Mi opinión
El viernes se celebra el Día Internacional de la Papa y aunque en esta publicación no somos muy afectos a las conmemoraciones y a las fanfarrias de este tipo, vamos a dedicarnos un momento a comentar esta nota que hemos recogido de la agencia de noticias estatal. En el 2050, aquicito nomás, la demanda de alimentos se incrementará en un 70 % debido al crecimiento de la población que al inicio de esa década habrá alcanzado los casi diez mil millones de habitantes: la población de China multiplicada por diez. Si la presión actual sobre los recursos naturales para satisfacer la insatisfecha demanda alimenticia nos tiene como estamos, no queremos imaginarnos cómo será ésta dentro de 25 años. Apocalíptico verdaderamente. De allí que hablar de seguridad alimentaria e impulso a la agricultura sea tan necesario. Y crucial para la supervivencia de nuestra especie. No exageramos, es la realidad.
En nuestros continuos viajes por el Perú podemos constatar que, a pesar del explosivo crecimiento de las ciudades, seguimos siendo un país de agricultores, una actividad que se practica en la costa, sierra y selva sin distinciones. Impulsar el desarrollo del agro, por lo tanto, resulta imprescindible, de urgente necesidad nacional; sin embargo, no se está yendo a buen ritmo en esa dirección, la agricultura nuestra, salvo la moderna, la que exporta al mundo sus cotizados bienes, está en crisis. Aplaudimos por eso el relativo impulso que se le ha dado a la producción papera este último año, que, según los datos que les alcanzo, mejoró con respecto a la campaña anterior.
El consumo per cápita anual de papa frisa en la actualidad los 92 kilogramos, en un comentario sobre este tema en SPV del 2020 llegaba a los 90 kilos. Hemos superado la valla, pero el esfuerzo debe ser mayor, elevar la producción del tubérculo que ha impuesto condiciones en todo el mundo debe ser una exigencia común, consumirlo también. Debemos volver a mirar hacia el campo y fomentar una agricultura que se adecúe a nuestra realidad, a nuestro clima y también a nuestras dificultades geográficas, que son innúmeras. Lindo, emocionante resulta ver los campos de Yungay sembrados de fresas y aguaymantos que se van a vender como pan caliente, y esperamos que, a buen precio, en los mercados que los demandan… sería más lindo aún saber que los cultivos que alientan el crecimiento familiar de los millones de peruanos que se dedican al agro encuentran mercados que los consumen y que pagan el precio justo. En fin, sigamos tratando de ser mejores.
Tomado de Agencia Andina de Noticias
El Perú se enorgullece de ser el centro de origen y la cuna de miles de variedades de papa, un tubérculo milenario que ha alimentado a la humanidad durante siglos.
Desde los nevados Andes hasta las exuberantes costas, la papa se cultiva indistintamente en los pueblos de la sierra, que concentra el 95% de la producción nacional, señala informe publicado en el Suplemento Económika del Diario El Peruano.
Entre estas variedades destacan las “papas nativas o de colores”, un tesoro invaluable que el Perú aporta al mundo en materia de seguridad alimentaria.
De acuerdo con el especialista de la cadena de papa de la Dirección General de Desarrollo Agrícola y Agroecología del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), Miguel Quevedo, resalta la importancia económica de este tubérculo para el país, porque el valor bruto de la producción (VBP) alcanzó los 8,314 millones de soles, lo que representa el 10.5% del total de la producción agrícola.
En cuanto a la productividad, Arequipa y Ica destacan con rendimientos promedio de 33.5 y 32.2 toneladas/hectárea, respectivamente.
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Producción sostenible
La producción sostenible de alimentos es parte del triple desafío que enfrenta el mundo para alimentar a una población creciente en un contexto de cambio climático y recursos escasos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Hacia el 2050, la demanda de alimentos se incrementará 70% debido al crecimiento poblacional, que alcanzaría los 9.7 billones de personas, precisa la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); lo cual implica una alta presión sobre la agricultura y los recursos naturales.
El crecimiento de la productividad agrícola es una pieza clave para cumplir con el objetivo de desarrollo sostenible, según el segundo punto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Hambre Cero. Sin embargo, gran parte de los países en desarrollo enfrentan una creciente variabilidad en la productividad de sus cultivos.
Cultivo
El el Perú, más de 711,000 familias de pequeños productores, distribuidas en 19 regiones del país, cultivan la papa, detalla.
Las zonas de mayor producción se encuentran en Puno, Huánuco, Cusco, Cajamarca, Huancavelica y Junín. Este cultivo no solo nutre a la población, sino que también dinamiza la economía regional, generando más de 25 millones de jornales de trabajo al año.
