 3,6 millones de seguidores en You Tube ; 1,8 millones en Instagram ; 2,9 millones en Facebook; y unos 646.000 en su perfil de TikTok. Una especie de rey Midas que convierte en oro cualquier cosa que publica. Sin embargo, a él no le gusta la palabra influencer, ni la de youtuber (“siento que es muy limitante a solo una plataforma”), y prefiere considerarse a sí mismo como un creador de contenido. Más conocido por su nombre en las redes, Alan por el mundo, este mexicano de 43 años empezó como actor en musicales, teatro y telenovelas. Pero un viaje de mochilero por el sudeste asiático cuando tenía 23 años le cambió la vida. Se abrió un canal en YouTube para enseñar sus escapadas a amigos y familiares y, desde entonces, no ha parado de subir, como un cohete.

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Pero Alan es, sobre todo, un tipo normal, cercano, de una humanidad difícil de describir. He tenido el honor de compartir varios viajes con él y nada más lejos del cliché sobre el influencer engreído y cegado por el éxito. Él viene de abajo, de currarse un hueco en los escenarios desde cero, sin padrinos, y no se le ha subido a la cabeza. Todo lo contrario. Si tiene que cruzar medio mundo por hacer un favor a un amigo o para asistir a un congreso o a unas jornadas que cree interesantes lo hace y listo, sin pedir un solo euro a cambio. Esa cercanía, esa empatía con lo que le rodea, es buena parte de su éxito como comunicador. La cámara le quiere, es chistoso (como dicen en su México natal), es ágil, hábil ante cualquier situación y sabe contar historias de forma amena y sin pretensiones.

Ahora, tras cientos de horas narrando viajes delante de una cámara, ha decidido hacerlo también en libro: Viajar te cambiará la vida (GeoPlaneta), que más que una guía sobre viajes y destinos es un ensayo sobre su forma de ver la vida, el viaje y su relación con lo que le rodea. Tras su lanzamiento el verano pasado en México llega ahora a las librerías españolas.

¿Por qué te animaste a escribir ahora ese libro?

Creo que escribir es parte de una necesidad y también, honestamente, porque mis seguidores me lo pedían mucho. Mis vídeos están llenos de reflexiones que es, al final, lo que más me gusta hacer de los viajes, más que dar consejos y hablar de hoteles o de restaurantes. Me gusta reflexionar sobre los regalos que nos dan los viajes y cómo pueden modificar nuestra manera de pensar, de ver el mundo y, obviamente, de vernos a nosotros mismos. Poder plasmar estas anécdotas en un libro y mi forma de pensar para mí es importante, por eso me tardé tanto.

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El libro se llama Viajar cambiará tu vida, pero ¿no crees que al 99% de las personas que viajan no les cambia nada?

Sí, de hecho es un tema complejo porque el título, siendo honesto, no era algo que yo propuse. Yo había propuesto que el libro se llamara Viajar podría cambiar tu vida, pero entiendo que puede ser un título más llamativo esta aseveración. Pero creo que dentro del libro indago en que viajar puede cambiar tu vida siempre y cuando tú lo desees. O sea, por supuesto que planteo que uno puede recorrer el mundo y regresar siendo igual de imbécil. No necesariamente los viajes ilustran hoy por hoy; es una decisión propia que los viajes te ilustren y de eso hablo en el libro. Al final el título es un gancho de mercadotecnia.

Alan Estrada en Machu Picchu, le apasionó…

¿Qué proporción de capacidad de asombro se pierde viajando tanto como tú?

Ah, es una gran pregunta. Por supuesto la capacidad de asombro se desgasta, porque la primera vez que ves algo, la primera vez que comes algo, la primera vez que visitas una ciudad, la primera vez que visitas un palacio en tu vida, una zona arqueológica… tu capacidad de asombro está muy fresca. Pero yo creo que lo que hago es no comparar y tratar de vivir el presente, algo de lo que hablo en el libro, le dedico todo un capítulo a cómo poder volver a ser niños de nuevo para renovar esa capacidad de asombro. Es decir, por ejemplo estoy en unas cataratas, en las cascadas de Veracruz, y alguien me dice: “Bueno, sí, pero las de Iguazú son muchísimo más grandes”. Sí, pero no estoy en Iguazú, en ese momento estoy aquí, lo disfruto y trato de no comparar, y creo que viviendo el presente es la clave.

En mi caso, fue un país el que más me atrapó y decidió que mi vida iba a cambiar y no al revés. ¿Crees que por mucho que te empeñes en ir a un lugar que tienes idealizado en busca de esa experiencia mística al final es el país y la circunstancia del momento las que se alían?

Totalmente. Creo que los destinos son solamente un pretexto y que nos modifican dependiendo de quiénes somos nosotros. Hay una parte del libro en la que hablo de cómo cinco personas pueden hacer exactamente el mismo viaje y tener una experiencia completamente diferente. Incluso pueden comer lo mismo, ver lo mismo, pero el lugar les impacta de manera diferente porque ellos son distintos. Yo no trato, ni con mi contenido, ni con este libro, que la gente trate de replicar exactamente mis experiencias, al final el mismo viaje exterior acaba siendo un viaje interior. El lugar es un pretexto para ver dónde estamos nosotros parados, y cuando menos te lo esperas un lugar que nunca imaginabas te transforma y te cambia. Es lo que hace maravilloso los viajes, y que cada experiencia es completamente personal y no hay país que le agrade a todo el mundo.

