Mi opinión
«Un pequeño paraíso se esconde detrás de los cerros de la capital peruana». Así empieza su texto Nicolás Derval, vecino de Cieneguilla y amante de su distrito, quien nos ha enviado, corriendo contra el tiempo, la nota que les dejo.Como él, miles de activistas del turismo apuran esfuerzos para dejar todo listo en sus localidades para que las celebraciones de Fiestas Patrias sean las mejores. Qué bueno, suerte para todos…
Un pequeño paraíso se esconde detrás de los cerros de la capital peruana. Muchos limeños saben de él, algunos lo pisaron, pero pocos realmente lo conocen de verdad. He aquí tres de los miles de buenos motivos que les permitirá remediar esta carencia y hacer de estas Fiestas Patrias un recuerdo inolvidable.
Bienvenidos a Cieneguilla…
Vuelta a la Naturaleza
Despertarse cada mañana al son de los turtupilines (o petirrojos, como los conocen la mayoría) no tiene precio. Dicen que el patrimonio ornitológico es un excelente bioindicador de la calidad ambiental de un territorio: resulta que en un paseo de 50 minutos a lo largo de la ribera del Lurín (último río no contaminado de Lima Metropolitana), se puede avistar un promedio de treinta especies de aves distintas. No por nada se habla de Cieneguilla como “Distrito Ecológico” (Acuerdo de Consejo n°323, Consejo Provincial de Lima), y por eso mismo los habitantes de la mitad sur de Lima suele elegir este lugar durante los fines de semana para huir de la bulla, el estrés y el dióxido de carbono.
Vuelta a las Raíces
Comer una buena pachamanca al pie de la chacra no tiene precio. Si hay una cosa que nos encanta a l@s peruan@s, indudablemente es nuestra riqueza gastronómica, mundialmente reconocida. ¿Por qué no hacerlo en Fiestas Patrias con un plato milenario, emblemático de nuestros orígenes culturales? La pachamanca, aparte de ser el plato rey de las cartas de menús de los restaurantes campestres del distrito, es una de las herencias culinarias más representativas de la cultura prehispánica. ¿Qué mejor lugar para saborearlo que un valle arqueológico, en el que luego podrán seguir las huellas de sus antepasados a lo largo del Gran Camino Inca, en la zona arqueológica monumental de Huaycán de Cieneguilla y luego en la sección de tramo de Santa Rosa de Chontay (declarados Patrimonio Mundial de la Unesco en 2014)?
Vuelta a los Valores
Conversar de la Cieneguilla de antaño con uno de los fundadores del distrito no tiene precio. Es una de las grandes peculiaridades de este distrito que sólo tiene 46 años de antigüedad y sigue siendo de talla humana (45 mil pobladores). Tan sólo basta con sentarse en un banco de la Plaza de Armas – por cierto una de las más hermosas de toda la provincia – para coincidir con una de las personas que crearon el centro poblado de Tambo Viejo que les contará que antes todo era un inmenso campo de algodón, que ella misma trabajaba para la Casa-Hacienda que lo producía, que vino desde Huarochirí, en la época en que no existía puente para pasar el río… verán el paso del tiempo en su rostro, y ahora pueden contemplar su obra con la garantía de que están dejando “el Mejor Lugar“ a sus hijos, sus nietos y bisnietos.
Luego de vivir este encuentro con la sabiduría popular no les quedará otra que mirar a su familia con amor y brindarle lo mejor que se pueda. A final de cuentas un viaje a Cieneguilla es mucho más que un viaje a la autenticidad: es un auténtico viaje interior, que les cambiará para siempre.