Mi opinión
Un motivo más para seguir apostando por el respeto, cuidado y apropiada gestión de las Áreas Naturales Protegidas de nuestro país, un territorio que comprende más del 17 por ciento de la superficie terrestre del Perú y donde es posible realizar hallazgos científicos como el que comentamos: la noticia que se ha distribuido en los medios durante la última semana da cuenta de la clasificación definitiva de un cérvido que habita en por lo menos siete áreas protegidas de los páramos del norte y que, consideramos, ha logrado sobrevivir en esas zonas debido precisamente a la protección que existe sobre las mismas. El venado pudú del norte, una especie cuyas poblaciones decrecen ostensiblemente debido a la pérdida de sus hábitats y la cacería desmedida es un herbívoro clave para la alimentación de sus principales depredadores, entre estos el puma. Según los investigadores que estudian la especie, el pudú del norte ( tanto la especie que ya había sido reportada y la que se acaba de registrar) requieren un tipo de cobertura vegetal que no haya sufrido mayores alteraciones, situación que solo se encuentra en las áreas naturales del sistema y en muy pocos otros lugares. Saludamos desde aquí el trabajo de Javier Barrio y su equipo; celebrar acontecimientos como este, lo comentaba esta mañana con una estudiosa de los pingüinos de Humboldt de la costa peruana, resulta clave para tonificar y darle sentido a nuestras preocupaciones por el cuidado de la naturaleza y seguir apoyando a las instituciones que desde el Estado y la sociedad trabajan tesoneramente por la salud de la madre tierra, #OtroMundoesPosible
Las áreas naturales protegidas son hogar de muchos mamíferos raros que se distribuyen en el Perú. En un reciente estudio llevado a cabo por el investigador Javier Barrio y colaboradores de la División de Mastozoología del Centro de Ornitología y Biodiversidad – CORBIDI, se realizaron análisis y evaluaciones que revelaron que la especie conocida como Pudu mephistophiles hasta antes de esta investigación, engloba en realidad a dos especies distintas.
Este hallazgo fue el resultado de una serie de análisis morfológicos cualitativos y cuantitativos, así como de evaluaciones de la variación genética. Los análisis morfológicos demostraron que los especímenes históricamente identificados como Pudu mephistopheles se separan en dos grupos bien diferenciados, conformados por especímenes registrados hacia el norte y sur de la depresión de Huancabamba respectivamente, lo cual es respaldado además por los análisis filogenéticos que muestran que existen diferencias relevantes entre dichos grupos. A través de este estudio, se nombró al grupo del norte Pudella mephistophila y al del sur Pudella carlae, esta última es la primera especie viviente de cérvido descrita en el siglo XXI y la primera del Nuevo Mundo en más de 60 años.
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Según informó el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), organismo adscrito al Ministerio del Ambiente, esta especia es endémica del Perú y se encuentra registrada en el Parque Nacional del Río Abiseo, el Parque Nacional Yanachaga Chemillén, el Santuario Nacional Pampa Hermosa, el Santuario Nacional Cordillera del Colán, el Bosque de Protección Pui Pui, el Bosque de Protección Alto Mayo y la Reserva Comunal Chayu – Nain.
Sobre su registro en el Parque Nacional Yanachaga Chemillén (Pasco)
El Parque Nacional Yanachaga Chemillén, alberga más de 150 especies de mamíferos, entre las que se encuentra el pudú, conocido localmente como venado enano o sacha cabra. La presencia de esta especie en el área natural protegida ha sido registrada a través de fotografías de cámaras-trampa instaladas como parte del monitoreo biológico de mamíferos y de las actividades de vigilancia y control del Parque Nacional.
Con este nuevo registro, la lista de mamíferos endémicos del Perú asciende a 10 especies en el Parque Nacional Yanachaga Chemillén.
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Este hallazgo motiva a fortalecer la gestión de las áreas naturales protegidas donde habita el Pudella carla, a través de la determinación de amenazas hacia la especie, así como a través de estudios sobre su estado de conservación, biología y ecología, etc.
Conoce más de la publicación científica ingresando a:
https://doi.org/10.1093/jmammal/gyae012
