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Luis Repetto: “Tenemos que festejar el Día Internacional de los Museos”

Mi opinión

Luis Repetto, Director del Museo de Artes y Tradiciones Populares del
Instituto Riva-Agüero de la PUCP


El 18 de mayo se celebró en todo el mundo el Día Internacional del Museo, fecha instituida por el ICOM-Consejo Internacional de Museos desde 1976 a fin de sensibilizarnos respecto a la importancia y trascendencia de estos espacios culturales que se han convertido cada vez más en lugares para la memoria, el conocimiento, el esparcimiento y la interacción. Cada año el ICOM propone un tema para propiciar la reflexión. Este año, el tema fue: Los Museos para la armonía social, destinada a promover la interculturalidad, la tolerancia y el mutuo respeto. Un tema ideal para nuestro país.

El Perú con una larga tradición histórica, con asentamientos poblados de alrededor de 5000 años de antigüedad, con un mestizaje evidente que intenta autoafirmarse, con una extraordinaria diversidad natural y cultural, no posee físicamente los espacios adecuados y el uso de estas instituciones culturales sigue siendo mal interpretado, mal utilizado y mal asimilado. No solo es responsabilidad del gobierno central, a través de sus gobiernos regionales y municipales, sino también de la sociedad civil, de las empresas privadas así como de las universidades y la iglesia, de promover la conservación de nuestro patrimonio cultural.

Patrimonio material e inmaterial
La ley faculta a las instituciones del Estado a promover el respeto y la conservación de los bienes culturales entendiéndolos en su más amplia acepción, abarcando no solo el paisaje y la naturaleza sino también los bienes producidos por el hombre que son testimonios de su evolución. En estos últimos tiempos, se considera la preservación de las identidades locales a través de la promoción y conservación así como del registro del patrimonio inmaterial. El pensamiento, la literatura oral, la música, la danza, la gastronomía, la artesanía, la medicina tradicional y el uso de las tecnologías tradicionales debe ser respetado y preservado para las generaciones futuras.

Los museos no son más los edificios con colecciones encerrados en vitrinas o reservas técnicas, los museos son espacios culturales para la transmisión del conocimiento y la memoria colectiva de los que nos precedieron, para ver el futuro con optimismo, para reconocernos, para autoafirmarnos, para celebrar ser una civilización capaz de seguir aceptando y venciendo retos. Los museos son espacios abiertos, son territorios con sus habitantes y los objetos que éstos elaboraron como respuesta a la adversidad, son lugares donde se exponen las manifestaciones artísticas, no solo de las bellas artes sino de todo aquello que es capaz de reconocernos en la diversidad y de identificarnos en el panorama del contexto internacional de naciones.

Museo de la Memoria
Existen grandes esfuerzos en los últimos tiempos por clarificar el uso de la memoria, se comenta mucho su importancia y de su transmisión como testimonio de nuestra evolución histórica. Sin embargo el ejemplo más evidente en el Perú lo constituye el debate generado a partir del Museo de la Memoria que finalmente intenta transformarse en el Lugar de la Memoria. Me parece que el debate que se llevó a cabo en nuestro país el año 2009 en relación a este tema sirvió para madurar el concepto y asumir que es indispensable contar también con estos espacios físicos para recordar, para valorar el precio de la democracia y de vivir en orden y paz. Es una historia negra que no debemos ocultar, que debemos conocer, que debemos valorar, que debemos colocar en su verdadera dimensión.

Tal vez, la definición de museos más lúcida de los últimos tiempos la haya brindado Mario Vargas Llosa cuando nos devela que: “los museos son tan necesarios para los países como las escuelas y los hospitales. Ellos educan tanto y a veces más que las aulas y sobre todo de una manera más sutil, privada y permanente que como lo hacen los maestros. Ellos también curan, no los cuerpos, pero sí las mentes, de la tiniebla que es la ignorancia, el prejuicio, la superstición y todas las taras que incomunican a los seres humanos entre sí y los enconan y empujan a matarse. Los museos reemplazan la visión pequeñita, provinciana, mezquina, unilateral, de campanario, de la vida y las cosas por una visión ancha, generosa, plural. Afinan la sensibilidad, estimulan la imaginación, refinan los sentimientos y despiertan en las personas un espíritu crítico y autocrítico. El progreso no significa sólo muchos colegios, hospitales y carreteras. También, y acaso, sobre todo, esa sabiduría que nos hace capaces de diferenciar lo feo de lo bello, lo inteligente de lo estúpido, lo bueno de lo malo y lo tolerable de lo intolerable, que llamamos la cultura».

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