Mi opinión
Bolivia es un país maravilloso, inacabable, lleno de bríos. Y la Amazonía que guarda entre sus pliegues es de una belleza inigualable. El hotel Oriental, en Rurrenabaque, en el oriental departamento del Beni, fue creado unos años después de la aventura de Yossi Ghinsberg, el aventurero israelita perdido en el Tiuchi, por cierto, vecino ilustre de estos pagos y asiduo visitante de la simpática y muy acogedora ciudad. Sus propietarios, Pastor y Carmen Loza lo han venido gestionando con mucho amor y sensatez. En el alojamiento de la plaza 2 de febrero no hay lugar para los excesos. La calma es su divisa.
El hotel es austero, práctico, cómodo, ideal para quedarse un tiempo a contemplar desde la avenida Costanera el discurrir del río Beni, el mítico cauce fluvial que pareciera organizar la vida del Parque Nacional Madidi, una de las áreas naturales protegidas más extraordinarias que existen en el planeta.
La ciudad a la que hay que llegar para conocer el parque se llama Rurrenabaque, tiene menos de veinte mil habitantes y hasta hace poco era la capital de uno los tres distritos top de Bolivia en materia de turismo.
Llegué un día cualquiera, lo he referido antes, justamente cuando los porteños, ese es el gentilicio, no se alarmen, que se utiliza para hablar de los rurrenabaqueños (o rurrenabaquenses), habían decidido dejar por un momento la comodidad de sus casas para salir a las calles a protestar en contra de las desacertadas decisiones de su alcalde.
Asuntos domésticos, que les dicen…
En el oriente boliviano
Más que una manifestación política la protesta era un grito de júbilo, una expresión de algarabía ciudadana. Las motos y mototaxis, que en la Amazonía boliviana se mueven con igual destreza que en la selva del Perú, llenaban las arterias principales del extremo sur de la ciudad, allí donde se acomodan la plaza 2 de febrero, la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, la alcaldía municipal, la base naval Ballivián y la avenida Comercio, el corazón comercial de Rurre.
Yo, pasajero en tránsito al Madidi y a la Reserva de Biosfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas, no tuve mejor idea que instalarme en el lobby del hotel Oriental para sentirme parte de la fiesta ciudadana, entender el estruendo cívico y conocer más del talante de los habitantes del oriente, mestizos en su mayoría de hablar grave y gran sentido de la hospitalidad.
Los porteños son gente amable por naturaleza y muy buenos anfitriones. En el año 1981 hicieron de la búsqueda de unos mochileros perdidos en la selva del río Tiuchi, uno de los tributarios del Beni, asunto de interés regional y no pararon hasta dar con el paradero de Yossi Ghinsberg, el joven israelita que estuvo 20 días desaparecido en la jungla y pudo sobrevivir, con las justas, para contarlo.
Un millón de copias vendió el relato que escribió sobre su odisea amazónica, gatillando una inusual promoción turística que posibilitó el arribo de miles de visitantes. Muchos de ellos jóvenes, la mayoría israelitas como el protagonista de The Lost in The Jungle.
Descanso y placer
El hotel Oriental fue creado unos años después de la aventura de Yossi, por cierto, vecino ilustre de estos pagos y asiduo visitante de Rurrenabaque. Sus propietarios, Pastor y Carmen Loza lo han venido gestionando con mucho amor y sensatez. Como les dije, en el alojamiento de la plaza 2 de febrero no hay lugar para los excesos. La calma es la divisa.
El recato y las buenas formas parecen dominar el ritmo de este hotel familiar sembrado de macetas y de hamacas para el descanso.
Me voy a limitar a indicar lo que dice del hotel de los Loza la guía Lonely: “Si conoces a personas que se quedan en el Oriental, justo en la plaza, invariablemente van a delirar sobre qué lugar tan excelente es, y realmente lo es. Las habitaciones cómodas, ducha, magníficas, hamacas de jardín para dormir y grandes desayunos están incluidos en el precio”.
No se diga más, el hotel Oriental cuenta con habitaciones simples que incluyen el desayuno continental y también con habitaciones dobles. El acceso a Internet es gratuito y gratuita también la simpatía de cada uno de los miembros de la familia que me atendió en Rurrenabaque, la perla turística de Bolivia, como si estuviera en casa.
Mis primeros días en Rurre fueron tan espléndidos como los habría de pasar en el Madidi, el Pilón Lajas y las extraordinarias Pampas de Yacuma.
Prometí volver y en eso ando, estoy preparando con sigilo mi pronto retorno.
Hotel Oriental
Plaza 2 de Febrero, centro de la ciudad
Telf.+591 3 8922401
hotelorientalrurre@hotmail.com
Si quieres que incluya los datos del servicio que prestas en este destino (o cerca de él) porque es de calidad y toda confianza o tienes interés en darnos algún dato que no hayamos considerado escríbeme a revista@soloparaviajeros.pe o conwilireano@gmail.com