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Raimon Plá. Tras los pasos de un catalán enamorado del Perú

Mi opinión

Raimon Pla, es periodista y fotógrafo profesional. Una de sus tantas labores-pasiones- es preparar exposiciones fotográficas para una fundación cultural en España, con la que viene desarrollando -en estos días, meses, años-, investigaciones sobre la etnomedicina y el chamanismo en el mundo, tarea que lo ha llevado a recorrer Turquía, Irán, Mongolia, Siria, Omán, Yemen, Etiopía, India, Kenia, Tanzania y Marruecos.


Ahora, se encuentra en nuestro país para ampliar su información sobre los  conocimientos ancestrales de la medicina tradicional que posee el Perú. En la zona norte-oeste, en tierras Lambayecanas, encontró con los chamanes curanderos, que realizan el ritual con el cactus llamado San Pedro, una terapia muy efectiva para sanar todo tipo de dolencias relacionadas con el alma.

También estuvo en San Martín, donde se encontró con el conocimiento más profundo de la diversidad de plantas curativas que hay en nuestra selva. Un curandero necesita años de preparación para aprender todo ese mundo y una de las plantas que utilizan para curar a sus pacientes es la Ayahuasca, la reina de las plantas psicotrópicas. Allí aprendió otra manera de entender la medicina. Los grandes secretos que esconde nuestra Amazonía lo dejaron sorprendido y muy conectado con la realidad que vio y las personas que conoció.

“Es increíble”, nos dice Raimon, “yo pensaba encontrar un país más en conflicto, más agresivo. Pero no es así. He encontrado gente buena, con muchas ganas de hacer cosas. Lamentablemente, los políticos son una especie que no se extingue y están matando poco a poco los recursos de este país maravilloso. Creo que todos debemos hacer algo”.

Puno y Cusco fueron sus destinos finales. En Puno disfrutó como nadie de las propuestas de turismo comunitario de las islas del lago Titicaca donde compartió con los Uros y los pobladores de Taquile. Toda una experiencia enriquecedora y vital.

El Cusco, una parada obligatoria en su itinerario, lo dejó abrumado por la cantidad de extranjeros que vio y rápidamente se movió a la comunidad de los Q’eros, en la provincia de Paucartambo, con quienes tuvo la oportunidad de realizar una ceremonia de Pago a la Tierra y compartir el día a día de los campesinos.

Luego de estas experiencias, a Raimon le queda el sabor dulce de todo lo vivido, la experiencia ganada, los proyectos que nacieron en el camino, pero, lamentablemente, es tiempo de partir. En casa lo espera la familia, una esposa y un hijo de cinco años, con el que suele viajar por todo el mundo. Esta vez lo espera en casa. Pero los proyectos en nuestro país recién se inician.

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