Mi opinión
Víctor Zambrano, amigo y compañero de lucha de Alfredo Vracko, el ecologista muerto en La Pampa en noviembre del 2015, ganó hace unas semanas el Premio National Geographic de Liderazgo en Conservación 2016 por su tesonero trabajo en la reserva K’erenda Homet, el Área de Conservación Privada de 34 hectáreas que logró establecer en la conflictiva Zona de Amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata.
Su historia personal la conocíamos por los relatos de nuestros amigos de Conservamos por Naturaleza, quienes en todo momento han tratado de visibilizar la gesta y el compromiso suyo y el de su familia por conservar en pie el bosque que la minería ilegal pretende convertir en erial. Ojalá que el premio y el prestigio conseguido lo protejan de la violencia que acabó con la vida de Alfredo Vracko.
Les dejo la crónica de Martín Riepl, alguna vez colaborador de la revista Viajeros.
Víctor Zambrano nació en la selva de Perú y en el recuerdo de sus primeros años aquel lugar era el paraíso.
Caminar desde el pueblo hacia la casa que su familia tenía en medio de un espeso bosque en la región Madre de Dios era maravillarse con un espectáculo de colores y sonidos, donde la naturaleza lucía lo mejor de su repertorio sin que el hombre la perturbara.
Durante las décadas en las que sirvió como comando de la marina en la desértica costa del país, él asegura que no hubo día en que no extrañara vivir a la sombra de esos grandes árboles. Pero cuando regresó, ya nada era como recordaba.
El paraíso perdido
“Te buscan para matarte”, le advirtió su amigo y vecino Alfredo Vracko, en noviembre de 2015. No era la primera vez que Víctor Zambrano escuchaba una amenaza de muerte por las campañas contra la minería ilegal que ambos lideraban en la selva de Perú.
Aquella vez, sin embargo, sería la última que los dos amigos se verían.
Menos de una semana después de ese encuentro a quien mataron fue a Alfredo. Un encapuchado entró a su casa en aquella región peruana fronteriza con Brasil y Bolivia, y le disparó tres veces.
Nunca en la historia ha sido tan urgente proteger el ecosistema de América Latina, y nunca han asesinado a tantos por hacerlo.
El más reciente estudio de Global Witness, una organización internacional que se dedica a exponer los vínculos entre la extracción de recursos naturales y diversos conflictos armados, advirtió que en 2015, 185 defensores del medio ambiente fueron asesinados a nivel mundial.
La cifra no es sólo la más alta jamás registrada sino que la gran mayoría de estos crímenes se produjeron en Latinoamérica.
Con 50 muertos durante el último año, Brasil es el país más peligroso del mundo para estos activistas. En ese mismo periodo, en Colombia fueron asesinados 26 y en Nicaragua 12 al igual que en Perú. La lista incluye también a Guatemala, Honduras y México.
Soldado del medio ambiente
Cuando en la década de los 80 Víctor Zambrano decidió dejar de ser un comando de la marina peruana para regresar a su antiguo terreno familiar en la región de Madre de Dios, aún quedaba algo de aquel paraíso de su infancia. Sin embargo, todo estaría a punto de cambiar.
Según el Ministerio del Ambiente de Perú, esa región y especialmente la Reserva Natural Tambopata que se encuentra en ella, es hogar de 632 especies de aves, 169 variedades de mamíferos y hasta 1200 tipos de mariposas. Esto convierte a la zona en una de las más biodiversas del mundo.
Un día alguien descubrió que sus ríos no sólo albergaban 180 variedades de peces sino también diminutas partículas de oro. Llegaron entonces miles de mineros ilegales con toneladas de mercurio altamente contaminante para capturar el polvo dorado que arrastraba la corriente
“Es un cáncer que lo destruye todo”, le dice Zambrano a BBC Mundo. Las fotos satelitales confirman el desastre ecológico.
En los últimos 15 años, casi 60 mil hectáreas de bosque sólo en esa región se convirtieron en arenales tóxicos llenos de animales muertos. Es la misma extensión que tendrían 68 mil campos de fútbol puestos uno al lado de otro.
Zambrano, que había sido nombrado presidente del comité de gestión de la Reserva Natural, encabezó junto a su amigo Alfredo Vracko una cruzada para expulsar a los mineros que invadían la zona protegida y los terrenos cercanos
Ambos presentaron denuncias, convocaron a las autoridades y trataron de organizar a los campesinos y a los indígenas contra los millonarios y destructivos negocios del oro y la tala ilegal.