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“Hay una campaña grande, que empieza con la siembra en agosto y culmina en junio con la cosecha. La campaña chica (con riesgo), que se inicia entre julio y agosto en los valles andinos. Eso termina mayormente en diciembre y enero. Lo destacable es que en los 365 días del año se siembra y cosecha papa”, comenta.
Con aproximadamente 3,000 variedades únicas en forma, sabor, color y textura, la papa peruana posee una gran capacidad de adaptación a condiciones climáticas adversas.
“Tienen diferentes ciclos vegetativos, color de piel, textura, sabor e incluso características culinarias”, agrega el especialista.
Biodiversidad
Este tesoro biodiverso no solo alimenta al Perú, sino que también contribuye a la seguridad alimentaria mundial y ofrece un sinfín de posibilidades culinarias para deleitar paladares alrededor del globo.
En la actualidad, el Perú exporta alrededor de diez variedades de papa, principalmente la amarilla (precocida y congelada) y ahora la nativa. “Se envían al exterior variedades con valor agregado en la modalidad de chips de colores a Europa, y también vodka elaborado a base de dos variedades nativas”.
Economía regional
Se trata de un cultivo no solo potencialmente nutritivo, sino también generador y dinamizador de la economía regional en las zonas productoras. Por ejemplo, solo el año pasado se generaron más de 25 millones de jornales de trabajo. La papa se siembra desde los 200 metros sobre el nivel del mar, pero las papas nativas se cultivan por encima de los 3,000 metros del nivel del mar.
El Perú lidera la producción del tubérculo andino en América Latina con una producción obtenida el año pasado equivalente a 5.4 millones de toneladas, según el Midagri.
Al respecto, Quevedo proyecta que en esta campaña posiblemente el volumen sea superior, porque en el 2023 se registraron problemas de sequía y altas temperaturas entre octubre y noviembre.
“En el 2022 se produjeron cerca de 6 millones de toneladas de papa. Entonces, en la presente campaña, por el abastecimiento que ingresa se estima que posiblemente se recupere la producción de ese año”, calcula.
Otro aspecto por destacar es que los precios de este tubérculo, a escala nacional, mejoraron en un 18% respecto a los registrados el año pasado, mientras que en el caso del abastecimiento a los mercado de Lima Metropolitana, en promedio, mejoraron en 2% más.
Celebración
En ese contexto, el reconocimiento internacional a este legado no pasó desapercibido. Por primera vez, el 30 de mayo se celebrará el Día Internacional de la Papa, una declaratoria aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).
Quevedo explicó que el Perú, mediante resolución suprema en el 2005, estableció el Día Nacional de la Papa. Sin embargo, en el 2022 se propuso a la FAO crear el Día Internacional de la Papa, debido a la importancia social, alimentaria y económica de este tubérculo en el mundo.
Este hito representa un homenaje al Perú y a sus pequeños productores, quienes han preservado y compartido este alimento esencial con el mundo.
El reconocimiento no solo enaltece al Perú, sino que también rinde homenaje a los pequeños productores que legaron a la humanidad, generación tras generación, uno de los alimentos más importantes para el consumo de la población, junto con el arroz, el maíz y el trigo.
Mayores exportaciones
De acuerdo con el Midagri, solo el año pasado se registraron 324,369 hectáreas dedicadas al cultivo de papa, y las variedades de mayor demanda comercial fueron canchán, yungay, andina y única, así como las variedades nativas (Ccecorani, sangre de toro, huayro rojo, huayro macho, putis, leona, entre otras), que conquistaron los mejores paladares de nuestra rica gastronomía.
Sobre los nutrientes que aporta la papa se deben resaltar las vitaminas A y C, minerales como el hierro y el zinc. Además, posee 189% más de antioxidantes, sobre todo en su cáscara, y su ingesta en los diversos platillos genera solo el 89% kilocalorías, dado que tiene 35% de materia seca.
Desde el 2020, el Perú se convirtió en un país exportador de papa fresca y procesada; el año pasado alcanzó ventas de 10,590 toneladas.
Las campañas de promoción impulsadas por el sector Agricultura permitieron que el consumo per cápita anual de papa aumente hasta los 92 kilogramos, y se proyecta elevarlo en los años venideros.
Datos
– En marzo del presente año, la producción de papa se incrementó en los departamentos de Huancavelica (69%), Puno (64.9%), Ayacucho (61.2%), La Libertad (14.7%) y Junín (13.1%), que en conjunto participaron con el 60.9% del total producido, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
– En su informe técnico ‘Perú: Panorama económico departamental’ precisa que a escala nacional la producción de este tubérculo alcanzó 607,901 toneladas y superó en 16.7% al volumen reportado en igual mes del 2023.
– Este resultado estuvo influenciado por las temperaturas superiores a lo normal que favorecieron con las mayores cosechas y mejores rendimientos obtenidos del cultivo orientado al mercado interno.