Mi opinión
Me gusta el trabajo fotográfico de Alejandra Orosco, es sobrio y transmite su desbordante asombro frente a lo que va descubriendo su lente, el respeto con el que se aproxima a esos otros que pueblan el mundo que vibra fuera de casa y suelen interpelarnos. La fotografía en estos tiempos de inmediatismos, selfies y formatos Instagram ha perdido lucidez, compromiso, esencia. Salvo maravillosas excepciones, cantos de sirena en un planeta que se va cayendo a pedazos. Buen viaje, Ale, como dices con absoluto convencimiento, la fotografía debería servirnos, siempre, para ponernos en el lugar de quien observa. Al diablo con los que creen que el valor de una foto se mide por la cantidad de likes que logra obtener.
Vivo en Lima desde siempre. Nunca he vivido una temporada larga fuera de esta ciudad, tampoco he llegado a irme muy lejos de ella. Pero si hay algo que he aprendido a mis 28 años, es que no es la distancia que recorres lo que importa sino cómo lo haces. Porque al final no es la cantidad de kilómetros, sino qué tan dispuesto estás a maravillarte con las situaciones que van apareciendo en tu camino.
Es verdad que aún sueño con irme lejos muy lejos, una temporada tan larga que me permita volver cuando ya todo haya cambiado aquí. Pero ya que esa no ha sido mi historia, me vi obligada a comenzar por lo que tenía más cerca y entender que si quería que las cosas cambien, tenía que formar parte de ese cambio. Si veo las cosas en retrospectiva, creo que fue en la universidad cuando comenzó todo. Había hecho ya algunos viajes con amigas (esas clásicas vacaciones limeñas al norte del país o a Cusco), pero no fue hasta un día, en una charla a la que asistí, en la que conocí un proyecto social que estaba trabajando con jóvenes indígenas en Iquitos para reafirmar su identidad cultural. Y eso, cambió todo. Esperé a terminar el ciclo y apenas pude tomé un avión a Iquitos. Llegué a La Restinga este lindo proyecto que a su manera, simplemente reventó mi burbuja.
¿Cómo era posible que esa gente, viviendo en circunstancias tan difíciles, pareciera más feliz que la gente en Lima con todas sus comodidades? ¿Cómo era posible que existiera gente con una mentalidad tan abierta aquí, dentro del mismo país? Las historias, los personajes, los lugares que conocí en ese viaje, todo eso me cambió. Y me alegra decir que cada viaje desde entonces, ha estado cargado de situaciones y personajes increíbles. Tuve la suerte de cruzarme con la gente adecuada, especialistas comprometidos con su causa, siempre informados y cargados de experiencia en diversos temas que han ido aumentando en mí las ganas de seguir aprendiendo y explorando.
Es curioso cómo un país puede ofrecerte tanto. Y es curioso también cómo el vivir tan sumergidos en nuestra rutina nos vuelve incapaces de pensar en otras realidades. Soy comunicadora de profesión, y la manera que encontré de generar algo con mis viajes fue a partir de la fotografía. Encontré en mi cámara no solo una gran compañía, sino también una herramienta que me permitía llevar esas realidades a la vista de quienes no se atrevían a mirarlas. Y es que la fotografía tiene esa cualidad, ponerte en el lugar de quien observa.
En mi experiencia como peruana, puedo decir que estamos tan bombardeados de información que nos mantiene ajenos a lo que sucede en nuestro país. Si solo pensamos en viajar como turistas que llegan a vacacionar, toman lo que encuentran y se van, ¿en qué momento estás abriéndote a la posibilidad de reconocer la realidad de quien habita ese espacio?
Es ante esta carencia de espacios que promuevan la reflexión ante el papel que cumplimos en el espacio que habitamos o visitamos, que me aventuré en un proyecto fotográfico: ‘Proyecto Iris’, el cual comenzó como una exploración personal y terminó invitando a otros a explorar a través de él. Esta iniciativa no solo me invitó a viajar más, sino que me sigue enseñando que para realmente conocer un lugar, tienes que entender cómo lo entienden quienes lo habitan.
Nada más increíble que salir de tu burbuja un rato, empaparte de otras realidades, experimentar otras costumbres, acercarte a otras culturas. Pero para eso, necesitas olvidar un poco tu comodidad, abrir bien los ojos y estar atento a los detalles, porque es ahí donde recae toda esa magia que nos hace únicos.
15/6/2017