Entonces comenzaron las amenazas de muerte.
“Primero me ofrecieron cuatro kilos de oro para que me detuviera, pero yo me negué”, recuerda Zambrano. “Entonces, una mañana aparecieron en los pueblos de la zona papeles en los que advertían que me iban a matar”.
Aún hoy, pese al premio internacional que acaban de darle en Washington (EE.UU.), Víctor Zambrano se siente más inseguro que cuando pertenecía a un cuerpo de élite de las fuerzas armadas.
Oro en el río, plata en los árboles
Cada año la National Geographic Society reconoce a dos personas en el mundo por su liderazgo en la conservación del medio ambiente, muchas veces incluso jugándose la vida. En su página web oficial los califica como “héroes”.
En 2016 los premiados fueron el africano, originario de Tanzania Makala Jasper y el peruano Víctor Zambrano.
Pero el mérito que le reconocen al ex marino no es sólo el de estar en la primera línea de batalla contra la tala y la minería ilegal en la Amazonía, sino el de haber recuperado miles de hectáreas de selva, y lo que es mejor, haberlas hecho rentable.
“Si la gente no gana plata con esto, entonces no van a conservar nada pues”, dice Zambrano. Para él es falsa la idea de que hay que escoger entre el bosque o el desarrollo.
“Se pueden tener las dos cosas”, asegura.
Cuando regresó a la finca en donde había pasado su infancia, encontró que habían deforestado sus 40 hectáreas para criar vacas.
La ganadería es otra de las principales causas de la desaparición de las selvas del continente.
Utilizando una técnica conocida como “agroforestería”, consiguió recuperar la vegetación. Esto consiste en la combinación periódica de ciertos cultivos, entre ellos el de plantas leguminosas, que tienen la propiedad de mejorar la calidad de la tierra.
Como si fueran semillas, su ejemplo se esparció en toda la zona y pronto otros campesinos con terrenos depredados le pidieron consejo para hacer lo mismo.
Zambrano calcula que con los años ayudó a que unas 150 mil hectáreas de selva deforestada se llenaran de árboles de fruta, cacao, madera de uso comercial y también especies nativas destinadas a la venta de bonos de carbono.
Hablamos de un área tan grande que una treintena de países en el mundo ni siquiera alcanzan ese tamaño.
Una tarde Víctor Zambrano encontró unas huellas de puma en su terreno y entonces supo que el pedazo de selva dentro de su propiedad, finalmente, se había terminado de recuperar.
El árbol de la vida
Si algo no pueden captar los satélites que monitorean la desaparición de las selvas latinoamericanas, son los asesinatos, la corrupción, el trabajo infantil y la prostitución que traen las actividades de extracción ilegales.
Un estudio de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SDPA) concluye que estos problemas afectan tanto a Perú como a Bolivia, Brasil, Colombia, Venezuela y Ecuador.
“Y el gobierno (peruano) no sabe cómo manejarlo. Hay amenazas a los jueces, corrupción en la policía y los guardaparques no alcanzan”, asegura Zambrano a BBC Mundo.
En enero de 2016 el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), anunció la incorporación de 23 nuevos guardaparques para cuidar las 3 áreas protegidas de Madre de Dios. Ahora son 73 agentes
Si sumamos la extensión de éstas áreas y la dividimos entre todos ellos, cada uno de los guardaparques sería responsable de vigilar una extensión de 240 kilómetros cuadrados, o lo que es equivalente, 3 veces la ciudad centroamericana de San Salvador.
Por eso, Víctor Zambrano ha diseñado otra estrategia. Ahora se dedica a invitar a los colegios de toda la región a su fundo para darles a los alumnos la posibilidad de conocer la selva y todas sus posibilidades.
“Uno no puede querer y valorar lo que no conoce, y ¿sabes qué es lo mejor? Muchos de esos muchachos son los hijos de los mineros “, dice el exmarino.
Víctor Zambrano sabe que no hay terreno más fértil que la mente de un niño, quizá el único lugar de la Amazonía en donde puede crecer y dar frutos el árbol de la vida.
http://www.conservamospornaturaleza.org/area/kerenda-zambrano-herrera/
21/7/2016