Día 30, Estación Biológica Villa Carmen Panchito Llacma recuerda muy bien el momento. Iba a cerrar la cocina de la Estación Biológica de Villa Carmen, su feudo desde hace mucho en estos bosques de Kosñipata tan llenos de vida, cuando una señorita, la más educada del grupo de estudiantes de los Estados Unidos que los visitaba desde hacía varios días, se acercó con el plato que había usado en la cena y le pidió, con una gentileza conmovedora, permiso para lavarlo.
Panchito, chumbivilcano de armas tomar, es un hombre duro y sabe muy bien su oficio. Desde hace más de quince años trabaja en las estaciones de Conservación Amazónica – Acca haciendo lo que más le gusta: cocinar para los investigadores que llegan de todas partes del mundo, pero esa muchachita, tan aplicada y solícita, tan educada, me lo comentó, lo conmovió.
Podría ser mi hija, llegó a pensar.
Al día siguiente el rumor había tomado por asalto las instalaciones de la ex hacienda Villa Carmen en las proximidades de la localidad de Pilcopata, en un fantástico borde le Parque Nacional Manu. En el grupo de gringos que estaban atendiendo se encontraba Malia Obama, 18 años, la hija del presidente de la nación más poderosa de la tierra.
“Era ella, la altota”, me termina de contar. “Fue ella la que entró a mi cocina a utilizar mi fregadero. Hasta ahora no lo puedo creer”.
Cosas que ocurren en el paraíso, le dije.