Mario Ramos / SPDA para Actualidad Ambiental
Iquitos, la ciudad más grande la Amazonía peruana, rodeada de bosques amazónicos y con una increíble biodiversidad, viene afrontando, durante los últimos meses, una de las sequías más fuertes. Hace pocas semanas, las temperaturas superaron los 37 °C, con sensaciones térmicas que, según el Senamhi, bordeaban los 45 °C. Estas altas temperaturas sacaron a relucir varios de los problemas de la ciudad, entre ellos la escasez de áreas verdes y la necesidad de contar con una ciudad más sostenible para afrontar la crisis climática.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), todas las ciudades y pueblos deben tener un área mínima de 9 m2 de áreas verdes por habitante. Sin embargo, Iquitos cuenta con tan solo 1.48 m2 de áreas verdes por habitante (WWF, Periferia, 2019). A esto se suma el crecimiento desordenado de la ciudad, la poca cultura ambiental y la indiferencia de su población en estos temas.
Para analizar la situación de la ciudad, Actualidad Ambiental conversó Freddy Ramírez, docente de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP); Emilio Santillan, arquitecto y activista social; y Pedro Paucarcaja, del colectivo ciudadano Guardianes de los Árboles Urbanos (GARU), quienes profundizaron sobre los desafíos que enfrenta las áreas verdes en Iquitos y las oportunidades que las mismas representan.
¿Qué es lo que se requiere para que Iquitos sea una ciudad más sostenible?
Emilio Santillán, del Colegio de Arquitectos de Loreto, nos explica que para que Iquitos se convierta en una ciudad sostenible, se debe empezar por la sensibilización a la población para esté consciente sobre la importancia y conservación de estos espacios. Esto se puede lograr partiendo desde la escuelas. “Aunque las generaciones actuales son educados bajo los conceptos de sostenibilidad, las personas mayores tienen otro tipo de educación, entonces debemos trabajar con ellos para que entiendan el valor de la áreas verdes”, menciona.
El arquitecto considera que en la ciudad existe un divorcio entre el peatón y la urbe. Es decir, la ciudad ha sido diseñada con una visión antigua de desarrollo urbano, en donde la prioridad son los vehículos y no el peatón. Para dirigirnos hacia una ciudad sostenible, indica que es importante tomar como ejemplo el modelo de urbanismo actual de Europa, donde “ya se habla de la búsqueda de la renaturalización de los espacios”. “[En Europa] se están desapareciendo autopistas y las están convirtiendo en áreas verdes. Ellos aprendieron de los errores del pasado. Actualmente ya no hay esa prioridad hacia el automóvil que exigían las antiguas reglas del urbanismo. Ahora, las normas y criterios actuales de la arquitectura buscan recuperar los espacios para las personas”, explica.
Además, el especialista señala que esto debería ser política de gestión de las autoridades locales, el de crear espacios verdes de calidad, los cuales presten las garantías necesarias para que la población pueda trasladarse por distintos puntos de la ciudad, disfrutando de los pasajes urbanísticos y espacios de sombra que mitiguen las altas temperaturas, y que, a su vez, contribuyan a la salud física y mental de los iquiteños.
¿Con qué tipo de plantas se debería arborizar Iquitos?
Para Freddy Ramírez Arévalo, docente e investigador de la facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP), la población amazónica tiene una conexión especial con la naturaleza desde la niñez; la mayoría guarda un grato recuerdo de infancia con los árboles, como por ejemplo desde el juego de las escondidas en un árbol o porque nos sentimos atraídos por sus flores, frutos o las aves.
Desde su perspectiva, Freddy recomienda ornamentar la ciudad con plantas nativas amazónicas a fin de no perder la identidad cultural de Iquitos, ya que existen varias especies introducidas, y sembrarlas de acuerdo con la necesidad del espacio, ya sea por la belleza de las flores o para proporcionar sombra.
“Hay dos tipos de especies de árboles, las que crecen rápido y las crecen lento. Para la ornamentación urbana considero que nos interesan las especies de rápido crecimiento, ya que absorben rápidamente el CO2. Las especies de lento crecimiento absorben carbono más lento, sin embargo la concentración de carbono a través de los años demora más. Si queremos sombra, recomiendo el árbol de yacushapana, y si queremos embellecer el espacio recomiendo la huamanzamana. Ambos son árboles netamente amazónicos”, manifiesta.
Desde la UNAP, el especialista menciona que viene trabajando con su colega Rafel Vilca y estudiantes, en el inventario de árboles urbanos de la ciudad, con la finalidad de conocer el tipo de especies que existen en Iquitos, y se proyectan a desarrollar un aplicativo que permita escanear un árbol con nuestros teléfonos móviles y conocer toda la información científica y cultural del mismo.
Además, el profesor nos comenta que viene escribiendo una publicación, que espera concluir con otros botánicos de regiones amazónicas, sobre 200 plantas nativas para la ornamentación de ciudades amazónicas, entre árboles, plantas y arbustos.
Activismo cívico por parte de la población
Ante esta situación y el poco interés por gran parte de la población iquiteña frente a este tema, un grupo de ciudadanos responsables se encuentran trabajando activamente en el cuidado y protección de los árboles urbanos, a través del colectivo Guardianes de los Árboles Urbanos (GARU). Hablamos con el coordinador, Pedro Paucarcaja, quien comenta que desde marzo de este año trabajan en la recuperación de árboles en Iquitos.
“GARU nace a mediados de marzo, cuando nos llegó una alerta de un vecino que quería cortar un árbol de mango de más de 25 años a la altura de Morona, cuadra 7. Cuando llegamos ya se había cortado gran parte de la corteza, era una situación grave para el árbol, hicimos una revisión, y con los conocimientos ancestrales que tengo por parte de mis abuelos, trabajamos en su recuperación. Usamos ceniza, arcilla y hoja de bijao inicialmente, la curación duró 4 meses. En el proceso, a medida que publicábamos en redes, se fueron sumando más ciudadanos preocupados por los árboles y fue allí donde creamos GARU”, manifiesta.
Según el reporte de GARU, se estima que en la metrópoli de Iquitos se talan alrededor de 15 árboles mensualmente. Los motivos de los taladores son múltiples: porque las hojas del árbol hacen basura en los patios, porque que tapa locales de negocio, o porque genera demasiada oscuridad durante la noche, lo cual suele atraer a personas de mal vivir. Si bien existen casos que ameritan cierta consideración, como cuando las raíces de un árbol rompen las veredas o pistas, hay casos en que la tala suele ser injustificada.
Pedro Paucarcaja también resalta la falta de conciencia ambiental del ciudadano y el poco trabajo que realizan las autoridades ante el problema, ya que muchas veces los ciudadanos suelen apropiarse de las áreas verdes frente a sus casas y terminan convirtiéndolas en grandes veredas encementadas, ante la inacción de los municipios.
“Lo más irónico de la situación es que los mismos vecinos que cortan los árboles luego se quejan del intenso calor que hace en la ciudad”, puntualiza.