Mi opinión
Leo Gonzáles. Su pasión por el agua hacen de ésta su medio de transporte, ya sea nadando o kayakeando, hasta llegar a lugares alejados y nuevos. A pesar de ser introvertido y un poco antisocial, logró asumir un gran reto cuando le propusieron compartir sus aventuras con las cámaras de CMD como conductor del programa Perú Aventura que muestra los lugares ideales para practicar deportes de aventura en un país tan rico y diverso como el nuestro.
Cuando me preguntan ¿por qué viajo? Yo respondo fácil y sencillamente que viajo por que me gusta.
Cuando me pidieron que explique ¿por qué viajo? Me quedé pensando un buen rato en muchas cosas. Me di cuenta que es una pregunta profunda que nunca antes me había hecho.
Trato de pensar el por qué de mis viajes. Por qué escojo dormir bajo las estrellas en mi bolsa de dormir en vez de dormir en una cama viendo televisión. Por qué busco situaciones de riesgo y vivo con la adrenalina al tope en vez de la seguridad de la vida confortable del día a día. Por qué no puedo estar mucho tiempo en el mismo lugar como lo hacen mis amigos.
Algunas de las respuestas fueron que viajo porque desde niño he viajado y estoy acostumbrado. Viajo porque quiero conocer más, para enriquecer mi alma con diferentes costumbres, idiomas y paisajes. Porque me da libertad. Porque me gusta saber que cargo conmigo lo necesario para divertirme y pasarla bien. Tal vez lo hago por que es la única forma de sentirme parte de la naturaleza.
La verdad es que todas esas respuestas fueron solo una parte de mi explicación de la verdadera razón de mis viajes. Así que me puse a pensar en mis últimos viajes.
Una caminata de tres días en la Cordillera Blanca, en el nevado de Hualcan. Un paseo en moto de tres días por el Callejón de Conchucos. Una expedición al río Tambopata de diez días, por la selva más virgen del planeta entre Puno y Madre de Dios. Una kayakeada de seis días en el Cañón de Cotahuasi en Arequipa. Llego a Lima y después de un par de días surfeando en mi casa de Punta Hermosa ya quiero salir de nuevo.
Entonces me pregunto ¿Lo hice por placer? ¿por costumbre? Creo que mientras más me pregunto más difícil se me hace explicarlo. Es como tratar de explicar un enorme y grato sentimiento. Como intentar explicar el amor a la vida. Viajo para sentirme siempre feliz, libre y, sobre todo, viajo para sentirme VIVO.