Mi opinión
Leí en el último número de la revista Ecuador Terra Incógnita (¿la conocen?, es estupenda, la sigo hace años) un interesante artículo del biólogo Daniel Orellano sobre el archipiélago sudamericano en el que afirmaba con contundencia que “el turismo es el motor de las islas y sin sus recursos sería incontrolable su conservación y el bienestar de sus ciudadanos. Sin embargo, su crecimiento descontrolado significa que, hoy día, los problemas que causa superan los beneficios que trae”. Debe ser cierto, el turismo, como cualquier otra actividad económica, puede generar más perjuicios de los que habitualmente se cree, no es una actividad inocua como se ha pretendido entender, la literatura especializada y la casuística sobre el particular son abundantes.
Se los cuento porque me topé con la noticia donde se da cuenta del hallazgo de una nueva especie de tortugas en Galápagos, precisamente en la isla de Santa Cruz y no he dejado de hacerme preguntas. Curioso, el descubrimiento científico de Chelonoidis donfaustoi va a estimular el arribo de nuevas mesnadas de turistas sobre las islas. Es así, en el planeta turismo noticias como estas aceleran el crecimiento de la actividad, incrementan el negocio y también los impactos. ¿Paragógico, no? En fin, temas de nuestro tiempo para darle un poquito de emoción a su mañana. Que siga el viaje…
Un grupo de investigadores nacionales e internacionales descubrieron la existencia de una nueva especie de tortugas gigantes que habita en el lado oriental de la isla Santa Cruz, en el área conocida como «Cerro Fatal».
Los estudios genéticos liderados por la doctora Gisella Caccone, de la universidad de Yale (Estados Unidos), permitieron determinar que esta especie era distinta de las tortugas que viven en la parte occidental, zona llamada «La Reserva», ya que históricamente se había considerado que las dos poblaciones de tortugas gigantes que habitan en la isla Santa Cruz pertenecían a la misma especie.
Los científicos bautizaron a esta especie como Chelonoidis donfaustoi, en honor al custodio del solitario George, Fausto Llerena, quien por 40 años se dedicó a la labor de la conservación y restauración de esta población de tortugas gigantes.
Gisella Caccone indicó que la identificación de esta nueva especie aumentará los esfuerzos para proteger y restaurar la población de tortugas de esta zona.
El científico ecuatoriano Washington Tapia, explicó que el tamaño de la población tradicional de tortugas que habitan el lado occidental de la isla se estima en varios miles de individuos, mientras que la nueva especie solo cuenta con unos pocos cientos de ejemplares.
Las investigaciones en torno a esta nueva especie continúan, para determinar datos exactos de su distribución, zonas de anidación y amenazas potenciales.
Además se ampliarán los estudios para establecer cuál es su real estado poblacional y conocer las requeridas medidas de manejo para garantizar su conservación.
La ministra de Ambiente del Ecuador, Lorena Tapia, celebró el descubrimiento. “Con esta buena noticia, reafirmamos el compromiso que tiene el Estado ecuatoriano con el cuidado de las especies y nos motiva a redoblar esfuerzos por conseguir que Galápagos se mantenga como el archipiélago volcánico mejor conservado del planeta”.
Este descubrimiento implica la existencia de 15 especies de tortugas gigantes en el archipiélago, cada una con características genotípicas y fenotípicas diferentes, de las cuales cuatro están extintas.
Las especies sobrevivientes están sometidas a intensos esfuerzos ejecutados por la Dirección del Parque Nacional Galápagos, con el apoyo de científicos colaboradores, para garantizar su conservación, entre ellos el exitoso programa de reproducción y crianza en cautiverio de las tortugas gigantes, que tiene ya más de cuatro décadas.
27/10/2015