¿Qué le dirías a alguien que nunca ha hecho un viaje en solitario?

En el libro planteo que viajar en solitario no es para todos, pero sí que debemos intentarlo al menos una vez en la vida, por lo menos para darte cuenta que no te gusta. Viajar en solitario puede ser aterrador por muchas cosas, pero creo que lo que nos da más miedo es estar con nosotros mismos. Y hay gente que dice que se aburre. Yo, por ejemplo, soy muy solitario, nunca me aburro estando conmigo, pero entiendo que haya mucha gente que le da temor o le da hasta pereza. Pero los viajes en solitario, para mí, son de mucho descubrimiento, tanto exterior como interior. Así que les diría que lo intenten al menos una vez y probablemente descubran una nueva forma de viajar que les apasiona o se convenzan de que no.

 ¿Qué es eso de contar historias, no países…?

El número de países visitados ni te hace mejor viajero ni te hace mejor persona ni te hace una persona más educada ni más cambiada. El número es simplemente un número, no importa. No es que yo esté en contra de la gente que pone en su perfil cuántos países ha visitado, pero no creo que sea relevante. Y por otro lado se puede volver un poco arriesgado el hecho, incluso en cuestiones de mercadotecnia, de vender esa imagen de “fulanito de tal, la primera persona en recorrer todos los países del mundo a tal edad”. Eso puede generar frustración en quienes no lo han hecho a esa edad. O en quienes no hemos visitado todos los países del mundo. No se trata de una competición, lo importante es cómo los lugares que visitamos nos afectan. A lo mejor quieres volver 20 veces al mismo sitio. Está bien, al final tú decides qué hacer con tu tiempo y dinero.

Leer más en Paco Nadal: «Viajo para sentir que estoy vivo, para ser una mejor persona»

Dedicas un capítulo a viajar en tiempos de Instagram,  es decir, de las redes sociales. Tu empezaste con ellas y has llegado a ser superpopular gracias a ellas. ¿Es la conectividad, o más bien, el exceso de ella, el pecado del viajero actual? ¿Es culpa de la dopamina?

Para nadie es un secreto que Instagram ha sido una herramienta valiosísima para todas las oficinas de turismo y para la industria de los viajes. Ha sido una de las herramientas que ha catapultado la pasión o la actividad de viajar de muchísima gente, aunque sea por las razones no necesariamente las más correctas, aunque… ¿qué es correcto y qué es incorrecto? Yo creo que el pecado del viajero actual, más allá de las redes sociales, es no vivir el presente, es decir, qué tanto te pierdes por estar en ese aparato. Y creo que todos pecamos de ello. Sí creo que la dopamina tiene algo que ver, por supuesto, la química cerebral nos juega en contra. Yo cada vez que viajo hago más viajes personales, saco menos mi teléfono y mi cámara, trato de vivir el momento y, aunque tengo muy mala memoria, igual no me voy a acordar de ese momento pero por lo menos estuve y eso para mí es importante.

¿Se puede ser viajero y sostenible?

Creo que vivir contamina y lo que tratamos es de disminuir nuestro impacto. Para mí, la solución más que no viajar o limitar los vuelos, está en el equilibrio; en cómo equilibrar nuestro consumo, la manera en que usamos los recursos. Es muy complejo, muy muy complejo, y aunque pienso en el equilibrio no se me ocurre una solución que yo diga cómo podemos generar una industria turística sostenible a futuro. Honestamente, no lo sé.

Después de media vida viajando…¿sigues teniendo como ciertas frases estereotipadas como, “viajar nos hace tolerantes”, “los viajes ilustran”, “el nacionalismo se cura viajando”?

 Creo que viajar no nos hace tolerantes, y los viajes tampoco ilustran de manera automática. Viajar podría hacernos tolerantes, viajar podría ilustrarnos siempre y cuando lo decidimos. Sí creo que el nacionalismo se cura viajando, en el sentido de habrá que ser muy tonto para viajar a otros lugares y pensar o seguir pensando que tu país es el mejor del mundo. Las otras frases sí creo que ya, hoy por hoy, son muy cuestionables por la manera tan veloz a la que estamos viajando.

El último capítulo del libro se llama Todos los viajes terminan. ¿Cómo terminará esta locura de influencers nacidos al albur de las redes sociales? ¿Desaparecerán con ellas esos comunicadores ligados a una red concreta? ¿O hay futuro para ellos en un mundo que va a dominar la inteligencia artificial?

Pues me encantaría tener una bola de cristal para saber qué va a deparar el futuro. Por supuesto que van a cambiar las cosas, pero no sabemos cuándo ni cómo ni hacia dónde. Creo que sí hay plataformas que probablemente se conserven en un equilibrio, como siguen existiendo la radio, la televisión, los cines…, pero se transforman y se diversifican. Espero que eso suceda, y si en algún momento YouTube o una plataforma como Instagram o algo de Meta desaparece, pues será parte de una evolución. Al final, el arte de escribir siempre va a existir y el arte de crear de manera audiovisual también. Si en el futuro es acompañado de la inteligencia artificial creo que las posibilidades son infinitas. Así como las agencias de viaje en su momento tuvieron que adaptarse a todo este boom digital, nos tocará a nosotros adaptarnos. Y ya decidiremos si renovarse o morir.

Puedes seguir a Paco Nadal también en SpotifyInstagramTikTokYouTube X. Y escucharle todos los viernes, a las 19.00, con Carles Francino en La Ventana, de Cadena SER.

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